Pasarán meses antes de saber por qué fallaron los edificios más afectados por el sismo

W(El Mercurio 9/3/2010)

Ingenieros insisten en que el país resistió bien este gran movimiento telúrico y están buscando las explicaciones para identificar el origen de los daños. Por Lorena Guzmán, Gabriela Bade y N. Cabello

Todo el contingente de ingenieros estructurales y antisísmicos está en terreno buscando explicaciones a las fallas en edificios producidas por el terremoto. Pero ninguno se atreve a lanzar la primera piedra, pues consideran que sería “irresponsable” decir ahora qué fue lo que pasó, cuando los peritajes recién están en marcha.

Pasarán meses hasta llegar a una respuesta definitiva, aseguran. Pero explican que son cuatro los aspectos básicos a estudiar: problemas de las condiciones del suelo, fallas en los cálculos, dificultades en la construcción y la presión por bajar los costos.

El suelo

“Toda obra debe apoyarse en el suelo y por lo tanto hay que verificar si éste es capaz de soportarla sin que se hunda, vuelque o agriete”, dice el ingeniero geotécnico de la UC, Michel Van Sint Jan.

En los sismos, el suelo está directamente relacionado con el movimiento que tendrá la estructura. “Existe gran diversidad de suelos y en la resistencia que cada uno de ellos puede tener. No es posible pensar en una especie de planilla que incluya todas las combinaciones posibles, pues son infinitas”, agrega.

En el caso de Huechuraba, por ejemplo, es sabido por los ingenieros estructurales que el suelo es malo, porque era el fondo de un lago. Tras inspeccionar el lugar, Rodolfo Saragoni, ingeniero sísmico de la U. de Chile, constató que había edificios asentados (hundidos). Aún así, no puede asegurar que el estudio de la mecánica de suelo de dichas construcciones sea la causa de su falla.

Entre los mismos ingenieros no hay consenso sobre las exigencias de la ley respecto de este punto. De hecho esta arista de la norma estaba en discusión desde el año pasado, cuenta Héctor Ventura, ingeniero en mecánica de suelos y fundaciones, quien asegura que hay una guía que establece cómo hacer un estudio de suelo.

“No es fácil decir si hubo fallas en el tema de mecánica de suelos en este terremoto. Tenemos que esperar los resultados de estudios que demoran varios meses e incluyen la ejecución de pozos o sondeos y ensayos”, termina Van Sint Jan.

Falla en los cálculos

La ley exige que antes de comenzar una construcción se haga una revisión de los cálculos realizados por los ingenieros para levantar un edificio seguro. Pero ellos trabajan de acuerdo a una norma que se creó en base al movimiento y magnitud del terremoto de 1985.

Cristián Labraña, ingeniero civil de la empresa Geofun, piensa que los cálculos de todas las edificaciones fueron hechos para una aceleración mucho menor que la que produjo este terremoto. Pero para saber si aquí estuvo la falla, “hay que estudiarlo caso a caso”.

Agrega que tanto en la zona central como en el sur es posible que no ocurra otro movimiento de estas características en más de 100 años. Pero, en el norte, la energía sigue acumulándose por lo que habría revisar las construcciones de esa zona.

La construcción

“No hay un organismo técnico que haga la inspección de la obra. Eso es un vacío legal”, dice Saragoni refiriéndose a la construcción de un edificio donde la ley vigila sólo el principio y el final del proceso.

Aun así, esta industria ha tendido a la autorregulación, contratando oficinas de ingenieros independientes a la obra, para que inspeccionen la cadena de producción. “Hace siete u ocho años se hace control de cálculos estructurales. Es decir, hay un ingeniero que revisa y firma que se esté cumpliendo con el proyecto original”, agrega Alfonso Larraín, presidente de la Asociación de Ingenieros Civiles Estructurales de Chile.

La presión por bajar los costos

“Cuando a nosotros nos contratan como ingenieros estructurales, nos dicen que no les importa tanto el honorario, sino cuánto costará incluir nuestras indicaciones. Y uno puede economizar, pero sin salirse de la norma”, opina Larraín. “Eso lleva a la imprudencia”. El ingeniero va aún más lejos: “Esa presión existe de parte de las inmobiliarias y es, muchas veces, indebida. En ingeniería, la seguridad debe estar ante todo”.

La mayoría coincide en que lo que está realmente mal es que existan edificios colapsados. “Eso no es aceptable”, dice enfático Hernán Santa María, ingeniero geotécnico de la UC. Eso sí, aclara que algunos de las estructuras dañadas sí cumplieron la norma, aunque tengan fallas estructurales.

El vicepresidente del colegio de ingenieros, Tomás Guendelman, asegura que el país resistió bien. Él estima que las órdenes de evacuación han sido oportunas, pero las de demoliciones no, pues algunos de los edificios se pueden recuperar.

Lo que es evidente es que la norma deberá cambiar “para incorporar las enseñanzas que nos deje el estudio de este terremoto”, termina Van Sint Jan.

6.378 viviendas sociales quedaron “inhabitables”

Luego de diez días de estudio, la ministra de Vivienda, Patricia Poblete, entregó el catastro de viviendas sociales que fueron afectadas por el terremoto.

De las cerca de 910 mil casas de este tipo que hay en las regiones de Valparaíso, O’Higgins, Maule, Biobío y Metropolitana, 23.248 están dañadas (el 2,5%). De ellas, 6.378 quedaron inhabitables y 16.870 con daños menores. Las regiones con más viviendas inhabitables son Maule (1.949), Biobío (1.622) y O’Higgins (1.513).

Para dar solución a las familias que quedaron sin techo, Poblete aseguró que “el solo hecho de que se declare una vivienda inhabitable, deja autorizada a esa familia para recibir un nuevo subsidio del Estado”. En el caso de las construcciones que sufrieron daños menores, también el Minvu entregará subsidios para repararlas.

Las 6.378 viviendas inhabitables serán inspeccionadas estos días por ingenieros calculistas que definirán si éstas tienen daños estructurales y ameritan ser demolidas o si pueden ser reparadas en el corto plazo.

Debido a la urgencia de dotar de un techo a las familias que quedaron sin sus viviendas sociales, la ministra Poblete llamó a las empresas constructoras, de agua potable y de luz y a las direcciones de obras municipales para terminar cuanto antes aquellas que están en construcción en las regiones afectadas y así disponer de más viviendas para reubicar a las familias.

Eso sí, aclaró que “de ninguna manera entregaremos viviendas que no tengan recepción final de obras. Agilizaremos dentro de la rigurosidad que corresponde para dar seguridad a las familias”, explicó Poblete.

La secretaria de Estado pidió también a los parlamentarios que se legisle con extrema urgencia para permitirle al Serviu recuperar aquellas viviendas que se han construido y asignado a familias, pero que se mantienen abandonadas por éstas.

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