Arica quiere dejar de ser comuna de paso y busca expandir su zona comercial e invertir en turismo

Por Mario Rojas Martínez, El Mercurio.

La ciudad del extremo norte del territorio nacional tiene uno de los menores ingresos por habitante del país:

Un proyecto de US$ 100 millones asoma como la principal inversión para potenciar su vocación turística, pero debe sumar más atractivos para consolidarse.

Arica recibe poco más de 200 mil visitantes al año, según estadísticas del Sernatur. Una cifra casi equivalente a los habitantes de la ciudad. Sin embargo, sus autoridades y operadores turísticos sostienen que esa cantidad es insuficiente para una comuna que ofrece alrededor de cuatro mil camas para alojamiento y que, más que un destino permanente, en las últimas décadas se ha transformado en un lugar de paso hacia otros destinos.

Sus principales atractivos son el Morro, ubicado junto al casco histórico, donde también hay monumentos como la ex Aduana y la Catedral de San Marcos; los valles de Lluta y de Azapa, este último con su museo de las momias Chinchorro, y un borde costero con playas como La Lisera, El Laucho y Chinchorro.

Por ello, el alcalde Salvador Urrutia dice que Arica “es una ciudad con vocación turística. Es su principal destino en el largo plazo, y al mismo tiempo es una ciudad de servicios de transporte marítimo y terrestre”. La gerenta general de la Cámara de Turismo, Ayú San Martín, añade que “podemos ser un destino turístico mundial, pero no basta con tener buen tiempo todo el año. Hay que sumar atractivos”.

Actualmente el mayor proyecto en marcha para fortalecer su industria turística, además de los rubros inmobiliario, comercial y servicios, es “Arica City Center”: US$ 100 millones, financiados con capitales españoles, que en 2016 permitirá que la ciudad tenga su primer hotel cinco estrellas y un segundo casino de juegos. También dos torres de departamentos, de 20 pisos cada una, además de oficinas, centro comercial, restoranes, spa, piscinas y áreas verdes.

Todo ello a pocas cuadras del centro, donde están ubicados la Intendencia Regional, un campus universitario y el Regimiento Rancagua del Ejército, institución que tiene una fuerte presencia en la ciudad.

A una cuadra está la costanera, y a menos de cinco el acceso al terminal portuario, junto a las principales instalaciones de la Armada, como la Comandancia Naval, la Gobernación Marítima y la Capitanía de Puerto.

“Esa zona la consideramos como un subcentro de nuestro comercio y servicios públicos. Pero como municipalidad queremos descentralizar mucho más, hacia el norte, en el sector de la ex maestranza de ferrocarriles. Ese es el centro geográfico, no el casco histórico, junto al Morro, que está en el extremo sur de la ciudad”, explica Urrutia.

Para la Corporación de Desarrollo de Arica y Parinacota (Cordap), el centro está colapsando. “Se está quedando chico y el casco histórico debe ser restaurado. Por eso la expansión del centro hacia el norte es una oportunidad, además que otros proyectos inmobiliarios y el futuro mall -cuya construcción partiría en 2015- quedarán cercanos”, señala Edward Gallardo, presidente de la Cordap.

Valentín Cubillos, presidente de la Cámara Chilena de la Construcción en Arica, resume en tres los principales desafíos urbanísticos: expandir el centro hacia el norte; instalar el nuevo museo de momias Chinchorro en el borde costero y cerca del centro, para facilitar las visitas de turistas, y que empresas de la zona se hagan cargo de las obras para apuntalar la economía local.

MINERÍA

En los últimos cuatro años empresas de la gran minería han invertido más de $16 mil millones en la zona, especialmente en prospecciones y exploraciones. Hasta ahora las principales faenas se concentran en el sector de Camarones y en las cercanías del salar de Surire.

Si en 2008 la Región de Arica y Parinacota recaudó $286 millones por concepto de patentes mineras, el año pasado subió a $2.200 millones.