Guía Urbana de Chile: Parque Isidora Cousiño y Mina Chiflón del Diablo, Lota
Lota es una ciudad con una marcada identidad minera que durante el siglo XIX alcanzó el desarrollo con la explotación del carbón. Por esto, varios de sus lugares más emblemáticos dan cuenta de este pasado minero y hoy son Monumentos Históricos.
Uno de ellos es el Parque Isidora Cousiño, construido por una de las familias más ricas del mundo en esa época y que era dueña del “oro negro”. En sus 14 hectáreas tiene numerosas fuentes y esculturas que conforman una de las colecciones más importantes de este tipo en Chile. Al recorrerlo se puede conocer la historia de este increíble lugar, regalo de Luis Cousiño a su esposa Isidora Goyenechea.
Otro es el Chiflón del Diablo, la única mina submarina del mundo en donde se hacen recorridos turísticos, que logra mezclar el patrimonio histórico con el natural, y que permite a los visitantes ser mineros por un día.
Un parque botánico a orillas del mar
El Parque Isidora Cousiño es uno de esos lugares que nunca dejan de sorprender. Y es que por su gran tamaño -14 hectáreas- siempre queda un rincón por descubrir de este parque construido sobre un cerro entre 1862 y 1872 y reconocido como Monumento Histórico.
Como Luis Cousiño quiso que su parque marcara un precedente, contrató paisajistas extranjeros para que diseñaran el parque con un estilo inglés. La decoración se hizo con nuevas especies de árboles y esculturas que la familia trajo en cada uno de sus viajes a Australia, Estados Unidos, Europa y África.
El interés de los Cousiño por la botánica se ve en el Conservatorio de Plantas, un invernadero que construyeron especialmente para las especies tropicales que introdujeron, como begonias y orquídeas.
Al caminar hacia el siguiente ícono del parque, con el sonido del mar de fondo, se llega al punto más alto del cerro, donde hay 60 m.s.n.m. y está el Valle las Rosas que indica que ahí fue donde alguna vez estuvo el Palacio Cousiño, el que nunca fue habitado por la familia y que fue demolido por los daños que tuvo con varios terremotos.
Otro lugar emblemático es la tumba de Carlos Cousiño, hijo de Luis e Isidora, quien terminó de construir el parque, tras la muerte de su padre.
Al final del parque, está el Faro Lustrín junto a un mirador, desde donde se puede ver el golfo de Arauco y Lota desde las alturas.
Museo Histórico de Lota
A sólo unos metros del Parque Isidora Cousiño hay una casa de estilo inglés en donde funciona el Museo de Lota. Visitar este lugar, construido en 1864, no sólo es conocer la historia de la familia Cousiño –dueña de la casa que la entregó a los administradores de la Mina Chiflón del Diablo- sino que es aprender sobre la historia de Lota.
Es por esto que hay en exhibición varios textos que explican el origen y desarrollo de la ciudad, muebles de los Cousiño, ropa de los primeros mineros y herramientas, jarrones importados, entre otros objetos distribuidos en las 25 habitaciones de la casa.
Mina Chiflón del Diablo
Descender 25 metros y caminar otros 580 a través de túneles que están bajo el Océano Pacífico en una de las pocas minas del mundo que tiene ventilación natural, hacen que conocer la Mina Chiflón del Diablo sea una experiencia irrepetible en otra parte del planeta.
Su nombre se debe a que el escritor lotino, Baldomero Lillo, dio a conocer las precarias condiciones en que trabajaban los mineros del carbón en su cuento “El Chiflón del Diablo”, publicado en el libro “Sub-Terra”. Si bien ésta parece ser la versión oficial, hay una segunda que dice que la corriente del viento, que se siente en el interior de la mina, es como un “chiflón”.
Pero antes de ser el Chiflón del Diablo, este Monumento Histórico que se comenzó a explotar en 1852, se llamaba Pique Carlos, en honor a Carlos Cousiño, uno de sus dueños.
Los guías que hoy hacen los recorridos turísticos son los únicos con quienes se puede bajar a la mina, ya que conocen cada rincón y sonido que hay dentro de ésta, porque son los mismos que antes trabajaron como mineros y que cambiaron de oficio cuando la mina cerró el 16 de abril de 1997.
Por esta razón, su relato es esencial, ya que acercan lo que vivieron junto a sus familias, y son quienes ayudan a los turistas, nacionales y extranjeros, a equiparse para luego bajar a la mina y que se sientan como verdaderos mineros por una hora. Mientras colocan un cinturón que carga una batería de 2,5 kilos, conectada a la lámpara del casco, cuentan que estas recién llegaron en 1958 y que les permitieron trabajar entre 12 a 14 horas seguidas.
Un recorrido por el Chiflón del Diablo
Ya en uno de los túneles principales, los guías llevan a los turistas a dos jaulas o ascensores. En ellas caben hasta cuatro personas y son las que las sumergen a 25 metros de profundidad.
Después de bajar, los visitantes se pueden sentar en una banca que está junto a uno de los muros del mismo cerro. Ahí, el guía se comunica por magnetófonos, similares a los teléfonos, para avisar que el grupo está reunido. También explica a los turistas que los troncos que dan forma a los túneles son de eucaliptus, madera resistente a la presión que ejerce el cerro y que se cambia cada cierto tiempo.
Al caminar por los túneles se puede tocar el carbón que aún queda en las murallas de la mina. Además, se pueden ver compuertas que en su época eran cuidadas por niños, que no tenían más de diez años, y que debían controlar las corrientes de aire.
En una parte del recorrido, el guía pide a los turistas que se sienten en una banca y que apaguen sus lámparas, para que perciban una oscuridad absoluta, ya que ni siquiera se distinguen las siluetas de las personas que están al lado.
En algunos puntos hay túneles por los que sólo se puede pasar agachado, mientras que por otros se puede caminar sin problemas, tal como en ocurre en La Principal, donde hay una escalera que tiene más de 500 metros de largo que conecta con la superficie. Al salir hay un mural que apoda a la mina con “las entrañas de la tierra”.
Pueblito Minero
Cerca de los túneles de acceso a la mina está el Pueblito Minero, la reproducción más fidedigna de los Pabellones de Habitaciones que habitaron los mineros y sus familias en Lota.
En el pueblito, se puede entrar a una pulpería llamada “La Quincena”, lugar al que iban los mineros cada quince días para abastecerse de hierbas, trigo y manteca, entre otros productos. Estos los canjeaban con fichas, sistema de pago que en esta mina funcionó hasta 1945.
Durante la visita, también se puede conocer el interior de los pabellones y ver la distribución de las casas que en su primer piso tienen la cocina, el comedor y un lavatorio, sin separaciones.
En el segundo piso, hay una gran pieza en donde convivía toda la familia, la que según cuentan los mineros, alcanzaron a tener hasta más de diez hijos.
Tres imperdibles de Lota
Pabellón 83
Cerca del Parque Cousiño está el Pabellón 83, un edificio en donde vivían los mineros, pero que desde 2005 funciona como el Centro Cultural Comunitario Pabellón 83. Este lugar, clasificado como Monumento Histórico en 2009, merece ser visitado, ya que cuenta con exposiciones artísticas e históricas que buscan preservar la cultura minera y la identidad local.
Parroquia San Matías Apóstol
Cuando en 1952 se cumplieron 100 años de explotación carbonífera, los restos de Matías Cousiño, uno de los empresarios que impulsó esta industria, se llevaron hasta la Parroquia San Matías Apóstol. Ubicada a sólo una cuadras del Pabellón 83, fue construida en 1922 con un estilo gótico, lo que la diferencia de otros edificios religiosos y la convierten en una de las postales de la ciudad.
Hidroeléctrica Chivilingo
Para terminar el recorrido, vale la pena visitar la Hidroeléctrica Chivilingo, ya que fue la primera central de su tipo en Chile, la segunda en América y la tercera del mundo. Ubicada en un costado de la Cascada del Aromo, este Monumento Histórico fue una construcción muy avanzada para fines del siglo XIX que entregó energía a las minas de carbón y a parte del país hasta 1975.
Hay que ver: En el Parque Isidora Cousiño está el Grupo Escultórico que consiste en varias esculturas instaladas en una fuente de agua esculpida en la tierra.
Ubicaciones
– Parque Isidora Cousiño: Av. El Parque Nº21, sector Lota Alto.
– Museo Histórico de Lota: Av. El Parque Nº21, sector Lota Alto (frente a la entrada del Parque Isidora Cousiño).
– Chiflón del Diablo y Pueblito Minero: Av. El Morro Nº65-B, sector Lota Alto.
– Pabellón 83: Av. Carlos Cousiño s/n, sector Fundición en Lota Alto.
– Parroquia San Matías Apóstol: Av. Carlos Cousiño 301, sector Lota Alto.
– Hidroeléctrica Chivilingo: A 14 kilómetros al sur de Lota, en el interior del Complejo Turístico Chivilingo.
Horarios
– Chiflón del Diablo: Lunes a domingos y festivos, de 10.30 a 19.30 hrs. Última bajada 18.30 hrs.
– Parque Isidora Cousiño: Lunes a domingos y festivos, de 09.30 a 19.30 hrs.
Entradas
Las visitas se deben coordinar directamente con Lota Sorprendente.
– Chiflón del Diablo: De lunes a viernes, $5.000. Fines de semana y festivos, $5.700. Tarifa para adultos y niños.
– Parque Isidora Cousiño: De lunes a viernes. Adultos, $2.000; adultos mayores, estudiantes y niños, $1.300
Fines de semana y festivos, adultos $2.300; adultos mayores, estudiantes y niños, $1.500.
– Museo Histórico de Lota: De lunes a viernes, adultos $800; adultos mayores, estudiantes y niños,$500.
– Pueblito Minero: De lunes a viernes, tarifa única, $800. Fines de semana y festivos, tarifa única, $900.