Y sigamos dañando el medio ambiente… El caso de Ventanas y el uso del petcoke

Ayer miércoles la Comisión Regional de Medio Ambiente (COREMA) de Valparaíso aprobó el proyecto Central Nueva Ventanas de la termoeléctrica Aes Gener en la localidad de Las Ventanas (Puchuncaví). Este hecho ha generado una gran polémica a nivel local, ya que la central operará utilizando un combustible muy barato llamado petcoke que es altamente contaminante, condenado por múltiples organismos vinculados a la salud y medio ambiente e inclusive, por la misma razón, de uso prohibido en algunos países desarrollados.
Lo más frustrante de todo es que a pesar de la ejemplar organización y movilización ciudadana no fue posible detener los intereses privados de esta transnacional norteamericana.

Si no conocen el lugar, acuerdense de alguna vez visto por ahí, en la V Región, unas enooormes chimeneas que jamás se apagan. Esas son las chimeneas de la refinería de cobre de Las Ventanas, el lamentable ícono de la pequeña localidad ubicada entre los populares balnearios de Quintero y Maitencillo, declarada como zona saturada para anhídrido sulfuroso y material particulado respirable hace 13 años.

El motivo de la inquietud en la población y en las incipientes organizaciones ambientalistas locales son los antecedentes que presenta el uso del petcoke por parte de Aes Gener en Huasco (Guacolda) y Tocopilla (Norgener). El estudio “Exposición Humana a Contaminantes Emitidos en la Combustión de Petcoke” realizado por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile hace un par de años en Huasco arrojó resultados alarmantes en tanto evidencian los altos niveles de níquel – un conocido cancerígeno- en la población infantil.

El petcoke está constituido por los residuos sólidos resultante del proceso de refinación del petróleo por lo que concentra metales pesados altamente cancerígenos, como el níquel y el vanadio, elementos señalados por la Organización Mundial de la Salud como causantes de cáncer broncopulmonar y nasal y así como el de facilitar el desarrollo de más de diez tipos de enfermedades principalmente respiratorias.

En 1998, con la masiva entrada de gas natural a nuestro país, las “modernas” termoeléctricas que operaban a carbón se hicieron menos competitivas augurando su quiebra y paralización. Esto motivó a las empresas generadoras a presionar a las autoridades para que aprobaran la utilización de petcoke como combustible, lo que les permitiría mantenerse en el mercado. Hay que saber que una tonelada de petcoke cuesta entre 1 y 40 dólares (según su calidad), equivalente a la décima parte del precio del carbón y un 20% más barato que el gas natural. Sin duda, negocio redondo para la empresa. Pero a costa de los pulmones de los ventaninos. Inclusive, el hecho de que se utilice este combustible, abaratando los costos de producción de la central termoeléctrica no significa beneficios económicos para los vecinos del sector (traducidos por ejemplo en rebajas en electricidad).

Desde que se supo acerca de la existencia del proyecto de la central termoeléctrica, los ventaninos comenzaron a organizarse en su contra. Un medio de información no oficial llamado “Ventana Noticias” (en formato impreso y blog) los mantenía al día. Se realizaron manifestaciones pacíficas, los consejos ecológicos de Puchuncaví y Quintero se pusieron las pilas e hicieron lobby con parlamentarios para que se opusieran al proyecto, entre otra serie de acciones.

Se critica que la empresa Aes Gener ha desviado el problema del petcoke a través de acciones altruistas, como auspiciar paseos a la montaña como premio de un concurso escolar, cursos de capacitación técnica para jóvenes y adultos, entre otros. Obviamente esto saca ronchas a aquellos vecinos que realmente saben donde poner el foco.

*Este post fue posible gracias a la información (textos e imágenes) extraída del blog “Ventana Noticias”, creado por Andrés Padilla, bajo licencia de Creative Commons.

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