Controversia por número de muertes debido al esmog en Chile
Informe global publicado ayer en EE.UU. sostiene que muertes por contaminación llegaron a 5.900 en 2015, pero reporte que prepara el Ministerio de Medio Ambiente advierte que éstas sólo fueron 3.723.
Los pulmones están preparados y acostumbrados a respirar aire -una mezcla de oxígeno, nitrógeno y algunos gases nobles-, por lo que cualquier mezcla distinta, en cantidades importantes, tiene el potencial de afectarlos, como el esmog, que contiene una serie de partículas muy pequeñas, aerosoles y gases dañinos, y con efectos a corto, mediano y largo plazo, que van desde irritación en los ojos, nariz y garganta, a cáncer.
De acuerdo al informe Estado Global del Aire 2017, una recopilación estadística preparada por la ONG estadounidense Health Effects Institute (HEI), publicado ayer, en el año 2015, la contaminación atmosférica provocó 4,2 millones de muertes prematuras en el mundo, de las que más de la mitad se produjeron en China e India, que están entre los países con peores niveles de contaminación por MP 2,5, el más dañino para la salud (58 µg/m³ y 78 µg/m³, respectivamente, promedio 2015).
En Chile, de acuerdo a los datos del informe, el nivel promedio de material particulado 2,5 anual ha variado entre 21 y 23 microgramos por metro cúbico (µg/m³) desde 1990. En 2015 fue 21 µg/m³ (nivel país), no obstante, la mortalidad atribuida a contaminación del aire pasó de 4.800 personas en 1990 a 5.900 en 2015.
Robert O’ Keefe, vicepresidente de HEI, señala que el número de muertes atribuidas a la contaminación del aire se basa en los niveles de contaminación, el número de personas expuestas, la edad y la susceptibilidad de la población. “Los mayores efectos de la contaminación del aire están en aquellos con enfermedades cardiovasculares, incluyendo infarto al miocardio y accidentes cerebrovasculares. Estas son enfermedades que aumentan con el envejecimiento de la población, por lo tanto, si tiene un crecimiento y envejecimiento de ésta, puede ser más afectada por la exposición y el número de muertes relacionadas puede aumentar, incluso si los niveles de contaminación del aire siguen siendo los mismos”, señala.
Sin embargo, Marcelo Mena, subsecretario de Medio Ambiente, discrepa sobre las cifras. “No ha habido tal aumento. Contradice incluso los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuyo ranking BreathLife, las cifra en torno a 2.800”, dice.
De acuerdo al subsecretario, el dato más actual -que será publicado en los próximos días en el informe Estado del Medio Ambiente- es de 3.723 muertes por causa cardiopulmonar en 2015. “Hay un problema con esas extrapolaciones al pasado, porque en nuestro caso sólo a partir de 2013 empezamos a medir”, señala. Antes de eso, no había estaciones en todas las regiones.
“Creo que es un error el dato de mortalidad, nosotros hemos sido transparentes sobre los datos de muertes prematuras, de hecho es la justificación por la que hacemos los 14 planes de descontaminación, y lo que hemos visto es una baja en la mortalidad desde 2013 en todo el país”, asegura.
Mena agrega que el dato sobre la concentración media de MP 2.5 utilizada en el informe global, también es una interpolación, obtenida vía satélite, lo que confirma O‘ Keefe, que señala que también se utilizó información de monitoreo y modelos.
Contaminación disminuye
Luis Díaz Robles, académico del departamento de Ingeniería Química de la U. de Santiago, indica que, en la capital, el promedio anual de ese contaminante está en torno a los 20 µg/m³, pero alcanza cerca de 60 µg/m³ en ciudades como Coihaique, Temuco u Osorno. “Con la gestión que se ha hecho en la Región Metropolitana se ha avanzado bastante”, sostiene. “Es una reducción real por los planes de descontaminación. En otras ciudades, como Temuco, que la medición partió en 2008 ha ido creciendo la contaminación, porque la gente no ha cambiado los artefactos a leña”, sostiene.
Según los datos del Ministerio del Medio Ambiente, entre 1989 y 2016, la concentración anual de MP 2.5 en Santiago pasó de 69 a 20 µg/m³, una reducción de 72%. Mientras el MP 10 se redujo en 47% en el mismo periodo, llegando a su menor valor histórico en 2016, con 55 µg/m³. Ambos valores, no obstante, todavía se mantienen sobre los niveles recomendados por la OMS (10 µg/m³, para MP 2.5, y 20 µg/m³ para MP 10).
“También logramos el mínimo histórico en episodios críticos. Las medidas han servido”, dice Mena.
El impacto en la salud
“Tanto la contaminación ambiental del aire, como el material particulado se ha asociado con eventos adversos sobre la salud, en el sistema respiratorio y el sistema cardiovascular. Estos efectos adversos se pueden ver tanto en exposiciones cortas o largas”, explica Aníbal Zamorano, cardiólogo jefe de la unidad de paciente crítico cardiovascular de Clínica Santa María.
Las enfermedades cardiovasculares, como el infarto agudo al miocardio, insuficiencia cardiaca descompensada, hipertensión y accidentes cerebrovasculares aumentan con la contaminación ambiental, por lo que durante los periodos críticos sube la incidencia de eventos relacionados, que se suman a las patologías respiratorias.
Felipe Rivera, jefe del área broncopulmonar de Clínica Dávila, sostiene que es notorio el aumento de las consultas durante los episodios de mayor contaminación, pero confía en que, con las medidas que se están tomando, comiencen a disminuir. “En promedio, hay menos niveles de contaminación, los niveles que se toleraban antes eran muchos más altos, estamos francamente mejor. En pacientes no vemos una diferencia todavía, pero lo más probable es que a futuro sí debieran bajar las crisis a mediano y largo plazo por esa causa, pero existen otras, como el cigarrillo, principalmente”, indica. La prohibición de las estufas a leña, a partir de este año en Santiago, debería ser un factor que haga la diferencia, dice. “Vamos en el camino correcto”, enfatiza.