Disminuyen el ausentismo escolar, la obesidad y el sobrepeso con el uso de bicicletas

En tres años, la deserción se redujo del 7 al 2% y los índices de sobrepeso en séptimo básico bajaron en un 15%.

HERNÁN CISTERNAS
(El Mercurio – 11/04/2011)

La comuna de Hijuelas, ubicada a 110 kilómetros al norte de Santiago, a 64 kilómetros al oriente de Valparaíso y a seis de La Calera, pretende que no sólo sea reconocida como la capital de las flores -allí se concentra el mayor porcentaje de la floricultura que se produce a nivel nacional-, o como la puerta de entrada al parque nacional La Campana -a cuyos pies están los palmares de Ocoa-, sino también por enfrentar en forma ingeniosa los problemas de la deserción escolar y de la obesidad y sobrepeso de los estudiantes.

Mientras en Huechuraba el municipio promulgó una cuestionada ordenanza, que sanciona con cárcel el ausentismo escolar, en la comuna rural de Hijuelas sus autoridades abordan el tema con la entrega de bicicletas a los alumnos.

En cuatro años, 435 estudiantes de séptimo año básico han recibido este medio de transporte. Lo utilizan para concurrir a sus establecimientos educacionales, pedaleando diariamente entre 10 y 15 kilómetros. Quienes residen a mayor distancia emplean sus bicicletas para acercarse a los buses o furgones municipales, que debido a la estrechez de los callejones rurales no pueden ingresar hasta donde están sus casas.

La alcaldesa Verónica Rossat Arriagada, impulsora de la iniciativa, está feliz con los resultados. No sólo logró que la deserción escolar disminuyera del 7 al 2%, sino también que los índices de obesidad y sobrepeso de los alumnos de séptimo año básico bajaran hasta un 15%.

Menos furgones

Para financiar la adquisición de las bicicletas, que se entregan equipadas con chalecos reflectantes y cascos de seguridad, el municipio de Hijuelas postula anualmente al fondo para transporte rural que tiene el Ministerio de Educación.

La alcaldesa indicó que “la mayoría de los municipios recibe los $6 millones y pone otro tanto para comprar un furgón. Nosotros, en vez de postular a buses, compramos bicicletas. Con eso damos solución al transporte de los escolares -que en una comuna rural es causa de la deserción- y enfrentamos el sobrepeso”.

En el liceo Luis Laborda, el 10% de sus 1.600 estudiantes utiliza la bicicleta para ir a clases. “Los niños no la consideran un premio, sino una herramienta que se les entrega para que no abandonen los estudios”, afirma Verónica Rossat. De los 9 establecimientos educacionales que dependen del municipio, sólo dos no tienen séptimo básico, que es el nivel en el cual se entrega este medio de transporte.

El director del liceo, Claudio Núñez, hizo notar que a diferencia de otras comunas, Hijuelas no cuenta con un servicio de locomoción colectiva urbana, lo que complica el desplazamiento de los estudiantes, en particular de los que viven en áreas rurales alejadas. “Esto hace que el apoyo que entrega la municipalidad, ya sea con buses o con bicicletas, mejore la asistencia escolar. Creo que nuestros niveles de concurrencia diaria son mejores que en comunas vecinas”.

El aumento del parque de bicicletas obligará a la Municipalidad de Hijuelas a construir módulos para su estacionamiento en todas las escuelas -está en marcha un proyecto por 30 millones de pesos- y a invertir en la habilitación de ciclovías.

Aparte de las 435 bicicletas entregadas a los estudiantes, en Hijuelas hay 1.500 más que utilizan los habitantes de la comuna, en su mayoría trabajadores agrícolas, para dirigirse a sus fuentes laborales.