Buenos Aires lanza en noviembre un subsidio de arriendo inspirado en sistema chileno

Por Manuel Valencia, El Mercurio.

Ex jefe habitacional del Minvu participó en el diseño del beneficio:

Además de servir como guía para los cambios que se realizan en Haití, Cuba o Costa Rica, la política habitacional del país ahora es analizada en Argentina para la puesta en marcha del beneficio de alquiler.

Cada día, la ciudad de Buenos Aires pasa por un ciclo verdaderamente explosivo: inicia la mañana con sus 3,5 millones de habitantes. A medida que avanza la jornada, sus calles van doblando la población, y llega a contener el ritmo intenso de ocho millones de personas. Luego, hacia la noche, el centro de la “ciudad de la furia” se despuebla, y vuelve a los mismos 3,5 millones de bonaerenses que hacen fila para el teatro en Corrientes o se ven bebiendo una “birra” (cerveza) en los bares de San Telmo.

En el proceso, sus grandes accesos, como las avenidas General Paz o 25 de Mayo, soportan eternas filas de vehículos que ingresan o salen de la CABA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires, algo así como el Gran Santiago dentro del anillo de Américo Vespucio).

“Y bueno, a quién no le gustaría vivir dentro, pero los precios están muy subidos, es imposible pagarlo. Yo vivo en Avellaneda, me queda un poco lejos, pero ahí me alcanza para pagar un alquiler”, cuenta, en medio de uno de estos atochamientos, Facundo Núñez, taxista, que a diario hace más de 25 viajes entre la CABA y la provincia, como llaman a las comunas que conforman el conglomerado urbano.

En promedio, según cifras del Instituto de la Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires (ICV) -el Ministerio del ramo en la capital argentina-, un departamento cuesta desde US$ 30 mil (unos $18 millones) en la urbe. El alto precio (para la paridad de compra argentina) se repite en los alquileres, que más o menos llegan a los 2.200 pesos argentinos (cerca de $153 mil). Pese a ello, representan un considerable 30% de la tenencia de vivienda en la ciudad.

Familias vulnerables

Con el objetivo de recortar esa brecha y combatir otros problemas, como el alto grado de hacinamiento en varios sectores de la CABA, a partir de noviembre próximo se pondrá en marcha un nuevo subsidio de arriendo que busca apoyar a familias vulnerables y de clase media para que vivan en la zona central de la ciudad.

Este beneficio permitirá copagar el monto mensual de alquiler a los beneficiarios, subvencionar la tasa de un préstamo bancario (19,5%) para los gastos de mudanza o mes de garantía. También posibilitará la entrega de préstamos a las personas con ingresos “en negro”; es decir, sin salarios formales ni contratos.

Los aspectos fundamentales del sistema se inspiran en el mismo subsidio de arriendo que desde enero comenzó a funcionar en Chile y con el que ya se ha logrado beneficiar a más de cinco mil familias (ver recuadro).

Guillermo Rolando, ex jefe de la división del política habitacional en la administración anterior y hoy asesor de vivienda de Buenos Aires y Haití, es quien ha ayudado a formular esta política de arriendo en Argentina. Su colaboración se inició en abril de este año. Desde entonces viaja una vez al mes a Buenos Aires para conocer la realidad habitacional de la ciudad y proponer ideas para la operatividad del subsidio, en el contexto argentino.

“Tenemos la suerte de que nos están ayudando desde Chile con esta política de alquiler. Chile es el segundo país con menos déficit habitacional de la región, después de Costa Rica, que le copió el modelo. La chilena es una política robusta que logra revertir los problemas y es un sistema que subsiste a gobiernos de distintos colores políticos”, dice Emilio Basavilbaso, presidente del ICV.

Con él concuerda Rodolfo Morello, ex ministro de Vivienda del gobierno de Carlos Menem: “El sistema chileno le da una expectativa cierta al trabajador, que logra ahorrar en una unidad de fomento que no pierde valor. Es un modelo ideal”, afirma.

Estas visiones quedaron representadas en un seminario denominado “La construcción de un modelo intersectorial”, realizado aquí.

Entre varios temas, en el encuentro se comentaron los alcances, éxitos y desaciertos de la política chilena, como las casas “Chubi” o el barrio Bajos de Mena, de Puente Alto, que concentra más de 120 mil viviendas sociales sin grandes equipamientos ni servicios. “Hemos aprendido mucho, con grandes logros que se reconocen en la región en política habitacional y desaciertos no menores. Hemos querido transmitirles nuestros aprendizajes y errores para que no los repliquen, entendiendo que cada país tiene idiosincrasia y ejes propios”, señala Rolando.

11% es el déficit habitacional de Buenos Aires. Argentina alcanza un 24% en 30 años.

$150 mil y hasta $314 mil es el monto de los alquileres que subsidiará el gobierno de Buenos Aires. En Chile el tope máximo son $200 mil en la zona central.

Gobierno ajusta montos de subsidios

Desde el lunes pasado, el Gobierno abrió el segundo llamado del subsidio de arriendo, con 4.900 postulaciones. En el primer concurso para obtener el beneficio, realizado en enero, acudieron 11 mil familias, pero 5.004 se lo adjudicaron. En promedio, el Estado está cofinanciando el pago de $118.895 por alquiler a los beneficiarios.

Para hacer aplicable el beneficio, de 3 UF (unos $66 mil) por 60 meses, en todo el país, el Gobierno extendió hasta 10 UF (220 mil) el monto máximo del contrato de arriendo en ciudades grandes de los extremos norte y sur del país, donde los precios de alquiler superan en hasta 50% los de la zona centro.