Las contradicciones de Punta Alcalde

Por Alvaro Guerrero, La Tercera. (10/08/13)

Lejos de los debates judiciales que ha generado el proyecto termoeléctrico de la Tercera Región, en Huasco la comunidad rechaza la instalación de una nueva central en la zona. Temen un aumento en los niveles de contaminación, pero saben que es la vía más factible para mejorar sus condiciones de vida.

Jureles, machas, piures y huiros son los principales productos que los pescadores artesanales y orilleros de Huasco sacan de sus costas. Para ellos, Punta Alcalde, ubicada a unos 25 kilómetros de la ciudad, se ha transformado en uno de los sectores más productivos para la extracción de recursos. Ellos cuentan que la construcción de una segunda planta termoeléctrica significaría un perjuicio importante para su rubro. Sin embargo, no hay unanimidad en el rechazo, situación que se repite en el resto de la comunidad, que supera los 10 mil habitantes.

“Pase lo que pase, debemos seguir trabajando”, afirma John Guerrero, mientras con un cuchillo separa los piures de la roca. El hombre, de 54 años, todos los días vende sus productos en el terminal pesquero local. El no está a favor de que Endesa instale una nueva empresa en el borde costero de su ciudad natal, pero no niega la posibilidad de los potenciales beneficios que podría traer. “Nadie quiere más contaminación. Creo que todos nos oponemos a eso, pero si no es acá, se pondrán en cualquier parte y nosotros tenemos muchas carencias. Nos faltan médicos y hay caminos en mal estado. Si cumplen con las normas, se podrían solicitar esas mejoras”, dice.

Para los habitantes de Huasco, la contaminación es un tema cotidiano. La ciudad tiene a minutos del centro la termoeléctrica Guacolda, de propiedad de AES Gener, inaugurada en 1997 y que va en su quinta etapa de ampliación. Además de la planta de pellets de hierro, que data de 1978. La polución de la zona hizo que el Ministerio del Medio Ambiente, en mayo del 2012, declarara a la comuna como zona de latencia, pues se excedían las emisiones de material particulado PM 10, pero sin alcanzar la condición de zona saturada. “Nosotros no estamos en contra del progreso y entendemos la problemática energética, pero llevamos más de un año y aún no existe un Plan de Prevención de Contaminación. En ese escenario, no podemos aprobar otra planta, sería una contradicción. No hay una estrategia para bajar los niveles”, argumenta el alcalde Rodrigo Loyola. Por eso, critica la decisión gubernamental de recurrir a la Corte Suprema, luego de que la Corte de Apelaciones de Santiago acogiera el recurso de protección que presentó la comunidad huasquina y determinara paralizar el proyecto. “Acá se tiene que hacer un nuevo Estudio de Impacto Ambiental. No insistir con lo que está”, puntualiza.

“Estamos al lado del mar y vemos cómo el entorno es medio gris, cuando no debería ser así. En las paredes se acumula un polvillo negro, que debemos limpiar constantemente”, comenta Rosita Alarcón, quien reside en la población 21 de Mayo, conjunto habitacional próximo a las plantas. Añade que existe una paradoja, pues en su barrio y en Huasco 3 vive gente que en su mayoría trabaja en las industrias. “Nuestros hijos se han educado gracias al trabajo de nuestros maridos. Sin embargo, son los mismos jóvenes quienes no quieren más daño a su entorno y ellos son quienes se movilizan. Los más adultos somos más pasivos”, expresa.

Acceder a Punta Alcalde no es fácil. Trasladarse implica llegar al límite de Huasco con Freirina e internarse 22 kilómetros por un camino secundario que rodea la bahía. Es necesario usar vehículos todoterreno, debido a lo escarpado de la ruta. El viaje tarda cerca de una hora y el último poblado es Caleta Los Bronces, que queda a tres kilómetros en línea recta del destino. “Acá vivimos cerca de 80 personas. Nos dedicamos durante el año a la extracción de algas. Durante dos meses nos dedicamos al barreteo (sacar mariscos de la piedra golpeándola con un metal) y después sacamos las algas que van quedando en la orilla. Nosotros tememos quedar sin trabajo por los efectos que puede causar la termoeléctrica. Por eso nos oponemos”, afirma Rodrigo Torres (54), alguero del sector que ha dedicado la mitad de su vida a las faenas marinas y que explica que las aguas que vertería la futura central termoeléctrica al mar tendrían una mayor temperatura, situación que terminaría matando a muchas especies. Agrega que ellos no serían los únicos afectados, pues también están Peñablanca, Chépica y Bahía Sarco. “Somos gente tranquila y humilde, pero defenderemos lo nuestro”, sostiene.

“Hay otras alternativas de desarrollo. Se puede fomentar el turismo sustentable. Acá hay playas vírgenes, y en septiembre, muchos visitantes llegan hasta acá a ver el desierto florido. Es un espectáculo hermoso, aunque con Punta Alcalde todo desaparecerá”, dice Nibaldo Yáñez, vocero de los pescadores de Peñablanca.

Héctor Zuleta, presidente de la Federación de Artesanales de la Provincia de Huasco, argumenta que su gremio está organizado para rechazar una posible construcción de Punta Alcalde. “Somos 13 sindicatos agrupados y sumamos más de 600 embarcaciones. No se ha gestado diálogo de ningún tipo. Nosotros estamos dispuestos a conversar. Nadie quiere que el tema se radicalice”, manifiesta.