Iglesia jesuita en Valparaíso recupera colorido y esplendor

Por Hernán Cisternas Arellano, El Mercurio.

Culminó proceso de restauración y puesta en valor:

La remoción de capas de pintura gris le devolvió luminosidad y dejó al descubierto una rica y variada policromía que permaneció oculta durante medio siglo.

Los fieles que durante los últimos 50 años ingresaron a un templo oscuro y gris serán los primeros sorprendidos con los resultados de la restauración y puesta en valor de la iglesia del Sagrado Corazón, también conocida como de los jesuitas, en Valparaíso.

Ahora descubrirán que quienes construyeron el recinto religioso entre 1899 y 1901 lo concibieron lleno de luz y colorido, tal como desde ayer puede ser apreciado por el público luego del término de los trabajos de recuperación.

Ilonka Csillag Pimstein, presidenta de la Fundación ProCultura -que hace tres años armó, presentó y gestionó el proyecto de restauración-, dijo que gracias a la intervención integral de la iglesia se descubrió que debajo del gris que cubría los muros había pinturas murales extraordinarias, de aire clásico, con una decoración pictórica estilo Liberty.

También que las 14 estaciones del Vía Crucis, que desde 1904 recorren el perímetro de las naves laterales, no eran blancas originalmente, sino poseedoras de una rica y variada policromía, tal como lucen hoy.

En el zócalo del muro perimetral aparecieron pinturas marmoleadas. En las cornisas, cenefas de color salmón. Además, pan de oro en las columnas. El interior del templo se llenó de luz con la restauración de 40 vitrales de la escuela germana de Munich, de la casa de Franz Mayer.

Cristián del Campo Simonetti, provincial de la Compañía de Jesús en Chile, afirmó que las obras bendecidas ayer por el obispo de Valparaíso, Gonzalo Duarte, constituyen no solo un rescate del patrimonio material y de la memoria, sino “de algo que los católicos, en el último tiempo, hemos ido perdiendo: el aprecio por la belleza”.

Agregó que como reacción a cierto boato y buscando una mayor sencillez “hemos tendido a lugares con menos belleza. No siempre le hemos apuntado. Este templo no solo es sencillo, sino también hermoso. Para nosotros, la belleza es también uno de los modos en que se expresa la Fe”.

La restauración y puesta en valor del templo costó $240 millones, financiados con aportes del Fondo de Reconstrucción Patrimonial del Consejo Nacional de la Cultura y de la Compañía de Jesús. El ministro de Cultura, Roberto Ampuero, destacó que además de la infraestructura del templo se rescató su antiguo esplendor, y recordó que el Consejo de la Cultura ha invertido $7 mil millones en 92 proyectos de recuperación patrimonial en los últimos 3 años.

PRESENCIA DE ALBERTO HURTADO

El templo porteño contó en numerosas ocasiones con la visita del santo chileno, quien se hospedaba en la residencia aledaña.