Oporto, la ciudad de las cien mil y una cotas

Oporto desde el aire

Escrito por Alberto Martínez García

La ciudad de los cien mil y un datos

Oporto como ciudad con capas de información superpuestas. Oporto como hipertexto de información descodificado. Oporto favoreciendo escenografías únicas. Oporto como mucho más que “la ciudad anclada en la historia y la tradición”. Oporto como un ente complejo.

La segunda ciudad más importante de Portugal se llama Oporto [Porto en portugués] y es un escenario único desde muchos puntos de vista, destacando por encima de ellos el “factor paisajístico”. Sin embargo hay varios datos concretos desde donde se puede comenzar a reflexionar sobre la ciudad:

-Tiene una población de 216.000 habitantes y una densidad de 5.324 hab./km2.

-Está comprendida dentro del denominado “Grande Oporto” con una población de 1.394.046 hab. de los cuales la mayoría se asientan en Vila Nova de Gaia, ciudad simétrica a Oporto desde el río.

-Tiene un clima mediterráneo con temperaturas en verano oscilando entre 15 ºC y 25ºC y en invierno 5ºC y 14ºC.

-La universidad de Oporto es la universidad más grande de Portugal con casi 31.000 estudiantes. Además cada año alrededor de 1500 estudiantes erasmus pasan por la ciudad.

Tras estos datos aparentemente des-conexos entre sí, y que a posteriori se irán interrelacionando entre ellos aparece una ciudad que me gustaría explicar a través de 5 puntos; 5 capas de información, 5 superposiciones que engloban desde lo general hasta lo detallado, desde lo concreto hasta lo abstracto.

5 puntos personales acompañados de un pequeño cuento, una historia que define un pensamiento personal hacia cada uno de ellos.

Una Topografía

Una topografía_Alberto Al azar

El camino no era recto, ascendía y descendía, se quebraba por momentos para luego estirarse nuevamente. De repente veía muchísimo paisaje y al fondo el Río Duero; y sin embargo al minuto ya no veía más allá de 5 metros. El espacio se expandía y contraía por momentos, pero;

¿Cómo se construye una ciudad así?, ¿Cómo funciona una ciudad así?

Subía 3 calles y bajaba otras 3 en 15 minutos solamente para ir a la universidad, a lo largo de mi camino veía el río durante dos momentos distintos. Todos los días. Era similar para ir a tomar un café, quedar con amigos o sencillamente pasear. Es obvio, mi cuerpo se transformó a la ciudad; no solo mis piernas se adaptaron al nuevo esfuerzo físico y ganaron resistencia. Mis ojos también lo hicieron: los bruscos cambios de paisaje hicieron que mi vista se agudizará en busca de nuevos detalles provocados por aquello mínimo -no tan mínimo-definitivamente nada mínimo-el caos total.

Entre topografías_Alberto Al azar

Si Oporto se estructura como una superposición de capas de información, su topografía es la Capa 0, aquella que ordena y jerarquiza el resto. El resto de las capas dependen de ella, y modifican su estructura de la misma forma que ella modifica la de las demás.

La diferencia de cota entre el Río Duero y los puntos más altos de la ciudad se mueve alrededor de los 75 metros. Esta altura corresponde a un edificio de unas 20 plantas. Esta distancia no es excesiva, sin embargo se ve acentuada por la orientación tanto de la ciudad de Oporto como la de Vila Nova de Gaia.

Planta topográfica de Oporto

Todo gira alrededor de un eje; siempre ha sido así y seguramente siempre lo será, aunque haya momentos en que parezca diluirse esta axialidad. A diferencia de otras ciudades con un importante río atravesándolas, Oporto ha centralizado su estructura volcándose hacia el río. Aprovechando tanto la belleza del Duero como el accidente geográfico provocado por él; lo ha convertido en su punto de partida.

A partir de este primer paso la ciudad adquiere un significado paisajístico que la envuelve y la da sentido a través de todas sus decisiones, en las infraestructuras que vencen los desniveles como los puentes o el funicular, en el factor paisajístico de muchos de sus edificios, etc.

Alzado del Puente de San Luis

El ejemplo que mejor refleja este significado paisajísticos a partir de la topografía es el Ponte Luis I (Puente de Luis I). Este puente por una parte salva los dos desniveles principales de ese punto de la ciudad con un sistema de ingeniera notable y por otro lado consigue acentuar ese lugar, dotarlo de una imagen paisajística con mucha potencia a través de una solución funcionalista. De la necesidad obtiene una cualidad, en este caso paisajística.

Este puente fue construido entre 1881 y 1886, siendo obra del ingeniero Teófilo Seyrig conectando las ciudades de Oporto y Gaia. Posee una longitud total de 385 m. y un arco de 172 m. de cuerda y 44.6 m. de flecha.

Esquema en sección del Funicular dos Guindais

Otra obra de ingeniera que refleja otra característica de Oporto es el Funicular dos Guindais. En este caso el funicular tiene otra función distinta del anterior que es salvar el desnivel desde los 61 metros de la parte superior de la ciudad hasta la cota del río. Esta infraestructura no revaloriza el paisaje como lo hace el Puente ya que se mimetiza con el resto de construcciones adyacentes sino que su mayor cualidad es la convertirse en un mirador en movimiento gracias a la transparencia de su cabina. Hasta tal punto llega esa exhibición del exterior, que en la actualidad, este funicular se ha convertido prácticamente en un atractivo turístico.

El funicular fue construido en 1891, sin embargo cerrado 2 años más tarde debido a un grave accidente y abierto nuevamente hasta el 2004. Recorre una distancia total de 281 m., 90 de ellos por un túnel y vence un desnivel de 61 m. (75 m. antes del accidente) , hace el recorrido en 3 minutos, a una velocidad media de 2.5 m/s. y con una inclinación máxima de 45º.

Hay un último factor que tiene una relación primaria con la topografía del lugar. La inserción de las casas y las calles a la topografía. De la misma manera que las viñas de cultivo para producir el vino de Oporto se adaptan a la topografía en las cuencas del Duero, los edificios y las calles se asientan aterrazándose de manera constante construyendo un mosaico en vertical pudiendo ser apreciado desde la otra orilla de la ciudad. Esto genera una heterogeneidad visual, provocando que todos los edificios adquieran un plus paisajístico, en cierto modo formal (el edificio de la Facultad de Arquitectura es un claro ejemplo) en que dentro de una malla ya inscrita las construcciones se esconden o se dan a conocer.

Una Parcela

Una parcela

Había dos caras de la ciudad, no sabría decir cual era la A y cual era B; las dos eran igual de decadentes, pero con la misma belleza de lo anecdótico. Mi primera impresión fue cuando salí a la terraza de la cocina de mi nueva casa, desde el tercer piso veía todo que daba la parte trasera de la vivienda, veía tantas situaciones al mismo tiempo, que no era capaz de paralizarme a mirar en concreto a ninguna. Era como un mundo asombroso que se había paralizado. Podía ver retazos de una ciudad muy antigua, relacionada con otros tantos de la vida contemporánea, y todo rodeado de vegetación, vegetación que había salido por las lluvias de la ciudad. ¡Que bello!

Me sentí feliz de tener aquellas vistas que acompañarían mis cafés, luego me di cuenta de que esa sensación la encontraría en muchos más lugares

Una de las características más importantes de la ciudad de Oporto es la magnitud de sus parcelas respecto a la baja altura de las edificaciones que la delimitan. Este hecho destruye la idea de parcela cerrada con patio interior como una simple entrada de iluminación y se convierte en un generador escenográfico con diferentes programas insertados en él, ya puede ser como una consecuencia aleatoria y un desarrollo genérico o de manera ordenada y planificada.

Como ejemplo 2 casos enfrentados sobre esta estructura formal urbana.

Parcela 1

La primera de ellas es una parcela entre el casco antiguo de la ciudad y la Avenida Boavista.

-Está delimitado por el Hospital da Maternidade al oeste, la Rua da Maternidade, la Rua da Boa Hora y la Rua da Torrinha.

-Las viviendas que componen la parcela tienen una media de tres pisos más planta baja de altura. La parcela total mide aproximadamente 29.000 M2 y tiene una distancia entre edificios entre 160 metros y 60 metros.

-El terreno tiene una inclinación máxima de 7 metros, con la parte más alta en el lado sur

Dentro de estos condicionantes impuestos comienzan a generarse situaciones casuales y relacionadas entre sí generando una calidad espacial y visual basada en la vinculación de distintos elementos en un espacio acotado y cerrado. En esta parcela en particular encontramos un parking cubierto con unas bonitas chimeneas, un huerto de limones rodeando una pequeña casa baja dentro de la parcela; palmeras de 15 metros; un antiguo palacete con un jardín con estatuas en su parte delantera y una fuente en su parte trasera; la parcelación de una parte del lugar descrito conectándose entre sí mediante plataformas escaleras y pasillos; Un solar vacío en el medio; y el parking del hospital. Por ultimo es acompañado paisajísticamente por las torres de hoteles y oficinas que se ven superpuestas desde la Praça da Boavista a lo lejos modificando el perfil visual de la parcela.

Todos estos elementos tienen un denominador común que congrega su heterogeneidad a través de la vegetación que ha ido creciendo de manera natural debido a las fuertes precipitaciones que sufre la ciudad.

Parcela 2

El segundo caso descriptivo se encuentra en al norte de la ciudad, sobre una zona que comienza a construirse a mediados del siglo XX, entre la Avenida Boavista y la Via de Cintura interna.

-Las dos parcelas a estudiar están situadas alrededor de la Rua Airosa.

-Las viviendas perimetrales son principalmente de una planta aunque destacan también las de tres.

-La parcela norte tiene una extensión de 23.000 M2 y la sur 41.000 M2.

-La parcela es prácticamente plana con una pendiente rozando el 0%.

En este caso el solar sur está ocupado casi en su totalidad por un solar desocupado así como por los jardines de las viviendas. Sin embargo se observa como un acontecimiento que se desarrolla en la parcela norte. La parcela norte debido a sus grandísimas dimensiones y la baja edificabilidad de las edificaciones de su perímetro ha re-ocupado el interior de la misma construyendo un varios bloques de viviendas, haciendo una nueva calle interior dentro del vacío existente y creando una mayor densidad en el interior de la vivienda que en el propio exterior. En el caso de la parcela sur, este hecho también aparece de manera más velada con la introducción de una guardería y una iglesia.

Este hecho ha sido derivado de la basta extensión de solar en contrarrestada con la baja edificabilidad de las primeras edificaciones provocando una inversión de las lógicas edificatorias establecidas en un primer momento, situando las densidades edificatorias en el interior y manteniendo la arquitectura inicial en los exteriores.

Esta característica originada a partir de una desviación de las proporciones de lo que entendemos como un patio de manzana provoca unas disposiciones de la parcela de gran variedad. La propiedad más singular de estos espacios es la seclusión de los mismos. (Por seclusión se entiende la condición de un individuo que pasa por un periodo de aislamiento y alejamiento de la comunidad). Sobre estos nuevos lugares aparecen dispositivos con varias cualidades:

Son lugares en aislamiento; lugares inaccesibles, resguardados mediante murallas de edificios, nunca sabemos que pasa dentro. Son lugares visuales; Sólo nos observan, son vecinos que miran a través de las cortinas, somos actores de una gran perfomance, aunque también son lugares virtuales; Nos estudian a través de Internet, son vulnerables frente al Google Earth.

Son lugares individualistas; cada individuo tiene su terreno y lo coloniza con sus deseos y necesidades y lugares complejos; poseen una información en forma de tapiz, no es superpuesta, si no bidimensional.

Una vivienda

Una vivienda_Alberto al azar

O una librería, o un café, o un centro comercial, o lo que fuera. “Tudo está bom, se fica no seu sitio ótimo”. Todo era diferente pero estaba relacionado, como una red que todo lo abarca; Sería una sensación, pero cada edificio, cada comercio parecía estar en un todo común, el edificio más feo y el más bello eran igual de importantes.

Una vivienda o mi vivienda porque es personal, porque me gusta, porque me llevó al extremo: sin salón, con 2 terrazas fastuosas, sucia y vieja, sin calefacción, con 3 compañeros totalmente distintos. Durante un año disfrutamos de un modo de vida fuera de lo común: algo similar a un individualismo colectivo. Esta situación fue evolucionando y enriqueciéndose durante los meses que estuvimos en ella. Y dentro de este contexto los paisajes mentales tenían una importancia por encima del resto.

Bueno, por supuesto estaban por detrás de las comidas, pero eso es otro asunto…

Imagina comer sin cubiertos, cocinar sin manos, jugar un partido de baloncesto en un campo redondo… y que no te suponga ninguna dificultad. Así sería una vivienda.

Cuando las ideas pre-establecidas, lo interiorizado como bueno o lo políticamente correcto desaparece solo nos queda lo que nos gusta, lo que sabemos hacer y lo que nos apetece. Cada acto o cada movimiento se vuelven necesarios y automáticos. No queda lugar para el estilo, la decoración o lo superfluo.

Cuando tu vivienda tiene 2 paisajes encontrados sobre dos fachadas opuestas la escenografía del lugar aumenta y la calidad espacial no se debe solo a los muros, al espacio cerrado sino que posee una relación directa con el entorno, una consecución del ideario del movimiento moderno, con una dosis extra de sensibilidad carácter típico de la arquitectura portuguesa.

Cuando las proporciones de una vivienda han sufrido una desviación, y las medidas establecidas no se corresponden con lo actual, surge lo fundamental. La vivienda posee unas medidas rígidas, desviadas de su programa inicial, y que a su vez van mutando en función del clima exterior, del nuevo programa que establecen sus usuarios, las patologías de la propia construcción o el mismo azar. En ese momento surgen nuevas potencialidades para esos nuevos usos modificándose a su vez y creando cualidad espacial deforme.

Imagina un lugar donde la belleza es fundamental y la sensibilidad está sobreentendida. Donde cada objeto de mobiliario, cada detalle es diferente, no obstante formando parte de un conjunto homogéneo. Imagina una cafetería donde en menos de 150 M2 se desarrollan tres ambientes totalmente diferenciados en sus características espaciales, pero conectados a través de una leyenda, una vieja historia de aquellas que han ido creciendo con el paso del tiempo hasta impregnar el Salón de Cha: El té y China.

Tres lugares, dos interiores y uno exterior. El primero de ellos, interior; sillas y mesas bajas, apenas se levantan 30 cm del suelo, telas envolviendo las paredes y los techos. Una mutación entre el recuerdo de una tetería china una árabe. El segundo exterior, a través de un patio trasero, estrecho y alargado se sitúan sillas y mesas redondas igualmente bajas que la del espacio interior alrededor de estufas eléctricas, un pequeño jardín y una réplica de la imagen de buda en tamaño humano. Por último la última estancia, totalmente en rojo, se disponen mesas con una vela en el centro de cada una de ellas. El espacio intermedio entre estas tres salas se corresponde a espacios de margen y servicios.

Un sueño a la imaginación.

Una ventana, una mesa y una silla.

Una ventana_alberto al azar

Mi cuarto tenía una pared toda acristalada orientada al sur: Un horno en verano, un frigorífico en invierno. Desde ella podía observar a los obreros arreglando la chimenea roja; al fisgón drogadicto observando nuestras fiestas en calzoncillos y fumando, a la señora subirse al tejado para tender, pequeños fragmentos de Vila Nova de Gaia…

Tenía 3 mesas: dos en el interior de mi cuarto y una a compartir en la terraza. En la que más trabajaba de las 3 estaba totalmente pegada a la pared acristalada y tenía luz prácticamente todo el día, la regulaba con la persiana. Por la noche hacía mucho frío en ella. En la de la terraza solíamos sentarnos a tomar café y fumar, pasábamos horas hablando alrededor de ella. Muchas veces también organizábamos almuerzos o cenas, aunque hiciese frío disfrutábamos muchísimo de nuestra terraza. La tercera mesa era muy grande, pero también muy alta, sobre ella recortaba cosas.

Una silla_alberto al azar

Había unas 8 sillas: una en mi cuarto y el resto en la terraza. Un día pintamos una de ellas de colores chillones y flores sobre el asiento. Eran todas diferentes y estaban rotas. Siempre había personas sentadas sobre ellas y siempre alguien esperando para poder hacerlo.

Reflexionar sobre la importancia del mobiliario, la esencia de su disposición en un espacio tanto cerrado como abierto me hizo abrir los ojos a la brutalidad del hiper-realismo en un plano tanto en planta como en sección, más allá de un funcionalismo retrógrado.

Una fotografía

Una fotografía_alberto al azar

Mucho más que ser un turista, del interior, un paisaje mental al exterior, una excitación visual. Una fotografía más que un ángulo, un objeto parado o un recuerdo de un momento.

Una fotografía mucho más que un punto de fuga. Una instantánea o una sucesión de ambas, a un centimetro o hacia el horizonte. Da lo mismo, lo importante fue la intención.

Un aprendizaje, un sacrificio y una reconpensa. Un momento en el que descubrí que llegar más lejos significa sacrificio. Sacrificio hacia la belleza.

Un sueño privado