El silencioso deterioro que conlleva el comercio en edificios patrimoniales
Por Lucía Adriasola C., El Mercurio.
Palacios del siglo XIX han sido modificados:
Ferreterías, locales de repuestos de vehículos y restaurantes asiáticos se han instalado en inmuebles de gran valor histórico, alterando su estructura por dentro.
Elegantes palacios, que datan de fines del siglo XIX, en cuyas bóvedas se guardaron lingotes de oro, en la actualidad albergan gomas, cajas de cambio o insumos para autos. Ferreterías, locales de repuestos para vehículos y restaurantes asiáticos fueron los herederos de valiosos inmuebles que pertenecieron a la belle époque santiaguina, y que con el tiempo han sido alterados por su falta de protección patrimonial.
Es el caso del Palacio Elguín, situado en la esquina de la Alameda con Brasil, en Santiago. Pese a su majestuosidad y gran cúpula pasa desapercibido frente al comercio que se ha instalado en el primer piso del edificio, que cuenta con tres niveles y ocho salones de diferentes estilos, como italianos, renacentistas o árabes.
“La verdad es que nunca me había fijado de cómo era el edificio porque uno viene a comprar para acá no más, pero nunca habría pensado que es un edificio con tanto valor histórico”, reconoce Pedro Canales, cliente frecuente del sector, al que recurre en búsqueda de repuestos o artículos para su vehículo.
Cabe señalar que en 2013, la Municipalidad de Santiago, junto con el Consejo de Monumentos Nacionales, trabajaron para darle protección al palacio, sin embargo, no fue hasta dos años después que lo lograron, puesto que el 10 de abril pasado en el Diario Oficial se publicó su resguardo. Durante los años que estuvo sin protección, su interior fue modificado con fines comerciales.
“Cuesta pensar en alguna experiencia similar fuera de Chile. Yo creo que el uso que se le da a muchos de estos edificios es más nocivo que hacerles un graffiti, porque en el peor de los casos, uno podría restituir o neutralizar un rayado, pero hay edificios a los que se les hacen daños más drásticos como perforar un muro, cortar detalles decorativos o abrir puertas y ventanas. Yo tengo imágenes de esas cosas, que son siempre muy dolorosas”, comenta el académico Jorge Atria, experto en patrimonio.
Otros casos
Sin ir más lejos, en el sector de Concha y Toro también se pueden encontrar este tipo de fenómenos. Talleres mecánicos, también adornados con graffiti, se pueden hallar en este barrio declarado como Monumento de Conservación Histórica, situación paradójica si se considera que el sector es visitado y fotografiado a diario por turistas.
También sucede con el Teatro Carrera, en ese mismo entorno, el que hoy oficia como restaurante chino, con una apariencia algo descuidada, ya que su interior luce oscuro y sus exteriores deteriorados.
“El barrio Concha y Toro es el más representativo de esta realidad, porque tiene conservación histórica pero es difícil de controlar, ya que para los municipios es complejo mantener una situación de control visual permanente… lo tratan de hacer, pero comerciantes, las empresas o los propios dueños de estos edificios no tienen otra alternativa de subsistencia y los arriendan sin conciencia del valor que tienen esos edificios”, comenta Atria.
En este sentido, los planes reguladores comunales permiten la entrega de permisos en esas zonas y la ley, según señalan desde el Consejo de Monumentos Nacionales, no impide que se ejecute tal o cual comercio, solo prohíbe modificar el edificio sin contar con una previa evaluación del consejo.
Atria señala que justamente la escasa regulación de la ley ha influido en el deterioro de estos inmuebles, ya que, según expresa, conoce un caso cercano de un edificio patrimonial que ponto saldrá al arriendo porque su dueño no tiene dinero para mantenerlo. “Tampoco hay incentivos que promuevan su cuidado”, critica.
El experto agrega que se necesita una ley que norme el uso de estos espacios para devolverles su “dignidad”. “No se trata de poner galerías de arte o centros culturales, pero sí algo que vaya acorde con la estructura patrimonial que se está usando”, señala.
¿Qué dice la ley?Conservación: “Si el Monumento Histórico fuere un inmueble de propiedad particular, el propietario deberá conservarlo debidamente; no podrá destruirlo, transformarlo o repararlo, ni hacer en sus alrededores construcción alguna, sin haber obtenido previamente autorización del Consejo de Monumentos Nacionales, el que determinará las normas a que deberán sujetarse las obras autorizadas. Si fuere un lugar o sitio eriazo, éste no podrá excavarse o edificarse, sin haber obtenido previamente autorización del Consejo de Monumentos Nacionales, como en los casos anteriores. La infracción a lo dispuesto en este artículo será sancionada con una multa de cinco a doscientas unidades tributarias mensuales”, versa la ley, que no contempla en artículo alguno la destinación de recursos para mantener los inmuebles.