“Queremos que el Museo de Bellas Artes se amplíe hacia el MAC”

Afirma que para solucionar el déficit de infraestructura del Museo de Bellas Artes, la Dibam está en conversaciones con la Universidad de Chile para comprar el MAC.

por Consuelo Terra
(La Tercera – 02/11/2010)

Magdalena Krebs, Directora de la Dibam:

El déficit de infraestructura es la gran piedra de tope del Museo de Bellas Artes. Ese es el diagnóstico de la directora de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam), Magdalena Krebs, arquitecta UC, especialista en patrimonio y ex directora durante 22 años del Centro Nacional de Conservación y Restauración.

Dice que falta espacio para todo: “No tenemos suficiente espacio en los depósitos para incrementar sus colecciones. Tampoco para ampliar la exhibición permanente del Bellas Artes y potenciar las exposiciones transitorias. Por otra parte, los museos modernos invitan a los niños a talleres en su interior, hacen charlas y actividades abiertas, pero la infraestructura actual no permite hacerlo”, afirma.

¿Cuáles son las prioridades para modernizar la infraestructura del museo?

No hay mucho más que hacer aparte de buscar la manera de que el museo se amplíe. Podemos mejorar un poco la cafetería o los servicios higiénicos, pero el gran proyecto que requiere el Museo de Bellas Artes es de crecimiento.

Entre las alternativa que ha estudiado en los últimos años la Dibam para acrecentar el espacio del museo se ha planteado crear una extensión subterránea por debajo del parque, o ampliar el edificio hacia el oriente. Pero ninguna de estas opciones convence a Krebs. “En vez de que el edificio crezca artificialmente, lo más lógico para el crecimiento natural de este museo es que ocupe la totalidad del edificio. Y eso sería hacia el Museo de Arte Contemporáneo (MAC), que está a sus espaldas”, dice.

El MAC pertenece a la Universidad de Chile y funciona desde 1974 en la parte posterior del Palacio de Bellas Artes. Anteriormente, albergó la Facultad de Bellas Artes de la misma universidad. “Lo ideal sería que el Museo de Bellas Artes ocupara ese espacio y que el MAC también tuviera su propio edificio. Porque ahora ni uno ni otro tienen capacidad realmente para desplegar su propio quehacer”.

Hace tiempo que la Dibam está tratando de comprar el MAC.

Sí.

¿Siguen en conversaciones o llegaron ya a un acuerdo?

Son negociaciones complejas que toman tiempo. Las dos instituciones están colapsadas en su infraestructura y tienen que avanzar hasta que logren en conjunto una salida para que ambas puedan crecer.

Depósito externo

El déficit de espacio es un problema no sólo para el Museo de Bellas Artes, sino también para la Biblioteca Nacional, que recibe 1.000 visitas diarias. “Ampliar la biblioteca no es fácil, porque este edificio está restringido a su espacio. Por eso, uno de los proyectos que tenemos es construir un depósito remoto externo que reúna las colecciones de la biblioteca, el Archivo Nacional y el Museo de Historia Natural. Esto nos permitiría dar crecimiento a todas nuestras colecciones”, dice la arquitecta.

¿De qué manera piensa atraer más público a la Biblioteca Nacional?

Estamos trabajando en conjunto con la Municipalidad de Santiago, el Metro y otros actores involucrados para hermosear todo el entorno del edificio. Queremos mejorar la Plaza Vicuña Mackenna, que es preciosa y está frente al Archivo Nacional. La idea es conectarla mejor con el cerro Santa Lucía y con el Metro. Cambiar de lugar las entradas del Metro. Además, pensamos iluminar mejor el edificio de la biblioteca y convertir la plaza del costado de Mac-Iver en un pequeño jardín donde la gente pueda sentarse a leer y disfrutar.

El plan, explica Krebs, es contratar el próximo año a un grupo de arquitectos aún por definir que diseñe un masterplan con todas estas necesidades y que, además, piense arquitectónicamente el interior del edificio, para potenciar sus espacios. “Así, cuando lleguemos al aniversario 200 de la Biblioteca Nacional el 2013, podremos dar a conocer las propuestas concretas”, señala la directora de la Dibam.

¿Cuál es el mayor desafío de los museos de Santiago?

Conseguir que lleguen a ser espacios ciudadanos masivos, llenos de vida. Son procesos lentos. En Europa empezaron en los 70 y se consiguió en los 90. Nos falta profesionalizar la curaduría y mostrar cosas atractivas a la ciudadanía. Tener nuevas colecciones. ¿Quién está armando colecciones del siglo XXI? ¿Hasta qué punto vamos a poder explicar el siglo XX a las nuevas generaciones? Tenemos que pensar el desarrollo de estas instituciones para los próximos 100 años.