Miembro de la comisión asesora de la Política Nacional de Desarrollo Urbano: “Estuve a punto de salirme de esta comisión, pero hoy estoy contento”

Por Loreto Aravena y Valentina Pozo, La Tercera.

Mathias Klotz:

A días del decreto orientado a hacer “mejores ciudades”, el arquitecto está satisfecho.

En algún momento el decano de la Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño de la U. Diego Portales, Mathias Klotz, pensó que todo estaba a un paso de fracasar. Que los reparos que La Moneda había presentado en mayo de este año al documento de 46 páginas que él y 27 asesores habían trabajado durante un año y dos meses para que la primera Política Nacional de Desarrollo Urbano (PNDU) viera la luz, terminaría archivándose.

Mientras tuvo la duda, estuvo enojado. Estuvo por repletar con cartas los diarios si esta “hoja de ruta” destinada a procurar mejores espacios públicos en el futuro, aumentar el número de áreas verdes, disminuir la congestión vial, evitar el debilitamiento de barrios y fortalecer el patrimonio, llegaba hasta ahí. “Si eso pasaba iba a suceder lo que ha pasado con otros presidentes que trataron de impulsar una política de desarrollo urbano: nada. Aquí lograste convencer a 28 personas, incluido el ministro de Vivienda”, afirma Klotz.

Tan importante era para él, que con sólo recordar que pudo ser modificada en su esencia por el Mandatario, se estruja los ojos con una mano. Pero ahora, a días de promulgarse como decreto este documento, sin que sólo tiene elogios para con el gobierno y el máximo respeto por la comisión de expertos -presididos por la Premio Nacional de Arquitectura, Antonia Lehmann, y compuesta por ministros, arquitectos, políticos y académicos varios- convocados en marzo de 2012 por el Presidente Piñera.

Aunque no será una ley, Klotz explica que sentará las bases de lo que tiene que hacer el Estado para procurar una adecuada construcción de las ciudades.¿Por qué peligró la PNDU en algún momento?

Porque es un tema complejo que compromete muchos recursos y cuyas implicancias en el suelo urbano afectan intereses de privados. El 7 de mayo le entregamos al Presidente Piñera el documento listo, nos dio las gracias, pero se empezó a retrasar por tres temas: las garantías urbanas que tenía que dar el Estado (asegurar la participación ciudadana), los gastos para el Estado y la captura de plusvalía. El quería que las sacáramos.

¿Qué pasaba con esos puntos?

No estaba de acuerdo con la participación ciudadana vinculante, pero sin ella para nosotros la política no tenía sentido. Fue también complejo lo de la captura de la plusvalía, es decir, si un determinado terreno aumenta su valor en forma exponencial, sea por un cambio normativo o por una fuerte inversión del Estado (construcción de nueva estación de Metro, por ejemplo), los beneficiados, es decir, los especuladores inmobiliarios, le deben devolver al Estado al momento de hacer la ganancia. Y lo último: donde quedaba implícito que tenía que instalarse una política de suelo, una que orientara a planificar ciudades más integradas y no seguir tirando a la periferia la vivienda social.

¿Finalmente no se sacaron esos puntos?

El Presidente (Piñera) no le hizo ningún cambio. Creo que eso habría sido una burla hacerlo para los que estuvimos trabajando ahí. Pero estoy contento, porque tuvo voluntad política. Yo creo que con otro presidente no habría habido política, pero Piñera es más independiente y ese también es su mérito.

Mejor Santiago

Klotz cuenta que poner de acuerdo a 28 suena difícil. Pero explica que la mayor parte “sólo estuvieron trabajando 15”.

La planificación de la capital ha sido más bien dispersa, ¿cómo corrige esto la PNDU?

Es un marco de referencia respecto del cual legislar. Es una hoja de ruta que hasta ahora no había. La última política urbana es de la década del 80, la Ley General de Urbanismo y Construcción, que fue derogada entre el fin del gobierno militar y el principio de la Concertación. Esta dictaminaba que el suelo urbano no era un bien escaso, así que se liberalizó el crecimiento de la ciudad y después, cuando se dieron cuenta que tenían un problema, la modificaron y establecieron un límite. Pero siempre bajo las leyes del mercado.

¿Viene a regular el mercado?

Lo medular de esta ley, es que hace un esfuerzo por ser capaces de construir ciudades sustentables y que la construcción sea armónica. La política compromete al Estado sobre todo en el tema social, con garantías urbanas, es decir, que cualquiera sea el barrio que se mire, tiene que tener unos estándares mínimos a los cuáles todos tienen que tener acceso, a equipamientos como colegios, consultorios, centros culturales. Es como un Auge urbano.

¿Cómo hacer de Santiago una mejor ciudad con este decreto en mano?

Con las garantías urbanas mínimas, que tenemos que discutir aún. Tenemos que ver si usamos los estándares de la Ocde u otros, pero ahí recién comienza la discusión.

¿Cómo asegurar que esta política la aplique otro gobierno?

Si bien puede ser derogado por futuras administraciones, cada una de sus medidas se puede implementar como ley, ordenanza o decreto.

¿Qué le faltó a la política?

No se incluyó el tema del centralismo. La capital no puede concentrar el 40% de la población del país, porque es bomba de tiempo. Los santiaguinos vamos a terminar demandando al Estado por eso.