Temuco, Linares y Concepción son las ciudades más desiguales, y San Fernando tiene la mejor distribución de ingresos

Por El Mercurio.

Estudio de Jorge Marshall, Christian Belmar y Gonzalo Escobar, basado en el índice GINI, que mide desigualdad:

Este resultado es parte de una inédita y más amplia investigación que se llama “Ciudades Competitivas” y que se traducirá en el primer Índice de Competividad de Ciudades para nuestro país. Sus autores buscan que sea útil para elaborar políticas públicas. A.G. y S.C.

En un extremo, Temuco, Linares, Concepción, Santiago y Osorno. En ese orden. En el otro, San Fernando, Melipilla, Rancagua, Calama y Chillán. También en ese orden.

Estas son las ciudades de Chile que presentan los mayores y menores grados de desigualdad en el país, de un total de 26 ciudades. Están medidas con lo que técnicamente se conoce como el índice GINI, que mide en una escala de cero a uno cuán igual o desigual vive una población, en función de sus ingresos. Mientras más alto (valor 1), más desigual; mientras más bajo (valor cero), mayor igualdad entre los hogares.

Estos resultados son solo parte de las conclusiones que arroja el primer estudio que se realiza en Chile de ciudades, cuyos autores son los economistas Jorge Marshall, Christian Belmar y Gonzalo Escobar, quienes están realizando una inédita investigación. De nombre “Ciudades Competitivas”, este proyecto comenzó hace un año y hoy está en su etapa final. En un par de meses más los autores publicarán el primer Índice de Competividad de Ciudades para nuestro país y en el que este coeficiente GINI es una de muchas variables que están levantando (ver recuadro). El objetivo de los gestores es que la investigación sea útil para elaborar políticas públicas.

“Muchas veces se hacen políticas para las ciudades desde Santiago o políticas que consideran solo una dimensión. Nuestro enfoque es totalmente nuevo. Toda la política de descentralización se focaliza en las regiones, pero hay muy pocas políticas que les conceden a las ciudades herramientas para su desarrollo. El alcalde es un proveedor de servicios, pero no un líder para el desarrollo económico de su ciudad. Nuestra visión es que es mucho más importante fortalecer al alcalde como el articulador del desarrollo económico que lo que puede hacer el intendente. El concepto clave es que toda interacción que es cara a cara tiene un potencial mucho mayor que unidades donde la interacción es a distancia”, dice Jorge Marshall.

Base productiva

De acuerdo con los datos, Temuco tiene la peor puntuación, con un coeficiente que asciende a 0,58 puntos. Como dato, hay que decir que este resultado equivale al de Honduras.

San Fernando, por el contrario, arroja un GINI muy por debajo del nivel nacional de nuestro país: 0,38 puntos en dicha ciudad, nivel comparable con Portugal, que exhibe el mismo coeficiente (ver infografía).

¿Qué explica estos disímiles resultados?

Para los autores, el resultado de Temuco, Linares y Concepción puede deberse a su base productiva. En Temuco y Linares, más bien relacionada con la agricultura tradicional, con bajo nivel de calificación de la mano de obra y, por lo tanto, con bajas remuneraciones. Temuco, en particular, con una base productiva precaria, y bajo número de empresas que sean capaces de absorber mano de obra calificada.

En Concepción, y a pesar de poseer una actividad industrial de años, “está en una fase de madurez o declinación de su sector industrial”, dicen.

Por contraste, los mejores resultados de San Fernando y Melipilla se deben al desarrollo agroindustrial, la industria del vino y otras industrias relacionadas a esta, como el turismo. Rancagua, a su turno, está en la misma sintonía que las ciudades del norte, donde el ciclo alcista en el precio del cobre generó ese avance.

A nivel nacional, el indicador muestra una mejoría (de 0,57 a 0,55) debido al crecimiento y políticas sociales distributivas, explican.

Las que mejoran y empeoran más

A partir de los datos se puede observar que hay ciudades que, sin importar el lugar en que se encuentran hoy, han visto un proceso de mejoría de su situación en los últimos años.

Un caso es Ovalle, que lidera dicho proceso. En 2000 su GINI era de 0,64 puntos y en 2011 dicho coeficiente pasó a 0,45 puntos, algo así como el de Estados Unidos. Curicó es la segunda ciudad que más mejora, al pasar de 0,65 puntos a 0,51 puntos. Melipilla es la tercera mejor en avanzar en igualdad.

Nuevamente la causa está en su base productiva: para este caso, la agroindustria, ya sea del vino o, en el caso de Curicó y sus alrededores, cultivos agrícolas orientados al sector exportador. Es probable que esa especialización se refleje en el nivel de ocupados con educación superior, entre 25 a 35 años.

En contraste, Valparaíso, Chillán y Concepción muestran una trayectoria negativa desde el 2000, reflejo, en el primer y tercer caso, de un sector industrial maduro o en declive.

Ocupación y talento joven

Pero lo interesante es que “las ciudades pueden cambiar su trayectoria”, destaca Christian Belmar.

Como la investigación es más amplia, además del GINI, sus autores levantaron también otras variables, como una que busca medir el nivel de capital humano disponible que captan las ciudades. Para ello midieron a los ocupados jóvenes que cuenten con educación superior, para saber qué porcentaje representa este grupo del total de ocupados de una ciudad.

“El dato es el de los ocupados entre 25 y 35 años. Si tu ciudad atrae profesionales jóvenes, esa ciudad tiene ventajas. Y en aquellas donde los profesionales jóvenes se van, hay una desventaja. Permite anticipar qué podría pasar a futuro. Probablemente su GINI va a mejorar, pues retienen al segmento profesional más creativo”, explica Marshall.

Allí hay sorpresas, pues, por ejemplo, aparece Valparaíso en segunda ubicación (detrás de Melipilla), Punta Arenas, Valdivia y Concepción. O sea, las capitales de la Quinta y Octava Región, a pesar de sus resultados débiles en el ranking GINI, son ciudades que tienen potencial para cambiar. Cuentan con importantes centros universitarios y, por tanto, capacidad de innovación.

“Valparaíso tiene universidades, empresarios grandes, gente joven, servicios públicos instalados, calidad de vida. Pero tiene mala gobernabilidad”, dice Marshall.

Qué pasará con el declive minero

De las cifras se aprecia que el boom de la actividad minera y los altos precios del cobre no tuvieron similar efecto en Antofagasta, Calama y Copiapó. Mientras Antofagasta ha mejorado, en Calama aumentaron las desigualdades. ¿Por qué?

“Calama ha tenido una expansión minera, pero mucho capital humano no se radica en Calama. La minería no afecta a todo el conjunto de la población. Prácticamente Calama es una habitación”, explican Escobar y Belmar. En cambio, Antofagasta está más compenetrada hacia el resto de las actividades, se han desarrollado otras industrias, por ejemplo, a nivel de proveedores locales y servicios, destacan.

Dado este hallazgo, no sería igual el impacto que ahora tenga el declive del ciclo minero. Es probable, dicen estos expertos, que pueda golpear los niveles actuales de distribución de ingresos. Pero junto con depender de si el declive en el precio es transitorio o permanente -si es transitorio no debería generar impactos en la trayectoria de la distribución-, en las ciudades más dependientes al precio del cobre se podría esperar un retroceso en los indicadores de distribución. “Para Antofagasta el impacto, a pesar de ser negativo, sería algo más leve, pues su dependencia en relación con la industria del cobre es indirecta, principalmente por la entrega de servicios a la gran minería”, explican.

“El alcalde es un proveedor de servicios, pero no un líder para el desarrollo económico de su ciudad. Nuestra visión es que es mucho más importante fortalecer al alcalde”

Jorge Marshall Quiénes son los gestores

El proyecto Ciudades Competitivas surgió al alero de la Facultad de Administración y Economía de la Universidad Andrés Bello, apoyado por Minera Escondida en su financiamiento.

La iniciativa la lideran Jorge Marshall, Christian Belmar y Gonzalo Escobar, junto a otros varios investigadores.

Jorge Marshall es doctor y máster en Economía, ex vicepresidente del consejo del Banco Central y ex ministro de Economía. Hoy preside la Cámara Marítima Portuaria de Chile (Camport).

Christian Belmar es economista, académico e investigador de la Universidad Andrés Bello. Especialista en evaluación de políticas públicas y desarrollo social.

Gonzalo Escobar es ingeniero comercial. Trabajó por casi 10 años en la Fiscalía Nacional Económica (FNE).