“Cráteres” complican el tránsito en barrios industriales de la capital

Por Sebastián Sottorff, El Mercurio. (03/11/13)

Calles en mal estado:

Hoyos, desniveles y tramos de tierra no solo incomodan a los automovilistas, pues también representan un riesgo para quienes transportan cargas por estos sectores.

Además de su lejanía con los grandes centros urbanos, hay una característica que se está haciendo permanente en algunos barrios industriales de la capital: el mal estado de sus calles.

Hoyos, desniveles e incluso tramos de tierra están presentes en estas vías, que según su caracterización deben ser mantenidas por el Ministerio de Vivienda o el de Obras Públicas, ya que los caminos están divididos en rutas públicas y urbanas.

Las primeras deben ser reparadas por la Dirección de Vialidad, mientras que las segundas por el Serviu. De ahí que la refacción de una avenida signifique, muchas veces, la concreción de un burocrático proceso para vecinos y municipalidades.

Y si bien los mal llamados “eventos” están presentes en muchas calles del país, pareciera que abundan en mayor cantidad en las vías inmersas al interior de los barrios industriales, que ya sea por el abandono, el desgaste o una simple contingencia, representan más de una incomodidad para quienes deben frecuentar esos lugares.

“Si lo miramos por el lado económico, es terrible. Los camiones se dañan más rápido, y eso a la larga tiene su costo. Pero hay también un detalle no menor: el peligro de accidentes o el riesgo de que se nos pueda caer la carga”, afirma Juan Maturana, conductor de un camión que distribuye materiales entre las industrias del sector Lo Ruiz, de Renca.

La avenida del mismo nombre tiene hoyos, “cráteres” y desniveles considerables. De hecho, algunos tramos están tan dañados, que simplemente dejaron paso a la tierra que yacía oculta bajo el pavimento, y llegar hasta acá en auto es una idea que de seguro cualquier mecánico está dispuesto a rechazar.

“Andar por estos lados es para romper los ejes y la amortiguación”, dice Rodrigo Valdés, quien trabaja para una empresa de bodegajes del sector.

Lo misma situación se aprecia en el camino Lo Echevers, la vía que marca el límite entre las comunas de Lampa, Pudahuel y Quilicura. Varios de los accesos a las mismas industrias son precarios, y a eso se suma una deficiente iluminación.

“Hay que andar haciéndoles el quite a los hoyos. Además, el camino está generalmente lleno de escombros y basura”, asegura Raúl Ramírez, trabajador de una de las empresas de la zona.

En el camino Lo Boza, en Pudahuel, el panorama es el mismo. A pesar de la presencia de varias multinacionales, la vía presenta muchos hoyos y tramos de tierra, al igual que en la calle San Ignacio, de Quilicura.

“El tránsito permanente de los camiones daña el pavimento y destruye las soleras de caminos que a veces ni siquiera están hechos para eso”, sostiene el ingeniero en tránsito Francisco Fresard. El experto en seguridad vial destaca los peligros que representan estas irregularidades para la seguridad de peatones y automovilistas.

“La existencia de estos ‘cráteres’ es absolutamente peligrosa, ya que, por ejemplo, cuando llueve, los problemas se agudizan y hay un mayor riesgo de volcamientos. Las autoridades encargadas no están haciendo bien su trabajo, pero me parece incomprensible que empresas grandes ubicadas en estos barrios y que muchas veces pregonan la ecoeficiencia dañen las calles con sus camiones y no aporten nada”, agrega, apuntando directamente a los camiones que transportan hormigón.

“El daño que estos vehículos ejercen sobre el pavimento es grave, pues todo el mundo sabe que alteran sus pesos e infringen las normas, pero nadie hace nada”, sentencia Fresard.

Para evitar

En cruces aledaños al camino Lo Boza, como Juncal con Lincoyán o Cerro San Luis con Cañaveral, el camino se vuelve prácticamente intransitable, pues los “cráteres” son considerables.

En barrios industriales, los portones de entrada hacia las empresas marcan un límite totalmente distinguible entre calles irregulares y jardines bien mantenidos.