Escasa renovación urbana: Pese a alto valor del suelo, fisco y privados mantienen sitios baldíos a metros de La Moneda

(El Mercurio, 21/ 06/2010)

por Pablo Obregón Castro

Uno de los símbolos de estos enclaves subutilizados se ubica en la esquina de Teatinos con Moneda. Está tasado en más de $1.300 millones y se usa como estacionamiento.

El centro histórico de Santiago está subutilizado y la supuesta escasez de sitios aptos para la construcción en altura no es tal. Un recorrido rápido por las ocho manzanas fundacionales deja ver una decena de grandes terrenos baldíos a escasas cuadras de La Moneda, propiedades estatales de extraordinaria ubicación utilizadas como plazas de estacionamientos y cuadras completas de viejos edificios de fachada continua inutilizables por efecto del tiempo y del terremoto.

Uno de los símbolos de estos enclaves se ubica en la esquina de Teatinos con Moneda. Se trata de un paño de propiedad de Bienes Nacionales de 2.200 metros cuadrados, tasado en más de $1.300 millones y que es utilizado como estacionamiento del MOP.

Por años, Bienes Nacionales ha impulsado distintos proyectos para darle un uso más racional a esa esquina, pero sin resultados positivos. Una opción que estuvo a punto de materializarse fue la construcción de un edificio para la Cancillería, pero el proyecto quedó en nada y, finalmente, el Ministerio se instaló en el antiguo Hotel Carrera.

Otro tanto ocurre con un valioso sitio estatal ubicado en la esquina de Morandé con Catedral. Pese a los renovados aires de esa zona -cerca se levanta el proyecto Espacio M, en el antiguo edificio de El Mercurio-, el terreno también es usado como estacionamiento.

En la Avenida General Mackenna, en tanto, un sitio de propiedad de Correos de Chile no tiene mejor suerte: lleva años abandonado, pese a la revalorización que experimentó esa zona con la construcción de la Costanera Norte.

Hace sólo cuatro años, por ejemplo, el valor del metro cuadrado en el casco histórico de Santiago bordeaba las 16 UF y ahora se empina hasta 39 UF en algunas esquinas. El abandono de esos espacios da cuenta de la escasa preocupación del Estado por gestionar su patrimonio con criterios de eficiencia, dice Vicente Domínguez, director ejecutivo de la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios.

Se supone que este año deberían surgir novedades con algunos de estos sitios. De hecho, durante las próximas semanas el Ministerio de Bienes Nacionales debería presentar un programa de trabajo que modernizará la gestión de los inmuebles fiscales y que podría incluir la enajenación o arriendo de los que se consideren prescindibles.

A la espera

En lo que va del año, se anunció un proyecto inmobiliario en el antiguo Palacio Pereira y se trabaja a toda máquina en la construcción de nuevas torres de oficinas en el ex Cine Lido, en el antiguo edificio de El Mercurio y en Moneda 1460, donde operaba un viejo gimnasio.

Pese al valor de esos proyectos la verdadera reactivación inmobiliaria del centro todavía no se desencadena y varios terrenos privados también figuran abandonados.

Las empresas han ido tomando posiciones en esos sitios, pero comentan que sólo pondrán manos a la obra una vez que la autoridad morigere algunas trabas que restan rentabilidad a los proyectos, como la obligatoriedad de contar con cierta cantidad de estacionamientos o la prohibición de construir departamentos pequeños en el casco histórico de la ciudad.

Estas obligaciones, dicen, explican que en algunas zonas privilegiadas de Amunátegui, Catedral, Morandé y Santo Domingo hayan comprado grandes terrenos, pero todavía no inicien los trabajos de edificación.

El terremoto del 27 de febrero abrió posibilidades que los gestores inmobiliarios están mirando con atención.

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Sólo en las calles Santo Domingo, Teatinos y San Martín, por ejemplo, existen seis edificios con decreto de inhabilidad y, dado el nivel de daños que algunos sufrieron, podrían caer en manos de las inmobiliarias.

En el argot de estas empresas, el sismo hizo más visibles cuáles eran las “manzanas blandas”; es decir, aquellas donde predominan las casonas de fachadas aparentemente bien conservadas, pero con interiores inutilizables.

Una propiedad que haría noticia hacia fin de año sería la sede de la CUT, que resultó seriamente dañada por el sismo. Conscientes de las potencialidades del terreno, la Central resolvió establecer una sociedad para levantar en ese lugar un nuevo edificio de oficinas.

BIENES NACIONALES prepara un programa de modernización que incluiría la venta de inmuebles prescindibles.