El desafío de los pueblos rurales: expansión residencial vs. frontera agrícola (Argentina)

Los pueblos rurales de la provincia de Buenos Aires (Argentina) atraviesan por momentos de fuerte tensión entre los procesos de expansión residencial y su tradicional situación de frontera agrícola y ganadera a preservar. La demanda de localización de viviendas de alta renta en sus áreas de borde entra en colisión con las tierras agroproductivas sobre los que se instalan, consumiendo suelo fértil para la siembra.

Asimismo, una vez instalados, comienzan a requerirle al gobierno municipal la dotación de servicios, redes e infraestructuras mínimas. De este proceso, que se multiplica en toda la llanura pampeana, no es ajeno Carmen de Areco, ciudad cabecera del partido homónimo, situado en el noroeste de la provincia de Buenos Aires -a 140 kilómetros al oeste de la ciudad de Buenos Aires-. Cuenta con una población aproximada de 15 mil habitantes y una densidad relativa de 14 hab/km2.

Es un pueblo típicamente característico de la llanura bonaerense, por sus tiempos, sus ritmos, sus rutinas, su idiosincrasia, su ambiente. La ciudad tiene un casco histórico en torno a la plaza principal (sitio fundacional), donde se concentra la sede municipal, la iglesia y las actividades administrativas y comerciales. Y en torno a ella se desarrolla un tejido residencial incompleto de baja densidad, con numerosos lotes sin edificar y una trama ortogonal que va perdiendo consistencia hacia sus bordes y generando consumo de suelo con baja intensidad. El camino de acceso y las áreas de mayor consolidación urbana son los que cuentan con infraestructura (pavimentos, redes agua y cloacas, etc.) y equipamientos (escuelas, dispensarios, etc.).

La ciudad de Carmen de Areco concentra el 95% de la población total del municipio y el resto se distribuye de manera dispersa en pequeñas localidades, parajes y estancias que crecieron desde la lógica del ferrocarril y que hoy han perdido población como resultado de la desaparición de este medio de transporte originante, tal como: Gouin, un paraje cuyo acceso se encuentra a 10 km. por un camino de tierra y en el que tiempo atrás se llegaba en ferrocarril; Tres Sargentos, una localidad residencial con campos a sus alrededores, cuya vieja estación ferroviaria fue convertida en biblioteca; y Tatay, una estancia dedicada a la producción de tambos desde 1842, que oportunamente por ferrocarril se abastecía de leche a Buenos Aires.

También se localizan a lo largo del distrito: Paraje Kenny, Retiro de San Pablo (pueblo Nuevo), San Ernesto, Alfalad, Estrella Naciente, Haras Los Cardales y La Central. Asimismo, cabe destacar que la ciudad se encuentra recostada sobre el Río Areco, como parte sustancial de la cultura local y como eje estructurante del paisaje natural, con sus márgenes arbolados y prácticas de deportes náuticos y pesca. El complejo deportivo y balneario municipal, situado en los bordes de la ciudad, concentra las principales actividades recreativas, con adecuados servicios y equipamientos para el visitante.

Cómo afrontar un doble desafío

La situación regional del municipio se encuentra asediada por el acelerado avance de las obras de la Autopista Lujan-Junín. Sólo restan completar unos pocos kilómetros de obra para poder acceder a Carmen de Areco desde la ciudad de Buenos Aires exclusivamente por autopista en un tiempo de traslado estimado en alrededor de una hora. En consecuencia, la facilidad de acceso a esta gran metrópolis tendería a generar fuertes impactos en la economía local, en la composición social así como en el desarrollo territorial.

Con motivo de su Bicentenario, varias obras se han ejecutando para atender demandas de la población. La mejora del espacio público, la pavimentación y el arreglo de calles, la colocación de luminarias, la construcción de una planta depuradora y la extensión de redes de servicios cloacales formaron parte de las recientes intervenciones municipales. Aunado a su tradición agrícola y ganadera, el impulso municipal dado a la apertura de una planta procesadora de aves (peladero de pollos) y a la inminente inauguración del parque industrial local (que cuenta con 6 ha. en su primera fase) apuntan a incorporar en los próximos años al municipio como un actor de relevancia en la agenda productiva regional.

Sin embargo, las obras que se realizan hoy no cuentan con un horizonte acordado de crecimiento. Desde esta perspectiva, Carmen de Areco debe afrontar un doble desafío. Por un lado, frente a las tradiciones, ritmos y tiempos locales, se están produciendo diversas demandas de radicación residencial como expansión natural de la región metropolitana de Buenos Aires. Se trata de una amenaza latente que impulsaría al pueblo a suburbanizarse a mediano plazo y esta discusión internamente no ha sido promovida.

Y, por otro lado, frente a su tradicional producción agropecuaria y de prestaciones de servicios al campo, la incorporación dentro del casco urbano de actividades industriales de gran envergadura (como lo son la planta procesadora de aves y el parque industrial), conduce necesariamente a generar un proceso de discusión colectiva para planificar estratégicamente un horizonte acordado de crecimiento, de desarrollo económico y de ordenamiento urbano que potencien su competitividad regional, que tiendan al pleno empleo local y que contribuyan a fortalecer las condiciones de vida de sus habitantes.

Cómo equiparar las oportunidades

En este tipo de municipios existen ciertas dificultades para instalar procesos dirigidos a ofrecer condiciones que se orienten hacia la construcción colectiva de un futuro deseable. Sin embargo, se torna indispensable iniciar un proceso de revisión de estas problemáticas centrales en conjunto con los diferentes actores sociales locales, demandantes de un mayor capital social, de una mejor calidad de vida así como de herramientas idóneas para transformar las actuales condiciones socioeconómicas, ambientales y territoriales. Este proceso definiría un posicionamiento estratégico de la comuna en la microrregión y de sus actividades productivas así como a mejorar las condiciones de vida y la inclusión social de sus habitantes.

Como desafío de futuro, entonces, estos municipios deben tender a: equiparar las oportunidades sociales, urbanas y económicas; promover la integración social y la sostenibilidad ambiental; orientar el crecimiento económico y la integración regional; generar condiciones para la competitividad y el pleno empleo; diversificar las estrategias de desarrollo económico local.

Asimismo, requieren del fortalecimiento del marco administrativo, normativo y de gestión; la revalorización y adecuación del área central y su casco histórico; la preservación del patrimonio local y la identidad ciudadana; el rescate de aquellos componentes que definen el ambiente; y el ordenamiento de las actividades urbanas de la ciudad.

Para tender hacia una ciudad más competitiva, equitativa e inclusiva, es importante entonces que estos pueblos rurales de la provincia de Buenos Aires comiencen a generar un proceso de discusión colectiva para planificar estratégicamente un horizonte acordado de crecimiento, de desarrollo económico local y de ordenamiento urbano y territorial.