Nuevo hospital, pista de aterrizaje y hoteles: las inversiones que renuevan la Isla de Pascua

1895318495_z.jpg(El Mercurio, 22/09/2008)

Pese a que Rapa Nui atraviesa por un buen momento económico, los dirigentes locales claman por una ley de turismo y autonomía administrativa. También urgen soluciones para mejorar la generación de energía la cual opera en base a petróleo que llega a la isla sólo cada tres meses. Por Sebastián Aguirre

A pocos días de las Fiestas Patrias, todo el país se prepara para las celebraciones, aun cuando en algunos lugares el “18” no haya sido tan relevante. Como en la Isla de Pascua, donde la verdadera fecha trascendente es otra, el 9 de septiembre.

Ese día, en 1888, la vida en la isla tomó otro rumbo. Fue cuando Policarpo Toro, capitán de la Armada, anexó el territorio oficialmente al Estado de Chile, poniendo fin a una sucesión de ocupaciones extranjeras.

Ciento veinte años han pasado de ese día y la evolución de la Isla ha sido irregular y sólo en las últimas 3 décadas se han evidenciado progresos notables.

Rapa Nui tiene un solo gran motor: el turismo. Es la actividad principal en la isla, la que genera más del 90% de los empleos directos e indirectos para los cerca de 4.600 habitantes. “Vivimos de esto. Todos. No sólo los que trabajamos en el área de servicios. Pescadores, artesanos y agricultores también”, explica Edgard Hereveri, presidente de la Cámara de Turismo de la provincia, quienes calculan que la industria creció cerca de un 20% en 2007. Un nuevo estatus que lo llevó a ser mencionado como el único lugar chileno que había que visitar en 2008 por el diario “The New Yotrk Times”.

“Antes, la gente quería irse al continente porque acá no tenían mayores oportunidades. Hoy sí existen y se quedan acá” explica la jefa de la oficina local de Sernatur, Elizabeth Velásquez. “Es nuestro mejor momento económico, sin duda” agrega Hereveri, nacido en la isla. Eso se ha debido, en buena parte, gracias al aumento de los turistas. Si en 2006 llegaron poco más de 42.000 visitantes, esa cifra subió a 50 mil turistas que arribaron en 2007, gracias al nuevo impulso que ha tomado la isla.

La alianza entre el municipio, la cámara de turismo y Lan permitió aumentar la frecuencia de vuelos a uno diario y dos los miércoles y domingo. Antes eran sólo dos semanales. Eso se reforzó con un plan de promoción de la isla, que ha tenido buenos resultados. “Aún está en proceso de maduración”, dice Hereveri, por lo que las perspectivas son positivas. Según los cálculos oficiales, para 2020 deberían llegar 200 mil turistas anualmente, que en promedio dejan cerca de US$ 250 diarios.

Lo que está pendiente

Los isleños señalan que aún existen desafíos pendientes. Reclaman que la sustentabilidad del medio ambiente es una tarea que debe consolidarse con premura, principalmente con el manejo de los residuos sólidos, que amenazan las napas de agua subterránea que abastecen a los habitantes. “Urge una ley del turismo”, agrega la jefa de la oficina local de Sernatur, para aumentar la promoción de la actividad. “Se necesita más apoyo estatal. Por ejemplo, a través de la Corfo incentivar a los propios isleños para invertir en infraestructura o con capacitaciones mejores” agrega Hereveri.

El tema energético es otro problema . La energía se genera con petróleo, que llega a la isla cada tres meses y las autoridades reclaman por la falta de desarrollo de otros mecanismos, eólicos o solares, para abastecerse.

Según datos de la Cámara de Turismo de la isla, la actividad creció un 20% el año pasado, superando las 50 mil visitas de turistas.

Cerca de US$ 17 millones en inversiones entre privados y Estado

Aunque ha habido importantes proyectos de inversión, la llegada de capital privado no ha sido tan grande como podría esperarse con tamaño potencial. La legislación garantiza la posesión de las tierras en manos de la etnia local. Los “continentales” no pueden llegar e instalarse en la isla y los arriendos son por un máximo de 5 años, lo que dificulta el aumento de capital en la isla, con el fin de resguardar los intereses históricos y culturales de los locales.

Pese a eso, las inversiones públicas han sido importantes. En la línea de incentivar el desarrollo de la industria turística, se remodelará el aeropuerto Mataveri: se construirá una segunda pista de aterrizaje, un terminal de pasajeros y una plataforma de estacionamientos, que permitirán un mejor flujo hacia la isla. Las obras comenzarán en 2011.

Además, de cara al Bicentenario, el gobierno central aportó $5.500 millones para la construcción del nuevo hospital Hanga Roa, que contará con un moderno equipamiento y mejorará las condiciones permanentes de atención.

En el ámbito privado, también ha habido inversiones, pese a la legislación. Se han construido dos hoteles boutique: “Explora” y “Altiplánico”, con US$ 6 y US$ 1 millón de inversión, respectivamente, desarrollando conceptos de integración armónica al espacio. A eso se suma la remodelación del emblemático hotel Hanga Roa, donde se utilizarán US$ 30 millones. “Hay buena infraestructura hotelera: tenemos 1.500 camas disponibles, de sobra para nuestra afluencia de turistas”, señala Elizabeth Velásquez.

Pero los actores en la industria no están ansiosos por la llegada masiva de extranjeros. “Queremos que lleguen buenos turistas. Pocos, pero con mayor poder de consumo. No podemos crecer desproporcionadamente”, explica Edgard Hereveri. “Somos un destino turístico cultural. No somos sol y playa solamente” agrega Velásquez. “La isla es pequeña y frágil. Tenemos que preocuparnos de la sustentabilidad de Rapa Nui”, completa Hereveri. Es por esto, por ejemplo, que se rechazó la construcción de un casino de juegos en la isla, cuando se construyen varios en “el continente”.

Foto de: Sebastián Sepúlveda