Columna El Observador Urbano: Premios a fachadas, jardines y vitrinas

fachadas providenciaPor Miguel Laborde, El Mercurio.

Se diría que en otros tiempos tuvimos premios de todo: a las mejores fachadas en la comuna de Santiago, a los jardines de Providencia y posteriormente a las vitrinas de los locales en esta misma comuna. También en Vitacura, en años recientes, pero no lo hemos visto ahora último.

¿Por qué no celebrar los aportes al paisaje urbano?

Fuerte nos llegó la moda de “emboscarse” dentro de un muro vegetal casi hermético como en Estados Unidos, en el caso de la vivienda unifamiliar, modelo no urbano sino suburbano, para vivir cerca de la ciudad pero no en ella, entre bosques ojalá y no en una calle.

El tema ha vuelto por la expansión demográfica; la ciudad, en el siglo XXI, la ciudad densa incluso, es un imperativo solo evadible por los muy ricos. Por lo mismo, hasta en Nueva York y desde el año pasado, el Architect Newspaper distingue las mejores obras del año anterior, como modo de promover la buena arquitectura, más allá de las inversiones funcionalistas.

Así ha sido Europa hace décadas, y por cierto en ella los premios siguen vigentes, año tras año, celebrando a quienes aportan valor artístico y cultural a su comuna y ciudad. Es algo que le interesa, y mucho, a las grandes mayorías.

Ahora en Santiago, con el aumento de la delincuencia, se han multiplicado las rejas (e incluso cercos eléctricos) que tanto empobrecen el paisaje urbano, aunque sin llegar a los niveles de otras capitales sudamericanas, donde incluso guardias armados de ametralladoras controlan el acceso a los barrios.

Hemos perdido riqueza en ese valor superior de las ciudades de calidad: el espectáculo urbano que invita al paseo. Pero no hay, en general, razones para olvidarse de esa posibilidad.

Los premios educan. Pasar frente a una fachada o un jardín premiado genera una segunda mirada. Se observa, piensa, evalúa, qué habrán querido destacar los que los crearon, y por qué los jurados los hicieron sobresalir frente a los demás.

Es cierto que ahora hay algunos premios comerciales a las obras de arquitectura, como las que destacan el vidrio como elemento principal, o el aluminio, pero son en general temáticas acotadas.

A propósito de premios; se fue Carlos Martner de Chile hace dos semanas, casi en silencio, sin que supiéramos darle el Nacional de Arquitectura. En medio siglo, desde el balneario Tupahue con su homenaje pétreo y la piscina Antilén -oasis mirador de la ciudad- hasta los recientes parques Violeta Parra y Mapocho Poniente, mereció el Premio América 2007 -a un “humanizador de la naturaleza”-, pero nada nuestro.

No es coincidencia que en nuestra región los premios sigan vigentes en dos países de particular preocupación por lo urbano: Argentina y Colombia, con la colaboración oficial y profesional de sus Colegios de Arquitectos. Los franceses en París, siempre prácticos, entregan un diploma con un agradable incentivo en sus “Concours de façades”; el 50% de exención en los impuestos territoriales.

Prácticos. En París entregan beneficios tributarios a quienes premian en sus concursos de fachadas.