Carta – Nuestra deuda con el Mapocho

(El Mercurio. 14/10/2009)

Señor Director:

No podemos dejar de lado y seguir menospreciando el único río que tenemos en nuestra capital. Los tiempos han cambiado, el Mapocho pronto fluirá limpio, los proyectos sustentables que se preocupan por la valoración del paisaje y los lugares de esparcimiento surgen en el resto del mundo, para solucionar los grandes problemas medioambientales y sociales que presentan las metrópolis de hoy. ¿Y nosotros en qué estamos? Quejándonos de que es feo, queriéndolo transformar en el río navegable que no es, llenando sus bordes de programas de todo tipo: restaurantes, gimnasios, carreteras, centro de eventos, etcétera, que no lo toman en cuenta y que no nos dejan acercarnos a sus bordes.

Está en nosotros saber apreciarlo en su identidad de torrente, de piedras de diferentes colores y tamaños, de dedales de oro, de sauces, de álamos. Hay que mirarlo bien, el pobre no es feo, somos nosotros quienes lo hemos dañado. Sus potencialidades son enormes. Nuestro río es vida, es agua, es flora, es viento fresco en el verano; son vistas magníficas a la cordillera y a los atardeceres; son oportunidades de un picnic bajo un sauce, de una caminata a lo largo de su lecho, de deporte, de salud, de encuentro. Le debemos una mirada cariñosa, un proyecto global para su totalidad que lo interprete, que lo valore que no los devuelva. Créanme, nosotros seremos los más beneficiados.

Este viernes en la Escuela de Arquitectura UC, discutiremos estos temas en el seminario “Mapocho Urbano”, con el firme propósito de saldar por fin la deuda que hace ya muchos años tenemos con nuestro Mapocho.

Carolina Katz

Arquitecta Urbanista

Académica UC