Palacio Cousiño, 1900

Por Pablo Marín, Archivo Urbano, La Tercera.

La construcción del Palacio Cousiño fue encargada por la viuda de Luis Cousiño, doña Isidora Goyenechea, siendo ambos herederos de dos de las mayores fortunas del país. Promotor de artistas como Monvoisin, Luis Cousiño impulsó obras paisajísticas entre las cuales destaca el diseño del parque que llevó su apellido (actual Parque O’Higgins). Al morir, en 1873, dejó varios proyectos inconclusos y una vasta fortuna para ejecutarlos.

Uno de estos proyectos era la construcción de un palacio en la calle Dieciocho, próxima al mencionado parque. Doña Isidora y su familia encargaron al destacado arquitecto Paul Lathoud, discípulo de Des Baines y Henault, que diseñara una mansión que no desentonara respecto de las aspiraciones aristocráticas y europeizantes del sector donde se instalaba.

El resultado fue un edificio del estilo Segundo Imperio, completamente apartado de la tradición española. Los trabajos fueron terminados en 1878 y el resultado es representativo de los gustos y la forma de vida de la elite capitalina de entonces. En ello rescataba la estampa de don Luis, considerado “árbitro de la elegancia” y prototipo del millonario hijo de la minería.

El palacio, se dice, fue la primera propiedad en Sudamérica que llegó a tener un generador eléctrico, comprado al mismísimo Thomas Alba Edison. También habría sido la primera que, gracias a su sistema de calefacción, tuvo agua caliente y fría simultáneamente.

Hoy cerrado al público por los daños que generó el terremoto de 2010, consta de 12 salones y llegó a contar con 25 sirvientes para atender a siete personas. Una vez vendido por la familia a la Municipalidad de Santiago, en la década de 1940, alojaría en sus amplios espacios a dignatarios como Golda Meir, Charles de Gaulle y el rey Balduino de Bélgica.