Reinauguración de Plaza Ñuñoa en mayo contemplará cables subterráneos

El proyecto es parte de la remodelación del barrio donde se ubica la municipalidad, que además incluye 305 estacionamientos subterráneos y un zócalo.

por Benjamín Blanco
(La Tercera – 29/19/2010)

Desde mayo de 2011, la manzana donde se ubica la Municipalidad de Ñuñoa, frente a la plaza del mismo nombre, lucirá 305 estacionamientos subterráneos, un zócalo con 16 locales comerciales, calles aledañas repavimentadas y el soterramiento del tendido eléctrico.

El proyecto, cuya inversión fue de 320.199 UF, es la primera en la comuna que incluirá el enterramiento del tendido, iniciativa que, según analistas inmobiliarios, aumenta hasta un 10% la plusvalía de los terrenos beneficiados.

“El proyecto se realizó a través de un fondo urbano compartido, en el cual, la municipalidad pone el terreno y la empresa ejecutora realiza mejoras al entorno de la plaza, como el soterramiento del cableado”, comenta Sergio Villalobos, subdirector de Obras de la Municipalidad de Ñuñoa. “Queremos armar una normativa, pero no es fácil, por la falta de una legislación y el alto costo que implica”, agregó.

Según Chilectra, en la Región Metropolitana existen 13.350 kilómetros de tendido eléctrico, de los cuales, sólo un 18% (2.700 kilómetros) está soterrado, la mayoría de ellos en la comuna de Santiago, cuyo sistema eléctrico se diseñó en sus orígenes de manera subterránea por ser un barrio cívico.

A pesar de que existen otros planes similares al de Ñuñoa -como el bulevar de 5 de Abril en Maipú-, no es fácil para las municipalidades enterrar cables. Pese a ello, hay dos proyectos en el Congreso sobre el tema.

A la falta de una normativa general, se suma el alto costo de la inversión, cercana al millón de pesos por metro lineal. Además, en los proyectos, las municipalidades deben coordinarse con Chilectra, dueña de los postes, con las empresas de corrientes débiles (televisión por cable y teléfonos) que utilizan el tendido, para que todas se integren al soterramiento.

A juicio del senador Juan Pablo Letelier, autor de una de las dos propuestas que existen en el Congreso al respecto, el espacio usado es de todos, por lo que el soterramiento es vital para disminuir la contaminación visual, entre otros aspectos (ver recuadro). “La propuesta busca dos cosas: que cada urbanización nueva tenga el soterramiento incluido, en que el costo no es muy alto dado que es una intervención futura, y la otra es establecer plazos para que las empresas comiencen a soterrar las calles”, explica Letelier, autor de uno de los proyectos.

El alcalde de Providencia, Cristián Labbé es partidario de que una ley incentive el soterramiento. “Lo que hay que hacer es obligar a las empresas a bajar sus cables en un plazo de 10 años, y al cabo de ese lapso empezar a cobrar multa. El costo tiene que correr por cuenta de las compañías, que deberán pagar un porcentaje de tarifa, lo mismo que pasó con los autos”, comenta.

En Chilectra explican que soterrar redes eléctricas tiene un valor siete veces más caro que el uso convencional. Por esto, recalcan, ninguno de los actores puede asumir por sí solo este proceso. “Soterrar las redes es una tarea de múltiples actores, desde clientes, empresas, municipios y entes reguladores”, comenta Guillermo Pérez del Río, gerente de regulación de la empresa. “En 2005 hubo una mesa de soterramiento y nosotros propusimos aumentar un 2,5% las tarifas y destinar ese dinero a un fondo concursable, para que las municipalidades postulen proyectos. Se ha hecho en Europa, pero la mesa se diluyó con los cambios de gobierno, aunque ahora se está retomando el debate”, agrega el ejecutivo.

Incentivos a privados

Vitacura fue pionera. En 2000 soterró el tramo de Av. Vitacura, entre Alonso de Córdoba y Américo Vespucio, y actualmente, un 12% de las calles de la comuna no tienen cables a la vista. “El único lugar que está totalmente soterrado es Santa María de Manquehue, porque se ideó la urbanización así. El resto de proyectos los ha financiado la municipalidad”, comenta María Antonieta González, jefa de servicios públicos de la municipalidad. Ella agrega que cuando se inicia un proyecto de este tipo, el primero en instalar los ductos subterráneos por donde pasarán los cables es Chilectra, luego, en ductos diferentes, se instalan las empresas de servicios. “Esto genera que el proceso sea largo y tedioso”, comenta.

En Las Condes, en tanto, se decretó que todos los nuevos loteos de terrenos deben incluir el soterramiento. “Si el Plano Regulador permite la construcción de hasta 6.000 m2, la municipalidad premia con un 10% más de constructibilidad si la empresa hace mejoras y entierra los cables”, explica Juan Ignacio Jaramillo, jefe de Operaciones de la comuna.

Limpieza del tendido, la otra opción

El beneficio implementar cables subterráneos no es inmediato y el retorno de la inversión puede ser a largo plazo. De hecho, las municipalidades subrayan que es vital retasar los terrenos una vez que se soterra el tendido, para así verificar el aumento del valor de las propiedades. “La diferencia del valor de los terrenos entre cables a la vista y bajo tierra es, aproximadamente, entre un 10% u 8%”, explica Roger Debarbieri, de Instituto Inmobiliario. “Al ser un trabajo de largo plazo, el primer impacto es negativo, pero después los precios suben. Es un fenómeno similar al Metro”, agrega. Sin embargo, el aumento de la plusvalía no es el único beneficio de este proceso. “Muchos árboles deben ser podados, ya que las ramas pasan a llevar los cables. Eso impacta en la descontaminación que las especies generan en la comuna”, comenta Manuel Mediano, jefe de obras de la comuna de Providencia.

Por esto, la municipalidades ha ideado programas de limpieza del tendido, que se coordina con las empresas de corrientes débiles para que retiren lo que está en desuso. “Está comprobado que un entorno sin cables mejora la calidad de vida de un lugar”, explica el senador Letelier.