Alhué, el pueblo que no quiere cambiar su vida de campo por una cárcel

En la comuna rural se construirá un recinto penitenciario para 2.400 reos de baja peligrosidad, junto a una escuela y un jardín infantil.

por Claudia Urquieta
(La Tercera – 24/06/2011)

“Vamos a luchar hasta dar la vida si fuera necesario, porque aquí somos felices”. La voz de Nelson Mena (66) suena fuerte en la mesa que comparte en el restaurante La Plaza, con Mario Leyton (63) y René Salazar (64), en una apacible tarde de miércoles en Alhué. Los tres son amigos y aunque Nelson vive sólo hace 14 años allí, donde administra una parcela, dice que no está dispuesto a cambiar la tranquilidad que tiene.

Los tres son los típicos vecinos que como buena parte del poblado rechazan la construcción de la cárcel anunciada hace unas semanas por el ministro de Justicia, Felipe Bulnes. El martes, Nelson se levantó de madrugada y partió con más de mil personas de Villa Alhué y sus alrededores, incluido el alcalde, Yoonitt Sepúlveda, rumbo a Santiago. Llegaron en más de 20 buses, con los alcaldes de San Pedro, Florentino Flores, y de Melipilla, Mario Gebauer, y varios concejales.

Con caballos y guitarras, marcharon pacíficamente en contra de la instalación del recinto penitenciario que se planea construir en la única entrada de la localidad y a unos 11 kilómetros de distancia del poblado central. Eso sí, a sólo metros se ubica el jardín infantil “La Uvita” y la escuela Hacienda Alhué.

En La Moneda, la comunidad dejó una carta para el Presidente Sebastián Piñera, explicando las razones de su oposición al proyecto. ¿Cuál es el motivo? El mismo de Nelson: su bucólica forma de vida. “Aquí no hay barrotes en las casas, las puertas están abiertas, si dejas la bicicleta en la calle, ahí la encuentras. El gobierno no debe llevar la delincuencia donde no la hay. Nos van a cambiar la vida completamente y nadie nos preguntó”, recalca el alcalde.

El edil dice que se enteró de la noticia por rumores y que al consultar directamente en el Ministerio de Justicia, confirmó sus sospechas. Yoonitt habla: “Queremos transformar esto en una pelea provincial: la gente que venga a visitar a los 2.400 reos primero llegará a Melipilla, porque no hay locomoción directa para acá. ¿Dónde van a alojar? Ni eso se tomó en cuenta”.

Rosa Peralta (33), que tiene dos hijos en la escuela rural, y que siempre ha vivido a 150 kilómetros de una capital a la que no visita casi nunca, está muy enterada de lo ocurrido en otras partes: “La situación es pésima. Hay muchos kilómetros solos en los alrededores de donde quiere instalarse. En Colina, los familiares de los presos han hecho tomas de lugares solos y aquí corremos el mismo riesgo”.

Rosa, junto a los apoderados del establecimiento -que alberga a 70 alumnos-, se enteraron del proyecto hace dos semanas. Inmediatamente, iniciaron una toma que duró tres días. Ni ella ni María Angélica Ramírez o Isabel Hernández habían participado nunca en una movilización. Pero también viajaron a Santiago. Y es que, tal como explica la directora del establecimiento educacional, Fanny Zabala, “aquí la gente tiene un sistema de vida muy especial. Y nadie está dispuesto a ponerla en riesgo”.

El luto por la noticia tiene a muchas casas de esta comuna de 4.500 habitantes plagadas de banderas negras.

Acciones

Los vecinos y las autoridades dicen que realizarán todas las acciones posibles para que no se concrete el anuncio. Entre otras cosas, ya hay agendadas reuniones con las autoridades y se piensa colocar un recurso de protección, donde impugnarán el eventual daño social, ambiental y patrimonial, en la zona donde vivió -y aún permanece la casa- de Mateo de Toro y Zambrano.

El ministro Felipe Bulnes dice que la cárcel es un hecho: “Entiendo que nadie quiere tener una cárcel en su comuna, pero mi obligación como ministro de Justicia es tomar decisiones difíciles, pero pensando en el bien común, y las cárceles son un imperativo de seguridad pública”.