Rescatan la historia de los edificios tecnológicos pioneros de la capital

Por Darío Zambra, La Tercera.

Un sitio web recoge 31 hitos que generaron un avance en la calidad de vida de los santiaguinos.

En las primeras décadas del siglo XX, las cocinas de los santiaguinos dejaron de funcionar con leña y madera y comenzaron a utilizar gas. Este combustible llegaba a las casas, a través de cañerías, desde la Fábrica de Gas San Borja, que operaba desde 1910 en calle Antofagasta, en Estación Central. Luego de que se introdujera esta innovación, los habitantes de la capital empezaron a usar nuevos aparatos, como el calefón y las estufas a gas.

Sin embargo, pese a la importancia que tuvo esta fábrica, poco se sabe de ella. Ahora, su historia y la de otros espacios que modernizaron Santiago es rescatada por Lugares de Ciencia (www.lugaresdeciencia.cl), un sitio web que se lanzó en agosto.

Ahí, se presentan 31 de los primeros edificios científicos y tecnológicos de la capital, los cuales se construyeron entre 1850 y 1950, período en que la ciudad se industrializó y modernizó. “Es un patrimonio desconocido por muchos capitalinos”, explica María José Correa, la historiadora de la U. Andrés Bello que elaboró este sitio gracias a un concurso del programa Explora.

Estos lugares son presentados en siete categorías: energía, comunicaciones, territorio, transporte, industria y salud. Entre estos están la Central Eléctrica Mapocho, una usina a carbón que se levantó en 1910 en la intersección de Mapocho con Almirante Barroso. Esta permitió que se multiplicarán las poblaciones y calles iluminadas con luz eléctrica.

Varias cuadras al poniente de ahí, en el barrio Yungay, funcionó desde 1877 la Fundición Libertad, un recinto industrial donde se fabricaban desde campanas hasta submarinos.

El observatorio del cerro Calán, la Central de Compañía de Teléfonos, el Instituto de Higiene y la Maestranza de Tranvías, son otros de los edificios presentados en esta web, que también se puede ver en smartphones y tablets.

Hoy sólo funcionan algunos de estos lugares, pero todos se mantienen en pie. “La gente puede dar un paseo por sus fachadas y conocer más de ellos a través de las audio guías que tiene el sitio web”, concluye la historiadora.