PRMS100: Diez mil hectáreas más

Hace algunas semanas el Consejo Regional aprobó la modificación del Plan Regulador Metropolitano de Santiago. Hace unos días se sancionó la incorporación de 10 mil nuevas hectáreas al área metropolitana más grande del país, para albergar una población que aumentará en 1,6 millones hacia el 2030. Al conocer la noticia y reflexionar sobre ella se me vino a la mente la imagen de un fractal, esos objetos semigeométricos cuya estructura básica, fragmentada o irregular, se repite igual e invariablemente en diferentes escalas. Y es que si lo pensamos bien, el problema de las ciudades chilenas es mucho más grave que la falta de suelo y consiste en la repetición sistemática de la misma receta a problemas de una gran complejidad que requieren claridad de criterio y diversidad de soluciones. Veamos ejemplos de densificación y expansión para entender mejor a que me refiero:

Cuando se modificó la norma en la Comuna de Santiago y se creó el sistema de subsidios y la Corporación de Desarrollo para repoblar un sector de la ciudad que perdía familias año tras año, se logró el objetivo de revertir el éxodo, pero a costa de que muchos barrios con carácter e identidad se transformaron en verdaderas selvas de hormigón. En algunos casos, como en los barrios Universitario y Brasil, solo la restricción en la altura y densificación bastaron para preservar su esencia y convertirlos en destinos atractivos para vivir.

En las comunas periféricas la solución usual ha sido extender el límite urbano, como ocurre con la modificación reciente del PRMS, a fin de contar con suelo más barato para el desarrollo. Esto ha generado usualmente mayor segregación social, mayores costos de transporte y un marcado aislamiento de aquellos a los que les toca vivir lejos de todo. También aquí tenemos ejemplos exitosos como las ZODUC de Chicureo, que entregaron un nuevo sector de desarrollo para familias de ingresos altos. Claro que habrá que ver dónde se construyen las viviendas sociales que exige la norma.

En comunas como Quilicura, el reciente cambio de norma implica que verá duplicada su población en tan solo 10 años. Se pensó en que los terrenos de expansión son en gran parte vertederos?, qué existe tan solo un nudo vial relevante para entrar y salir de la comuna?, que hay poblaciones con graves problemas de delincuencia?, qué tiene deficiencia de equipamiento? y que todo esto lo tiene que resolver su Alcalde?.

En definitiva, las soluciones al crecimiento de las ciudades no pasan por entregar suelo lejos o densificar a mansalva para albergar a los que tienen menos, tampoco en crear nuevos destinos para aquellos que tienen más, segregándolos de todo. Hace falta entender la complejidad de una ciudad en la que cada parte que la constituye es distinta y como tal debe ser abordada. Los criterios para el desarrollo de subcentros en la periferia norte debieran ser diferentes a aquellos en la periferia sur, la expansión de estas periferias o su densificación debieran ser abordadas caso a caso y no como un modelo básico aplicable a cualquier territorio. Hoy más que centrarnos en la discusión de cómo debiera crecer la ciudad como un todo, repitiendo modelos como fractales, tendríamos que entender la diversidad de los territorios que la componen, buscando soluciones específicas para cada uno de ellos.