Parque Bustamante se convierte en el epicentro de los amantes del bike polo

Equipos de Ecuador, Colombia, Brasil, Argentina, Perú y Chile competirán este sábado en el primer torneo del continente.

por Cristián Labarca B. (La Tercera)

El Primer Torneo Sudamericano de Bike Polo se realizará en Santiago y no es casual que así sea: este deporte -una variante del polo que se practica en bicicletas en vez de caballos- viene desarrollándose hace años en la capital. Sin embargo, existen sólo cinco equipos que lo juegan y en este caso Santiago sí es Chile: Monopolientos, Guaripolo, Monsterbike y Le Petite Equipe son los representantes nacionales, todos de Santiago.

La razón es simple. El director del evento, Jorge González (30), señala: “En Talca y Rancagua aún no se organizan en equipos y en Concepción juegan a veces, pero luego se les olvida”.

En general, un partido dura 15 minutos y enfrenta a tres jugadores por lado, que buscan anotar un total de cinco goles a su rival. No se puede tocar el suelo con los pies. Contravenir esta regla implica ir a tocar un punto en la cancha antes de reincorporarse al partido.

La pelota es de jockey y la chueca o mallet se fabrica reciclando un bastón de esquí en cuyo extremo se adhiere un trozo de tubería de gas.

Buscando canchas

González representa a Sudamerican Polo Rocket, la organizadora del campeonato que desde este sábado congregará -en el Skate Park del Parque Bustamante, a pasos de Av. Bilbao- a equipos de Ecuador, Colombia, Brasil, Argentina, Perú y Chile. Eso sí, y según reza el programa, la cita comienza el viernes con una Noche de Cervezas, en el bar Budapest (Santo Domingo 528).

Si la resaca no afecta a extranjeros y locales, a las 10 horas del sábado se dará inicio al evento de dos días que se disputará en modalidad hard court -o cancha dura- aunque los aficionados al ciclopalín (como también le llaman) saben que este deporte se practica originalmente sobre césped, tal y como lo concibió Richard J. Mecredy en 1891, en Irlanda.

Pero Chile lo adquirió de Estados Unidos, donde prefieren el hard court (en 2011 fueron sede del Tercer Campeonato Mundial de esta modalidad) e incluso existe una leyenda al respecto: en Seattle un jugador de bike polo tradicional entrenaba sobre el pasto de los parques de la ciudad, hasta que la policía se lo prohibió. Así -a la usanza del street hockey- el bike polo se tomó las calles norteamericanas.

A Santiago llegó en 2005, de la mano de Pedalea! Beauchef, un grupo de estudiantes de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, que de tarde en tarde se reúnen en su facultad o en las plazas públicas más deshabitadas que encuentren.

Porque cuesta conseguir espacios. Horacio Lira (30), del team Monopolientos, prefiere las canchas de hockey. Pero si escasean, todo vale. “Entrenamos en la Plaza Bogotá, en la calle Lira esquina Ñuble, pero ahora están remodelando ese espacio y vamos a una cancha en Departamental con La Florida. En la Plaza Tajamar, Los Dominicos y en Kennedy siempre nos terminan echando. Pero no queremos pagar por una cancha, sí usar los espacios públicos de nuestro Santiago. Y si no los hay, hay que tomárselos”, sentencia.

Según Lira, la cancha ideal “debe ser una superficie lisa de 35 x 20 metros, de un material duro y con buena adherencia, además de poco abrasivo, para evitar el rápido desgaste de las ruedas”.

Carrera clandestina

El encuentro incluye varias actividades anexas a los partidos por la copa, tales como las “alley cat” o carreras clandestinas, desde las 18.30 horas del sábado y bautizadas “Los siete pecados capitales”, en un guiño a la celebración de Halloween.

Los “alley cat” son carreras a ciegas, es decir, los competidores van obteniendo puntos a medida que cumplen pequeñas metas, sin saber el destino. “La única regla es llegar al punto indicado al final y cada corredor ve cómo lo consigue”, explica González.

“También habrá GoldSprints, carreras contra el tiempo, pero estáticas, en rodillos. Estas se llevarán a cabo al interior del bar Budapest y gana el primero en completar los 333 metros, que es lo que mide una vuelta en un velódromo común”, remata el organizador.