Nueva ley de antenas ¿Para las empresas o para Chile?

Foto tomada del sitio de http://www.intomobile.com/author/stefan/

Enviado por: Patricio Hales es arquitecto de profesión y actualmente se desempeña como Diputado del PPD por el distrito de Independencia y Recoleta

Reaparecieron las presiones de años atrás .Es el momento final para definir la nueva ley de antenas.

Nuevas amenazas: Nos acusan que queremos cortar la comunicación de celular en el territorio al regular la colocación de antenas, que atentamos los derechos adquiridos por las empresas. Intentan descalificarnos en el debate público, que no entendemos de comunicaciones, que sería invento nuestro que la gente reclama porque sus propiedades bajan de precio al lado de una antena, que queremos paralizar la industria con propuestas que se judicializarán en un caos en tribunales, que sólo nos importan las ciudades y no lo rural, que sólo nos inspira la política, que no nos importa que la gente no logre hablar por teléfono al sacar antenas. Inventan rumores y falsas propuestas para acallarnos.

Hay mucho en juego.

La discusión está vigente y, después de aprobada la ley, ingeniosos abogados la interpretarán para que las empresas puedan seguir haciendo lo que han hecho con el territorio urbano y rural.

Todavía algunos parlamentarios se niegan a aprobar nuestras propuestas para la nueva ley :

1. Queremos que se retiren torres existentes e impedir nuevas torres en las zonas sensibles (escuelas, salas cunas, hospitales, jardines infantiles hogares de ancianos, consultorios)

2. Queremos Prohibir, sin excepciones artísticas ni compensaciones, nuevas antenas en zonas saturadas (cuando hay más de 2 torres en 100 metros a la redonda)

3. Queremos Exigir que las empresas que tienen una sola antena en una estructura existente,  sean obligadas a que acepten el retiro de una de ellas  para colocalizar las instalaciones de “dos en una”, disminuyendo así la cantidad de antenas existentes .

Cada senador y diputado levanta sus poderosas razones en esta comisión mixta final, que dirimirá las discrepancias que aún impiden la aprobación, y que en estos días definirán la primera regulación de verdad en la historia de la triste invasión permitida por ley,de las torres de celulares.

Años de presiones impidieron regular, pero aún los senadores, los diputados y el gobierno, mantenemos diferencias muy importantes para cómo corregir el desastre actual .

Comprendo -pero no comparto- que para algunos el resguardo de las condiciones legales de derechos adquiridos por las empresas, al momento que instalaron las actuales cerca de 9.000 antenas, sea un bien jurídico de primer orden. A mi juicio esa legislación ha sido tan permisiva que en su redundancia dice que las antenas no requieren permiso. Así se perjudicó a la población a tal extremo que hoy el primer bien jurídico a proteger es la población afectada y no las empresas, y eso requiere que se reparen los daños y que las condiciones anteriores a la ley se modifiquen retroactivamente.

Algunos hemos puesto en primer lugar la defensa de la salud y el patrimonio de miles de viviendas de clase media que ven destruido el valor de sus inmuebles en un 30% de su precio en los barrios afectados por torres de antenas. Hay expertos que nos explican que nuestra propuesta no es inconstitucional. Existen ejemplos anteriores, motivados por fuerza mayor por el daño causado.

A mi juicio, sería una contradicción substancial indignante que el Estado de Chile, después de tantos años y tanto trabajo, promulgara una ley que “regulara” las antenas y torres de celulares aprobando el art.4° transitorio que permite instalar nuevas torres en zonas que la propia ley califica de saturadas (artículo 4° y en el 116bis I) y que hoy son un enjambre de torres. Creo inaceptable que por la vía de “mejoras” en el barrio,  las empresas puedan instalar más torres en el territorio saturado solo porque van a financiar (por el 30% del valor de la torre) jardines, ciclovías u otras mejoras como pago por agregar más daño en las zonas que la misma ley calificara como zona saturadas. Chocante e inexplicable que votáramos a favor de este art4° como ley reguladora. Nosotros proponemos no solo rechazar esa colocación de antenas nuevas sino que obliguemos a retirar antenas. Por eso la batalla llega hasta malas artes.

Aún así podría ser que logremos que esto se corrija porque observo en el debate una disposición positiva de varios (aunque no todos) diputados y senadores de distintos partidos.

Hasta el último minuto puede haber cambios.

El gobierno y algunos parlamentarios rechazan la propuesta de los que apoyamos el art.5°Transitorio, con el cual queremos obligar a que las empresas retiren de las escuelas, salas cunas, hospitales, jardines infantiles hogares de ancianos, consultorios, todas las antenas ya instaladas que se encuentran de una distancia menor o equivalente a 4 veces la altura de la torre.

Hay rechazo en algunos a obligar por ley a retirar antenas instaladas por la ley anterior.

Entiendo, pero mantengo mi rechazo, a la postura del gobierno y de algunos parlamentarios de sacralizar las normas con que se instalaron alguna vez esas torres y antenas existentes, y se niegan a que la nueva ley pueda corregir y resguardar como bien superior la salud, la ciudad y el valor patrimonial de las viviendas.

No comparto la respetable inspiración jurídica de quienes invocan principios que protegen el derecho otorgado a las empresas antes de esta ley, pero la rechazo anteponiendo lo que en mi opinión es el bien superior de la vida y el patrimonio de barrios enteros deteriorados por las empresas y por una la ley permisiva.

En esa misma línea, se encuentra la negativa a la retroactividad legal que hemos propuesto al art.19.Bis., indicando a letra que: “A Los concesionarios de servicios públicos e intermedios de telecomunicaciones que directamente o por su encargo hubieren emplazado torres o soporte de antenas y sistemas radiantes, deberán tener una oferta de facilidades para colocalizar antenas de terceros concesionarios no relacionados, en torres de 18 metros o más que les hayan sido autorizadas. La oferta de facilidades deberá ser actualizada a lo menos cada 6 meses y publicada en un diario de circulación nacional, debiendo a lo menos indicar la altura y ubicación de la torre y la oferta técnica de colocalización.”

Pretendemos con ese que donde hay dos o tres torres cercanas ya instaladas ,estas tres puedan transformarse en una sola torre que concentre las tres antenas que hoy tiene cada una. Esa es la “colocalización”. Y esa debe ser retroactiva para que se rebaje la cantidad existente. Si no se acoge nuestra propuesta, significa convservar el mal causado y evitarlo a futuro.

La habilidad de presentación de regulación colocalizadora del gobierno fue “podar” nuestra idea y llevarla al senado aparentando aceptarla pero limitándola solo para las torres nuevas. Con eso se protege a la principal empresa que ya tiene miles de torres instaladas,  pues la “poda” de nuestra propuesta no permite aplicar el concepto para las torres existentes.

Si se rechaza nuestra propuesta de cambio al art.19.Bis, se vuelve nuevamente inexplicable que no vayamos a hacer nada frente a los bosques o enjambres de antenas existentes que indignan y dañan a los ciudadanos su patrimonio y su salud. Haríamos una nueva ley para dejar al ciudadano nuevamente impotente ante daños que siguen vigentes.

Reconozco que exigir menos torres a futuro, obligando a colocalizar en una misma torre las antenas de dos o tres empresas, es un idea positiva para lo que viene. Es un avance. Conscientes de la ley que viene ahora, las empresa descubrieron que no era necesario poner una torre para cada antena y están dispuestas incluso a construir torres como aportes a la ciudad. Para las torres nuevas, aceptaron no seguir “palmerizando” la ciudad y proponen torres hechas por artistas que sean armonizadas con la arquitectura y el entorno urbano. Lo valoramos, y así lo propuso el gobierno el Lunes 14 de Noviembre en un texto escrito por el ministerio. Lo ayudamos a precisar las condiciones de juzgar un arte urbano para que no vuelvan a construir mamarrachos en las antenas nuevas. Pero es inaceptable que por la vía de un articulado alambicado aprovechen su “abuenamiento” con el arte y el entorno urbano para contrabandear la propuesta de agregar antenas en en zonas saturadas. La forma de impedir ese abuso sería que aceptaran nuestra propuesta formal de rechazar el art,4° transitorio, para que estas antenas nuevas no puedan instalar de “ni disfrazadas de fraile” en zonas saturadas.

Lo malo es que la propuesta de colocalizar del gobierno,  propone solo para el futuro y no resuelve el daño presente. Por eso nos oponemos.

Reconocemos que para las nuevas instalaciones hay más controles propuestos por nosotros y por el gobierno.Pero el país no puede aceptar que la nueva ley quede como la consagración del bosque de antenas existentes ,como algo sagrado,intocable,como si no hubiera daño brutal,como si no pudieran las empresa,que cobran un servicio mundialmente caro en Chile,destinar un poco de dinero a repara el mal causado en tantos barrios de clase media .Una ley que no acoja nuestras propuestas reparatorias por las antenas ya instaladas será otra desgracia para que la ciudadanía confirme su mala opinión de toda la política y asuma que se aleja del pueblo.

Hoy observo en muchos parlamentarios,de todos los sectores,un deseo de no rendirse a las presiones empresariales o extraños compromisos como los que hemos visto en varios políticos en el largo debate de esta trabajada ley.

No habrá otra oportunidad antes de muchos años para corregir lo que hoy se haga mal.