¿Cómo lograr la certificación verde en las edificaciones chilenas?

Ayer en El Mercurio apareció una noticia donde las inmobiliarias denunciaban las trabas para lograr la certificación de edificios sustentables. Según el relato, el principal problema para que las constructoras logren la famosa certificación LEED es el manejo que hacen los proveedores nacionales de los productos usados en la edificación. O sea, los insumos producidos en Chile son insuficientes o “no son verdes”.

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Pero, ¿Qué es la certificación LEED?

Primero, LEED (Leadership in Energy & Environmental Desing o Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental) es la certificación que entrega US Green Building, una organización estadounidense sin fines de lucro, que busca acreditar la sostenibilidad de una edificación, tanto en su construcción como en su diseño. La certificación se puedo obtener en distintas categorías según el puntaje alcanzado. Sus ejes principales, por los que cada edificio es calificado son: el sitio sustentable, el consumo de agua, la energía y atmósfera y la calidad de sus materiales.

En la práctica, ¿Cuáles son los beneficios que trae para el medio ambiente tener una certificación LEED?

Cuando una construcción, ya sea un edificio nuevo, un interior comercial, una casa, o un asentamiento urbano, obtiene este tipo de certificación se está garantizando que la construcción fue diseñada para que sea amigable con el ecosistema donde está inmersa. Esto significa que se mantienen las “medidas verdes”, no sólo en materiales reciclables, sino que también durante su construcción, uso y mantención la obra tendrá la misión de desarrollarse de manera sustentable, incluso en una posible demolición se deberán mantener estas medidas. Ejemplo de esto son las alfombras recicladas, los materiales aislantes y paneles solares. Sistemas de ventilación que reemplazan el aire acondicionado, diversos diseños para maximizar el uso de la luz natural, entre otras medidas.

Pero la certificación LEED u otras medidas innovadoras en materia de construcción amistosa con el medioambiente, no son del todo obligatorias en Chile. Evidentemente entrega un plus a las empresas o inmobiliarias que se preocupan del tema, y no sólo como parte de su RSE sino también para sus activos en la bolsa de valores. En Chile existen pocas medidas respecto del tema, un ejemplo de ellas es la Ordenanza General de Urbanismo y Construcción que exige aislación térmica para las viviendas. También hace un tiempo se obligó a las constructoras a usar mallas para reducir el polvo que emiten durante sus faenas, pero estas son pequeñas ayudas aisladas que, esperemos, vayan preparando el camino para una mayor legislación frente al tema.

Edificio de Consorcio en Santiago, imagen vía skyscrapercity

Actualmente en Chile existen varios edificios con la certificación LEED, ellos son: los hoteles Explora de Punta Arenas y Rapa Nui, el Homecenter de Copiapó y el Falabella de San Bernardo, convirtiendo a Falabella en el primer retail con la certificación fuera de EE.UU. Por otra parte Titanium está esperando su acreditación junto a otros 50 edificios que esperan certificarse en el período 2010-2011.

Por el lado de los edificios públicos, el año pasado La Moneda se comprometió a reducir sus gastos energéticos, para transformarse en un edificio eficiente durante este año. Además, el ministro de Energía de Bachelet, Marcelo Tokman, comenzó con la “auditoria sustentable” a varias edificaciones públicas y también, a mediados del año pasado, El Instituto de la Construcción presentó un proyecto que busca evaluar el desempeño en términos de eficiencia energética y calidad ambiental a diez edificios públicos de diversas regiones, para el Concurso Nacional de Bienes Públicos para la Innovación, pero al parecer todas estas medidas parecen pocas, alejadas y sin una política fuerte respecto de la eficiencia energética y el desarrollo sostenible.

Muchas tareas se suman y acumulan para el recién inaugurado Ministerio del Medio Ambiente. Recordemos que durante la visita de Hillary Clinton el presidente Piñera señaló su deseo por realizar una reconstrucción amigable con el medioambiente, sostenible y eficiente. Es de esperar que los objetivos que plantearon las autoridades se traduzcan en políticas públicas que velen por la eficiencia energética, el desarrollo de tecnologías limpias made in Chile, una legislación que regule todo el ciclo de vida de las construcciones, tanto públicas como privadas, de la mano de un ente fiscalizador para esta nueva política, y ¿cómo no? una certificación medio ambiental propia y de primer nivel.