El lento arreglo del empedrado

Por Catalina May, La Tercera.

[Patrimonio] Escasez de trabajadores calificados y restricciones para cortar las calles han hecho que reparar los adoquines de Pedro de Valdivia demore más de lo esperado.

DESDE hace algo más de un año, quienes transitan por Pedro de Valdivia, en Providencia, se encuentran con pequeños sectores de la arteria cortados y un grupo de hombres trabajando. Son los maestros canteros que están arreglando los adoquines de dicha vía, paso previo a comenzar los trámites para declararla Zona de Conservación Histórica. Durante estos 13 meses, han terminado sólo mil metros cuadrados, desde Nueva Providencia hasta Carlos Antúnez.

Una de las razones esgrimidas por la municipalidad tiene que ver con las restricciones impuestas por la Secretaría Regional Ministerial de Transportes y Telecomunicaciones Metropolitana, que durante el año pasado les permitió cortar la calle para trabajar sólo los fines de semana. En enero y febrero, debido a la disminución del flujo vehicular, se les otorgó el permiso para trabajar todos los días. En estos dos meses tienen programado terminar el tramo hasta Eliodoro Yáñez, es decir, 500 metros cuadrados más.

Las primeras estimaciones de la municipalidad hablaban de un año de plazo para reparar no sólo Pedro de Valdivia, sino también los adoquines de Manuel Montt, General Bustamante, Almirante Simpson y Arturo Burhle. Sin embargo, actualmente los plazos que manejan son distintos: a fin de año esperan llegar hasta Bilbao.

Otra de las razones que entrega el municipio es la escasez de trabajadores especializados. “Hay poca mano de obra, porque es un oficio que se hereda de generación en generación. Además, la mayoría se va al barrio alto, porque ahí les pagan mejor”, dice Manuel Mediano, jefe del Departamento de Construcción de la municipalidad. Y Luis González, contratista a cargo del tema, confirma sus dichos: “La mayor parte del trabajo con adoquines se hace en estacionamientos y entradas de casas de La Dehesa, La Reina, Peñalolén alto y Chicureo. Y se paga bien, 45 mil pesos por metro cuadrado”.

En rigor, no son los adoquines lo que se está arreglando en Providencia, sino el terreno que los sostiene. El peso de autos, micros y camiones, además de filtraciones de agua, hicieron que tramos del terreno se hundieran, produciendo baches en las vías. Como repararlos implica manipular los adoquines, y ese trabajo es lento y complicado, anteriormente se taparon con cemento. Es eso lo que actualmente se está trabajando.

Cada sábado de 2013, un grupo de ocho maestros, avanzando de norte a sur, se dedicó a sacar los parches de asfalto de un sector de la calle, retirar los adoquines, nivelar el terreno y reubicar los adoquines. El domingo era utilizado para que la mezcla de agua, arena y cemento que pega el arreglo fraguara. En total, avanzaban 28 metros cuadrados por fin de semana. Durante este mes, 12 personas se dividen el trabajo en tres puntos distintos de la vía y avanzan 200 metros cuadrados a la semana. “Esto tiene que hacerlo un cantero, porque un 10% de los adoquines se daña al sacarlos. Entonces hay que reemplazarlos o arreglarlos y eso sólo lo puede hacer alguien que sepa trabajar la piedra”, dice Rolando Abarca, cuyo padre y abuelo trasladaron en carreta, desde Colina, los adoquines que fueron originalmente instalados en esa calle.

Los vecinos, por su parte, aprecian el trabajo. “Hasta el momento no han llegado a trabajar a la altura de mi calle, pero estoy dispuesto a soportar ciertas molestias si a cambio se rescata el patrimonio de la comuna”, dice el fotógrafo Daniel Gil, quien vive en Las Violetas con Pedro de Valdivia.