La arriesgada forma de escalar hitos urbanos que llega a Santiago

Por Diego Villegas C., La Tercera.

El urban climbing consiste en usar la infraestructura, como los puentes y monumentos públicos, como muros de escalada.

Son las 18.30 de la tarde en Santiago y en la avenida Andrés Bello, a la altura del puente Racamalac, los autos se acumulan en la calle a la espera de un tráfico más expedito. Una imagen casi icónica dentro de la ciudad, pero que en esta ocasión se ve alterada por un pequeño detalle: un joven está colgado sobre el puente.

No se trata de un gesto de protesta ni de un intento de suicidio, sino de Lucas Gaona (23), un estudiante de Ciencias del Deporte que comenzó a subirse a los 10 años a los muros de escalada y que hoy se encuentra practicando una nueva actividad dentro de la ciudad.

“Dentro de la ciudad hay un montón de espacios que se pueden utilizar para hacer escalada. Este es entretenido y genera mucha adrenalina, porque los autos pasan por abajo y eso le da un tono más extremo”, explica Gaona, que escala para el equipo The North Face y es uno más de los que practican esta nueva disciplina urbana, conocida como urban climbing.

La tendencia, que comenzó a practicarse en Alemania durante la segunda mitad de la década de los 90, consiste en usar fachadas de edificios, monumentos y mobiliario urbano en general para subir y escalar.

Se les ha visto en lugares como el Rocódromo del Parque Roma, en Madrid, o las avenidas principales de Berlín, donde los paraderos de autobuses son las zonas más usadas por estos cultores, que no usan cuerda, sino que sólo magnesio y zapatillas especiales para esta disciplina.

En Santiago son varios los lugares por los cuales se ha visto a estos “hombres araña” y, entre ellos, se cuentan algunas esculturas ubicadas en Ciudad Empresarial, el puente Racamalac, el Monumento a la Aviación a la salida de la estación de Metro Salvador y algunos tramos de los andenes de Línea 4 que se encuentran construidos en superficie.

“Esto es, más bien, una disciplina underground. En otros países, como Francia y España, nació practicándose cuando el sol se ponía, y ahora es mucho más masiva y se puede ver con mayor facilidad a estos escaladores. Sin embargo, es una práctica que sólo deben hacer personas que tengan mucha capacidad, pues es altamente riesgosa”, explica Miguel Anabalón, fundador y director comercial de la Fundación Deporte Libre, que se encuentra trabajando en la realización de un parque público de escalada, que usará los silos del Parque de los Reyes para habilitar 10 rutas para los aficionados a este deporte.

Disciplina peligrosa

Para Felipe Morales, prevencionista de riesgos en la constructora Sigro, este tipo de práctica sólo deben hacerla profesionales en la materia, pues en el acto se llevan al límite varias normas.

“Es muy similar a cuando cruzan por arriba el Puente del Arzobispo. Están atentando contra su derecho a la vida, pues ellos están por su propia voluntad en esos lugares. El espacio público, por lo general, no está habilitado para este tipo de experiencias y el llamado es a que sólo practiquen esto en lugares autorizados”, dice.

Opinión similar tienen en la Municipalidad de Providencia. Gonzalo Cortés es director de desarrollo comunitario y el encargado de velar por las actividades dentro del municipio, y explica que, por el alto riesgo que conllevan, este tipo de disciplinas no se ajustan a lo que ellos buscan como municipio.

“Estas actividades no pueden ser consideradas por la municipalidad, pues no existe una forma de proteger a las personas en caso de cualquier eventualidad. Estos espacios públicos no están destinados a la práctica de deportes y el uso de ellos podría provocarles alguna lesión. No tenemos forma de fiscalizar este tipo de iniciativas”, comenta.

“Si alguien quiere usar este tipo de inmuebles para estos fines, tiene que pedirnos autorización. De lo contrario, tendríamos que alertar a las autoridades para que tomen las medidas que corresponden en este caso”, remata el funcionario municipal.