La cruzada de un museo: MAC de Valdivia en tierra derecha para su ampliación

Por Denisse Espinoza
Inaugurado en 1994 en las ruinas de una ex cervecería, el espacio pretende crecer en 1.300 m2.

A inicios de los 90 la centralización del arte era un problema aún más agudo de lo que se vive hoy. Hernán Miranda (1949), artista valdiviano formado en la U. Católica, lo sabía bien. Por eso, cuando en 1994 volvió a su ciudad natal para seguir desde allí su carrera, su expectativa no era sólo dedicarse a su propia obra, sino generar un espacio donde los artistas de todo el sur pudiesen reunirse y exhibir sus trabajos.

“Un Museo de Arte Contemporáneo para Valdivia”, fue la simple y a la vez ambiciosa idea que Miranda llevó hasta el despacho del entonces rector de la Universidad Austral, Manfred Max-Neef. La respuesta fue notablemente rápida: para mayo de ese mismo año, la casa de estudios ya había destinado un lugar para el futuro museo, hoy aledaño a otros dos de la universidad: el Museo Phillipi y el Museo Histórico y Antropológico. Se trata de los terrenos de la ex Cervecería Anwandter, un edificio de 1851, convertido en una ruina tras el terremoto del 60, pero ubicado en el mejor lugar de la ciudad: la ribera del río Calle Calle.

“Hoy es una ruina más noble, pero que es urgente convertir en algo más digno, para los artistas y para el arte que queremos conservar acá. Soñamos con una colección propia, ya tenemos cerca de 30 obras, pero no tenemos espacio para guardarla”, dice Hernán Miranda, el único director que ha tenido el museo desde sus inicios y quien está a punto de llevar a puerto su idea inicial.

En estos 22 años la historia del museo no ha sido fácil. Luego de recibir los terrenos, recién en 1997 se hizo una primera reconstrucción que volvió habitable el lugar: se le incorporó techo, una fachada de vidrio y se refaccionó el piso, aunque las primeras exposiciones se montaron con una cubierta de plástico como cuarta muralla. “Nuestra historia es de precariedad, pero de mucho empuje. Cuando fui elegido director no tenía experiencia, pero fui bien apoyado por la universidad y sobre todo por la escena del arte. Casi todos los artistas más importantes chilenos han expuesto aquí; el museo es un hito del sur, no hay ningún otro de arte contemporáneo aparte del de Chiloé, entonces somos un emblema”, dice Miranda. El MAC ha recibido exposiciones de José Balmes, Nicanor Parra, Raúl Zurita, Rodolfo Opazo y Guillermo Núñez, También obras de Juan Downey, Francisco Smythe, además de artistas locales, como Abel Lagos, Mauricio Contreras, Daniela Fuchslocher, Rodrigo Torres y Carlos Fischer, y muestras extranjeras, provenientes de Italia, Croacia, China y EEUU.

A fines de este año, si todos los planes siguen su curso, el MAC de Valdivia podría cerrar sus puertas para emprender su mayor anhelo: la ampliación y total remodelación de su edificio. La diferencia es que hoy el Gobierno Regional de los Ríos ya aprobó los fondos, que alcanzan los $ 5 mil millones y las obras serán ejecutadas por la Dirección de Arquitectura del MOP. Además, el proyecto tiene el pleno apoyo del rector de la U. Austral, Oscar Galindo. “No debemos seguir esperando , sobre todo porque hay una convicción muy profunda de las autoridades, incluida la Intendencia y el Seremi de hacer este museo. Es una responsabilidad pública y una deuda histórica. Están dadas las condiciones, se aprobó el modelo de gestión, el Consejo de Monumentos Nacional aprobó el proyecto y está el financiamiento. Y esperamos empezar las obras a fines de este año”, dice el rector.

El diseño del nuevo museo fue elegido hace nada menos que 14 años. En 2002 se convocó un concurso público de arquitectura con un jurado excepcional, compuesto por Luis Izquierdo, Sergio Alemparte y presidido por Alejandro Aravena. El ganador también es un arquitecto de prestigio y con experiencia: Cristián Undurraga, el mismo del Museo Violeta Parra, el MAVI y el Centro Cultural La Moneda.

La idea es que el edificio se amplíe en 1.300 metros cuadrados, los que incluyen nuevas salas de exposiciones, depósitos, un auditorio, oficinas y, lo más importante, la incorporación de climatización adecuada para el resguardo de las obras. “En invierno no solemos hacer exposiciones porque es muy riesgoso para las obras , por la humedad del edificio”, dice el director. “Eso sí, aunque el diseño del nuevo museo es muy moderno, también respeta la historia de este lugar. No queremos que cambie su interior, perder sus vigas centenarias ni el área de las bóvedas donde antiguamente se guardaban los toneles de cerveza; ese es su espíritu y queremos preservarlo”, agrega.

Con un equipo de cuatro personas de planta, Miranda ha convertido el MAC de Valdivia en una pequeña hazaña. Ahora mismo exhibe, hasta el 31 de marzo, una selección de pinturas y esculturas del MAVI de Santiago y está ad portas de cerrar un convenio con el Museo Nacional de Bellas Artes para recibir también muestras de su colección. De hecho, lo que más le preocupa ahora es lo que sucederá con el público y los artistas cuando el museo deba cerrar sus puertas. Pero ya tiene una solución: una pequeña bodega también de la ex-cervecería, conocida como “las leñeras”, se convertiría en una versión en miniatura del espacio con muestras más pequeñas y actividades de extensión. Simplemente porque Valdivia ya no puede vivir sin el MAC.