Infraestructura Chile 2020: Mas inversión ¿Mejor inversión?

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El Ministerio de Obras Públicas ha presentado sus nuevas líneas de acción para el Chile 2020

, suponiendo el optimista logro, tanto simbólico como construido, de nuestra ansiada categoría de país desarrollado. Bajo tópicos como “+calidad de vida” o “El futuro lo construimos hoy” se han definido las directrices que permitan enfrentar los desafíos que Chile, desde la mirada del Estado, pretende aplicar con tal de mejorar los estándares de calidad de vida urbana y su efectiva cobertura territorial, a través de intervenciones públicas e innovaciones de asociación público-privada.

Aparecen como ejes fundamentales de esta nueva oportunidad, las tendencias globales de integración económica, los cambios demográficos por las migraciones, los avances tecnológicos, el medioambiente y las estrategias sobre energía y agua. Cada una de ellas implica efectos sobre la política pública ministerial y desemboca en una cartera de proyectos tentativa que va tomando forma, reabriendo discuciones en torno a energías alternativas, incluyendo la nuclear, ampliando concesiones en salud y educación, e incluso resucitando obras emblemáticas que habían sido despriorizadas.

En este contexto, cabe mencionar otros dos sucesos casi simultáneos que dan interesante ambiente a esta propuesta bicentenario +10 y que en efecto, pueden darle un real carácter innovador, para demostrar que el logro del desarrollo no es sólo la repetición de un nuevo discurso, sino el deseo posible de establecer, seguir y cumplir una estratégia nacional.

Primero, no por casualidad ha coincidido este lanzamiento con la discusión en que el MOP ha manifestado su interés por albergar la planificación e implementación de ferrocarriles, absorviendo EFE

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  • , tanto desde la escala macroterritorial, como en las futuras intervenciones posibles dentro de la ciudad , sistemas que parecen adecuados a la condición territorial de Chile como soluciones de transporte colectivo limpio y eficiente, todo esto ante la ausencia de una autoridad metropolitana que centralice las desiciones.

    ¿Acaso el Ministerio de Obras Públicas da pasos ciertos para recuperar y fortalecer su remoto rol planificador?

    En segundo término, si bien Chile ha mejorado considerablemente sus estándares de infraestructura y avanza en debatir, resolver y mejorar las intervenciones sobre la ciudad, cabe preguntarse si la inversión en infraestructura “que duplicará su presupuesto” sólo tendrá simples efectos cuantitativos. La experiencia reciente en vivienda social sin duda aparece como un referente a considerar: mientras la política pública de los 90 pretendió la máxima cobertura para eliminar el déficit de vivienda, sin detenerse en la calidad del diseño o su detenida adecuación al contexto urbano o climático, la primera década del siglo XXI se abrió a cuestionar y tomar acciones que dejan atrás la cantidad para pretender la directa mejora de la calidad de las obras y sus diseños.

    Esta misma experiencia parece pertinente para ser aplicada en la infraestructura, donde el aumento del presupuesto no sólo debiera entenderse como el doble de superficies pavimentadas, sino como la real posibilidad de implementar obras generadas desde la interdisciplina, no excluyentes de las diversas miradas y tareas que la intervención urbana requiere y donde aportan los expertos pertinentes: los que den soporte técnico a la durabilidad e implementación de la obra, los que consideren la correcta adecuación al contexto urbano y territorial; y los que pretendan el reconocimiento socio-cultural del lugar y sus habitantes.

    En consecuencia, provocar nuevos procedimientos inclusivos de implementación que consideren la integración de las disciplinas proyectuales, arquitectura, urbanismo e ingeniería, más la integración constructiva de la ciudadanía, con tal de potenciar el resultado, minimizando impactos y amplificando beneficios. Más que una cifra entonces, el desarrollo puede entenderse como una nueva mirada, establecida en el tiempo y en el espacio, desde la cual podremos ver que la experiencia adquirida y el reconocimiento de los desaciertos, será la base de esa ciudad que pretendemos: grata, amable y equitativa.