Columna Hacia un Santiago de calidad mundial: “La Virgen del cerro, rodeada de cielos”

Por Miguel Laborde, El Mercurio. (05/10/13)

Las antenas de telecomunicaciones, allá en lo alto, han dañado la imagen icónica más característica de Santiago. Antes de ser rodeada por esas estructuras, el monumento mariano coronaba al San Cristóbal, dándole a este cerro una función doble, tanto natural como simbólica.

No podía ser menos, tratándose de la elevación final del poderoso cordón montañoso que se desprende de la cordillera de los Andes para presidir el valle del Mapocho, es el principal hito de su naturaleza.

Como si se le hubiera diseñado para darle identidad a la cuenca, con su silueta tan definida, el cerro San Cristóbal fue siempre un tema en el imaginario de Santiago. Las invasivas antenas, con su dureza tecnológica, le restaron relevancia.

La segunda alteración fue la simbólica, porque la cumbre había sido desde siempre un espacio ritual, desde los tiempos indígenas; un lugar para acercarse a la trascendencia.

Fue así también para el español, que de inmediato alzó a sus pies una primera ermita, cuando se pensaba fundar la ciudad al norte del río. Luego, ella fue trasladada al cerro Blanco, en tanto aquí, en lo alto, se alzó una cruz que presidió la ciudad durante toda la Colonia.

Solo se logró la plenitud simbólica del lugar cuando se inauguró la imagen de la Virgen, el año 1908.

El proceso fue lento -de medio siglo-, pero define al Barrio Bellavista. Se refiere a dos fenómenos relacionados y que tienen el mismo origen, ambos impulsados por el Pontífice que recuerda la avenida que aquí conduce hacia lo alto: Pío Nono.

Este Papa se enfrentó, hacia 1850, a una Europa cada vez más distante de lo sobrenatural, antirreligiosa incluso; la Revolución Industrial, por otra parte, había generado una miseria agobiante en las ciudades, nunca antes vista. El Papa Pío Nono le pedirá ayuda a la Virgen -lo que se simboliza con el Dogma de la Inmaculada Concepción, para potenciar la imagen de ella como el modelo de ser humano perfecto-, e iniciará el catolicismo social en defensa de los obreros, ese que culmina con el Papa León XIII.

En Chile, es monseñor Mariano Casanova, vecino del lugar y quien asume como Arzobispo de Santiago en 1887, el que se hace cargo directamente de las dos intenciones; funda el Santuario de la Inmaculada Concepción del Cerro San Cristóbal e impulsa el conjunto habitacional de obreros católicos que es origen del núcleo del Barrio Bellavista, con esa Población León XIII que es pionera de la vivienda social en Chile y a cuyo ejemplo se sumará la vecina Población de los Gráficos.

El Patronato de Santa Filomena, hacia el poniente, reforzará la identidad del sector como empresa social donde grupos de estudiantes católicos irán a colaborar todos los domingos y a conocer el socialcristianismo en acción.

En ese mismo mes, el Día de la Virgen, el vecindario desfilaría en procesión hacia lo alto, siendo masiva la presencia de los inmigrantes palestinos que, por ser cristianos, habían debido huir a Chile desde sus tierras ocupadas entonces por los turcos musulmanes.

En esa fecha, 8 de diciembre, central para el barrio, y cuya procesión se iniciaba antes de la salida del sol, la blanca silueta de la Virgen los esperaba, recortada contra el cielo azul de primavera, todavía sin antenas.

El anuncio, del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, de organizar el reemplazo de todas esas antenas por una sola megaestructura, ubicada en otro punto menos visible, se estaba esperando para que la cumbre recupere, finalmente, sus dos roles históricos.

Más sobre el lugar en: www.santuariocerrosancristobal.cl

Cerro San Cristóbal

El anuncio del Ministerio de Vivienda y Urbanismo de organizar el reemplazo de todas esas antenas se estaba esperando para que la cumbre recupere sus roles históricos.