Pensar lo que se hace: ¿Cuál es el rol de un medio de ciudad?

militantefoto original de flickr.com/photos/zesakgraf

Para escribir este artículo utilizaré la referencia de algunos textos contenidos en el libro “Ciudad y Deseo. Exclusión y Diversidad: del barrio a la metrópolis” editado por la Vicerrectoría de Extensión de la Universidad de Chile y el MINVU (en las próximas semanas realizaré una reseña in extenso de este excelente libro). La reflexión apunta al problema de la comunicación, específicamente de los medios, en la construcción del espacio público en Chile. En las últimas semanas ha habido un intenso e interesante debate en torno al panorama de los medios de comunicación nacionales, principalmente por los conflictos de interés asociados a los grupos que hoy se harán cargo del Estado.  Sin embargo, existe un debate que va mucho más allá (o más acá), y que involucra el pensar el rol de espacios como la misma Plataforma Urbana. La relación productiva entre el debate público y la construcción de ciudad es una condición sine qua non, en la medida que entendemos la ciudad como un espacio construido democráticamente

. Cuando no pretendemos una determinación unilateral (como podría ser la ciudad construida por el mercado, o por el Estado), sino diversa, no solo pluralista para “pensar” la ciudad sino para construirla, y no un constructo para distribuir bienes sino también el poder, entonces los medios son fundamentales. ¿Dónde estamos parados hoy? A continuación mi opinión, esperando recibir la de ustedes.

En el mencionado libro, el economista Oscar Landerretche dispara:

“¿Cuál es el espacio público hoy? El espacio público, entendido como el espacio en el cual se actúa en política, no es el espacio físico de la ciudad hoy en día. El espacio verdaderamente público es el de los medios. Que sea público no quiere decir que sea de acceso equitativo, pero es donde se juega la política en términos más masivos. Es donde participan la mayor parte de ciudadanos de este país. Hay todo un juego político de significados, de cosas ocurriendo, de conceptos que se instalan, de perjuicios que se cuajan, y ese es el ámbito público en el que vivimos. Es muy diferente de la calle. Tiene más cobertura y es más homogéneo.”

Las palabras de Landerretche me parecen bastante provocadoras como para situar una discusión estimulantemente endogámica. Me refiero a hacer un análisis crítico del mismo espacio de la Plataforma Urbana; este post tendrá como objeto, medio performáticamente, a la dinámica y contenido de la discusión que ustedes mismos generan. Muchas veces aparecen cuestionamientos a un cierto espacio ambiguo que, en la pluralidad de visiones personales aquí expresadas, a veces se aproxima al reporteo, otras veces a la ficha de proyectos urbanos, otras veces al artículo académico, las menos al paper técnico, con suerte al análisis socio-político, e inclusive a algunos se nos sitúa cercanos al pasquín ideológico.  ¿Qué rol es el requerido para un medio como éste?

Quiero recurrir a las palabras de una especialista en medios, presente en el citado libro. Se trata de Victoria Uranga, quien es Periodista de la UDP y candidata a doctora en Periodismo y Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona, además de Directora de la Cátedra UNESCO “Medios de Comunicación y Participación Ciudadana” y del programa “Comunicación y Pobreza” de la Universidad Diego Portales.

El contexto es una situación nueva, de la cual la existencia de medios 2.0 como éste es un ejemplo. De alguna manera, este foro ciudadano se constituye como parte de la sociedad civil al inaugurar un espacio mediante la herramienta del blog, logrando articular una demanda por ciudad. Pero ¿es sólo una demanda de “ciudad”, a secas? ¿Es una demanda por “temas de ciudad”? ¿O más bien forma parte de una demanda por “mejor ciudad”? ¿Es posible conservar algún tipo de neutralidad para darle contenido a la palabra “mejor”?  Estamos hablando del bien común, en el espacio urbano: “podemos entender a las ciudades y barrios como una interlocución de grupos (…), corporaciones, tribus que están en estos territorios construyendo y construyéndose asimismo en un espacio local. Este es un espacio legítimo de disputa de poderes. Los barrios y las ciudades son donde se está organizando la diversidad, donde se concentran las alianzas y se enfrentan las distintas identidades.”

Uranga agrega: “Desde el minuto en que dejamos de entender a los actor y actrices de los proyectos comunicativos como el actor final de un proceso (que sólo recibe) la ciudad se nos muestra como un problema, como desafío y como oportunidad”. Frente a este necesario nuevo entendimiento: ¿a qué nivel se involucra un medio como éste? ¿Es posible hablar “desde fuera”, como observando un fenómeno externa y objetivamente, o más bien se es parte del fenómeno mismo?

Es aquí donde la cita a esta autora me parece fundamental, cuando dice que el “desafío en las construcciones periodísticas y en las dinámicas mediáticas tienen que ver con que el foco de estos relatos está en la constatación. En otras palabras, nuestra construcción comunicacional no promueve el debate, la toma de posiciones, ni la argumentación. No busca que tomemos puntos de vista, sino mas bien se focaliza en decir qué está pasando.”

Aparentemente, aquí se señala una necesidad pública por un tipo de medios que se involucra de una forma en que construye por sí mismo sociedad civil, y que participa de una pregunta que es finalmente la esencia tanto de la política como de la ciudad: ¿cómo queremos vivir?

Más allá de las discusiones por medios oficiales, atender a la riqueza del fenómeno cuajado entre distintos actores del ámbito urbanístico, del que Plataforma Urbana ha pasado a ser una especie de articulador, implica entender que se debe asumir la responsabilidad de involucrarse. Se trata de transformar esta modesta ágora en un pequeño espacio público, o más bien preservarlo como tal. Eso implica no confundir la imparcialidad con el pluralismo. La construcción colectiva y colaborativa en la red puede también generar espacios como Wikipedia, un espacio que se acerca a la “imparcialidad” a partir de las nuevas coordenadas “abiertas” de lo 2.0. Sin embargo, existe una gran diferencia entre una enciclopedia y un espacio público. El pluralismo implica participaciones militantes. No me estoy refiriendo a partidos políticos, sino a la simple pero nada de inocente carga de contenido y programa político -en el más prístino de los sentidos – de la “mejor ciudad”.

Me gustaría pretender, en estos espacios que hemos ido (y seguiremos) abriendo, responder a las invitaciones hechas por Victoria Uranga. En riesgo de excederme en las citas, termino con lo que la autora llama “cuatro invitaciones para seguir explorando”:

–    El desafío para estos nuevos espacios ciudadanos es pasar de mostrar los hoyos que hay en la calle a cuestionarnos los grandes temas, las políticas públicas, el Chile que queremos.
–    Explorar si estos nuevos espacios son usados realmente por nuevos actores o son los actores de siempre que se están tomando los nuevos espacios. Si hay grupos que no están utilizándolos habría que explorar formas para empoderarlos e incorporar sus relatos.
–    Ver si realmente tenemos nuevas agendas y si las agendas que surgen desde los medios digitales y ciudadanos logran permear las agendas tradicionales de los medios. Si no, cómo hacer que conversen es una necesidad.
–    Por último, el pendiente de potenciar ciudadanías activas y responsables. El control social es una parte muy menos de un mundo mucho más prometedor.

(A mi me hacen mucho sentido)

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