Peras por Manzanas: Los Otros Cálculos sobre el Espacio Público

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Desde hace varios años, luego de instaurada la democracia, somos observadores de una serie creciente de conflictos que enfrentan a vecinos con autoridades locales y nacionales ante diversos casos de intervención pública y privada (autorizada por lo público) sobre los espacios de la ciudad.

Progresivamente los casos de los vecinos de Bellavista contra el trazado de la Costanera Norte-MOP; la defensa de la Plaza Las Lilas contra la inmobiliaria Penta y Municipio de Providencia; el Puerto de Valparaíso y Mall Plaza presionados por los Ciudadanos y el Municipio; los problemas de Metrogas con los Vecinos de Peñalolén; las quejas sobre el Túnel del San Cristóbal en Pedro de Valdivia Norte; los cuestionamientos a los aeródromos urbanos de Santiago; y la reciente polémica por la sorpresiva concesión del Parque Gorostiaga, en Ñuñoa, la comuna con “mejor calidad de vida” en nuestro país, evidencian una nueva etapa de las relaciones político-sociales.

Y es este último caso de Ñuñoa, uno de los que permite observar las estrategias de las partes, en defensa de sus intereses y como el Estado y sus sistemas de regulación permiten, fomentan o se desentienden de los sucesos.

El Parque Gorostiaga supone un actuar de la Autoridad con proposiciones innovadoras, que pretenden dotar de infraestructura deportiva, recreativa y de salud a la comunidad en absoluto favor de su bien. El actuar de los vecinos supone el congelar una decisión del concejo comunal mal informada y unilateral, sobre un parque de libre acceso condicionado, con bocinazos, carteles y reuniones callejeras que intentan la defensa del derecho gratuito a las areas verdes del barrio. El terreno fué cedido al municipio en los años 60´s, cuando la familia Oelkers asi lo quiso, condicionándolo solo a uso recreativo. Sin embargo ante la pasividad del municipio se inició un litigio judicial comenzado en 1980 y concluido en 1997, que generó los ajustes normativos que permitieron la construcción del Edificio actual que limita el terreno por el costado Sur y el Parque hoy en cuestión.

Entonces ¿Porque el municipio publica enérgicamente una decisión ya tomada sin siquiera abrirse al debate de ideas de la comunidad representada?. La prensa también ha sido soporte de ambas posiciones y el municipio usa su plataforma comunicacional (letreros de gran formato, prensa comunal, web comunal) para respaldarse ante un conflicto que aún no vislumbra solución o acuerdo, ni menos una proposición de proyecto que permita el equilibrio de intereses. Y es aqui donde el Espacio Público se pone en el tapete, manoseado por quien lo quiera tomar como el argumento perfecto. Este es uno de los puntos relevantes y mas aun cuando se expone de una manera terminológicamente dispar. El municipio saca cálculos y habla de “sólo un 19,99%” de ocupación de suelo, de lo que era Parque a lo que será el Club Ñuñoa, al parecer con cierta desesperación al alza de la superficie de uso público, considerando por lo visto los metros cuadrados de la zona de estacionamientos y la cancha de futbolito pagada del nuevo Club, siendo que su condición de Espacio Público es absolutamente cuestionable e incomparable con el área verde pre-existente. ¿Que es lo que está vendiendo la Autoridad o los privados autorizados por la Autoridad como Espacio Público?

Preocupante también que esta cuestionable práctica de unos contra otros se repita en otras intervenciones urbanas actuales, por ejemplo en el caso de Puerto Barón en Valparaíso donde la Empresa Portuaria y Mall Plaza por un lado hablan de un 60% de la superficie destinada a Espacios Públicos. ¿Se estarán sumando también como áreas públicas los metros cuadrados de estacionamientos, ya sean de superficie o en subterráneo, o incluso los metros cuadrados de los pasillos interiores del mall, que ponen en absoluto jaque al término real de Espacio Público?. 141534079_valpoport2.jpg

 

La discusión está aquí mismo y deberá encontrar su realidad, ya sea en proyectos nunca realizados o en una de esas iniciativas que encuentran fuerte oposición y que paulatinamente son aceptadas por la comunidad en evolución. Por esto mismo cabe preguntarse sobre los mecanismos creados por la Autoridad para generar soluciones sobre la ciudad que realmente suplan la falta de creatividad propia de sus estructuras asesoras: ¿Habría cambiado las cosas un concurso público de Arquitectura, que hubiera planteado alguna solución soterrada o en zócalo que pudo dar luz a un mínimo impacto al uso del Parque, con cubiertas que hubieren recuperado la superficie de áreas verdes utilizada?.

Colaboración: Arqto. José Luis Pinochet.