Michael Useem y Erwann Michel-Kerjan: “Después del 27/F la recuperación de Chile fue extraordinaria y contiene muchas lecciones útiles”

27F ChilePor Oriana Fernández, La Tercera.

Expertos en liderazgo de la Universidad de Pennsylvania, EE.UU.:

Los académicos presentan hoy en la U. Católica su libro que analiza el caso de nuestro país y la forma como se enfrentó el terremoto y tsunami de 2010.

“El 27/F fue realmente masivo”, destacan los académicos Michael Useem y Erwann Michel-Kerjan, de la Universidad de Pennsylvania, de Estados Unidos (EE.UU.). Ambos son expertos en liderazgo y esta semana visitan nuestro país, invitados por el Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales (CLAPES UC), para presentar (hoy, 18 horas, en la casa central de la U. Católica) su libro “Leadership Dispatches” (Entregas de liderazgo), que analiza el caso de Chile después del terremoto y tsunami de 2010, y su proceso de recuperación.

Useen y Michel-Kerjan respondieron de forma conjunta un cuestionario para La Tercera sobre este tema.

“Primero, uno debe poner el terremoto del 27 de febrero de 2010 en perspectiva. Liberó 500 veces más energía que el sismo que había devastado a Haití en los meses previos, siendo el sexto evento sísmico más grande registrado mundialmente. El 27/F le costó a Chile casi un 20% de su PIB. El Huracán Katrina, el 2005, el desastre natural más grande de la era moderna de EE.UU., costó solo un 1% de su PIB. Chile enfrentó verdaderamente una catástrofe natural extraordinaria”, aseguran.

¿Cómo ven la reconstrucción?

Para los estándares internacionales fue rápida, aunque, por supuesto, todos querían que fuera incluso más rápida. El Presidente Sebastián Piñera y sus ministros tomaron decisiones rápidas y estratégicas, que no sólo ayudaron a Chile a recuperarse de la emergencia inmediata, sino que también permitieron reconstruir con mayor preparación y resiliencia a largo plazo. Además, el sector privado y la sociedad civil realizaron labores junto al gobierno. Habiendo trabajado en crisis y desastres en otras partes, esa colaboración usualmente no es tan evidente. Después del 27/F la recuperación de Chile fue extraordinaria y contiene muchas lecciones útiles para aquellos que sean responsables de la gestión de desastres en comunidades y países.

¿Cuánto incidió el sector privado en este proceso?

La reconstrucción a gran escala requiere de un plan maestro y de alguien que lo supervise. Es como ser director de orquesta. Que el sector privado esté más involucrado puede ayudar, pero una sola empresa no puede coordinar la reconstrucción para toda una nación.

¿Cuáles fueron los grandes pilares del proceso?

El estilo de liderazgo decisivo y estratégico del Presidente Piñera y su gabinete. Frente a otros desastres a nivel internacional, presidentes y primeros ministros pueden ser lentos en su actuar (…) El segundo pilar fue el foco de la nación en la resiliencia económica. El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, por ejemplo, trabajó de cerca con el Presidente para asegurarse de que los grandes costos de la reconstrucción fueran financiados en el momento y no impuestos a futuras generaciones (…) Un tercer pilar fue la larga experiencia de Chile con los terremotos y su voluntad para aprender y mejorar su confianza. El país tiene una serie de valores e instituciones que lo hacen uno de los con mayor capacidad de sobreponerse a estas tragedias en el mundo.

¿Qué diferencias ve en la reconstrucción en Chile y lo que pasó, por ejemplo, con el Huracán Katrina?

Chile respondió mucho más rápido y más extensamente. Katrina sigue siendo el desastre más costoso en la historia reciente de EE.UU. y el liderazgo de nuestra recuperación se probó vacilante e incompleto. Ha tomado años para que la región afectada se recupere. Incluso ahora, quedan áreas que no lo han hecho.

El gobierno actual, de Michelle Bachelet, identificó fallas en los números de casas construidas y edificios no terminados…

Dado el nivel de la devastación, no debería sorprender que eso pueda pasar. Lo que es crítico para cada gobierno es trabajar con el que vino antes y con el que vendrá después, para asegurarse de que el país está completamente recuperado y mejor preparado para futuras calamidades.