El retorno de los adoquines al centro de Santiago

Por Manuel Valencia, El Mercurio. (04/05/14)

Desterrados por la comodidad lisa del asfalto, hoy vuelven de la mano de su valor patrimonial.

Fueron el primer pavimento que tuvieron las calles de Santiago. Un símbolo de elegancia y progreso. En metros y metros de vías, los adoquines se convirtieron en la “alfombra” de los carros de sangre, aquellos míticos carruajes tirados por caballos que paseaban a los santiaguinos de clase alta y luego, ya democratizados, a un mayor espectro de habitantes.

Pero luego, con la llegada del automóvil y el hormigón y el asfalto, las arterias empedradas se convirtieron en una especie de estorbo para conductores.

Según el experto en patrimonio Jorge Atria, la situación se volvió aún más crítica con la llegada del Transantiago. “Con el plan se puso en tela de juicio su uso y se volvió un material inconveniente. Se optó por un rodado mucho más liso. Así se perdieron calles maravillosas, como Lira, que los tenía en su extensión” . Pero a siete años del Transantiago, los adoquines resucitaron del olvido. Su alto valor patrimonial los ha traído de vuelta en al menos 41 proyectos de reparación de calles en el centro de Santiago, como Morandé y Teatinos, y a la Plaza de Armas, que, como una señal del retorno, pronto presentará un corazón adoquinado para toda la ciudad.