Las luces y sombras que dejan los 10 años de Valparaíso como Patrimonio de la Humanidad

Por Hernán Cisternas y Mauricio Silva, El Mercurio. (30/06/13)

El puerto conmemora este martes la primera década del reconocimiento otorgado por la Unesco:

La recuperación de edificios emblemáticos y el alza del turismo resaltan en medio de sectores que siguen sucios y abandonados.

El palacio Baburizza recuperó su majestuosidad y volvió a exhibir su valiosa colección artística luego de permanecer 15 años cerrado por su mal estado. Pero los rayados y la suciedad persisten en las calles y escaleras de acceso al Paseo Yugoslavo donde se ubica.

Cuatro centenarios ascensores hoy también vuelven a lucir flamantes. Aunque los pasajes para acceder a ellos están plagados de perros callejeros. Y mientras los cerros Alegre y Concepción viven el auge de la hotelería boutique , el barrio puerto sigue debatiéndose en la decadencia.

Estos son los contrastes con los que el área histórica de Valparaíso cumplirá este martes su primera década como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

El premio nacional de Humanidades y Ciencias Sociales, Agustín Squella, quien coordinara el expediente de postulación ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), cree que los avances en los objetivos que se trazaron con la designación son de una lentitud “exasperante”.

Y en ese avance, se queja, “siempre se lucha contra vándalos que creen que plumones o una pistola con pintura los transforma en artistas con derecho a dejar huella en cualquier muro y edificio”.

Solo en los últimos años los US$ 73 millones que el Estado de Chile, con apoyo del BID, destinó tras el nombramiento a apoyar la recuperación urbana de Valparaíso empezó a evidenciar sus frutos con la reapertura del museo municipal de Bellas Artes en el Baburizza y la restauración de los ascensores San Agustín y Reina Victoria y otros dos fuera del sitio patrimonial.

Cecilia Jiménez, académica de Arquitectura de la U. de Valparaíso, cree que estos y otros proyectos aún no satisfacen las expectativas que generó el título. “Valparaíso no refleja en sus espacios públicos su estándar de ciudad patrimonial”, asegura.

La profesional, quien en 1998 como jefa de la Unidad de Patrimonio del municipio confeccionó el primer expediente de postulación, dice que persisten la basura, grafitis y canes vagos, que entonces fueron objetados como problemas por la Unesco.

Pese a ello, el sitio y sus alrededores despiertan el interés de turistas y empresarios.

En 2003 Valparaíso recibía 15 mil visitantes al año, cifra que en 2012 se empinó a los 80 mil.

“Se ha valorizado la arquitectura y hermoseado sectores, lo que atrae a los turistas”, dice Bernardo Jorquera, dirigente vecinal de cerro Alegre. Ante lo cual también admite su preocupación: “El crecimiento descontrolado afecta la calidad de vida de barrio y enfrenta a los vecinos con los comerciantes”, agrega.

En ese período, 48 viejas casonas se convirtieron en restaurantes y hoteles. A ello se suman proyectos como Estación Puerto y la restauración del palacio Cousiño. En esas y otras iniciativas el municipio estima que los privados han invertido cerca de US$ 100 millones.

Los cinco hitos negativos tras la designación

Retraso en plan clave:

La década transcurrió sin el plan de gestión patrimonial, la estrategia clave para el sitio, pues norma las intervenciones en inmuebles y espacios públicos, y la gestión de recursos para nuevos proyectos. Hoy está en fase de implementación y siendo monitoreado por la Unesco, asegura la directora de Gestión Patrimonial del Municipio, Paulina Kaplán. Contempla 10 seccionales para que las nuevas construcciones se adecuen a la arquitectura que da identidad a cada sector. “Los estamos trabajando en conjunto con el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) y la Seremi Minvu”, explica.

Lenta Recuperación Urbana:

El ex secretario ejecutivo del CMN, Óscar Acuña, es tajante al evaluar el Programa de Recuperación y Desarrollo Urbano de Valparaíso (PRDUV): “El balance es pésimo”, pues “la cantidad de estudios fue exagerada”. El programa partió en 2006 con US$ 73 millones aportados por el Estado de Chile con apoyo del BID.

Y al 2010, el análisis del CMN arrojaba que solo el 22% se había destinado al sitio, y el 54% a “acciones indirectas” como carnavales culturales y festivales. En tanto, US$ 40 millones se destinaron a obras permanentes de envergadura y US$ 23 millones, a restauraciones patrimoniales concluidas en los últimos años como las del Baburizza y de los ascensores.

Decadencia del barrio puerto:

Juan Viacava, dueño del emporio “La Bandera Azul”, en la plaza Echaurren, asegura que no observa los beneficios del título patrimonial para el sector donde nació Valparaíso, cuya decadencia se agravó con la explosión en calle Serrano en 2007, de la que se responsabilizó a las compañías de gas y electricidad.

“Está abandonado. Nadie viene porque hay un ambiente paupérrimo”, se queja. Aunque la restauración de la iglesia La Matriz es un hecho, la de los edificios Astoreca y Subercaseux son aún proyectos que no se comienzan a ejecutar. La del Mercado Puerto, en tanto, fue rechazada hace un mes por el Consejo de Monumentos.

Instalaciones defectuosas:

El encargado municipal de emergencia, Ricardo Valdés, lo expuso al concejo: “Valparaíso y su sitio patrimonial son frágiles por falta de mantención de las propiedades. Muchos incendios ocurren porque grandes casas son sub y subarrendadas y cada uno llega con aparatos eléctricos. No hay sistema que resista esa sobrecarga. Es necesario un subsidio de renovación de la red intradomiciliaria”.

Educación:

Otra tarea incumplida es la incorporación del tema patrimonial en el currículum escolar.

Cinco hitos positivos de una década histórica para el puerto

Restauración de Edificios Emblemáticos:

Han llegado a cambiar la dinámica de su barrio. Como el Palacio Cousiño, incendiado, vaciado y abandonado, al punto que fue motejado de ‘ratonera’. Gracias a una inversión privada de US$ 10 millones recuperó el brillo que tenía en 1883, cuando fue construido por Isidora Goyenechea. Desde 2011 es sede del Duoc, y la actividad de sus estudiantes provee de nueva vida al sector.

Otras restauraciones concluidas son las del Palacio Baburizza ($2.119 millones del Programa de Renovación y Desarrollo Urbano de Valparaíso (PRDUV) y la conversión de la ex Cárcel en el segundo centro cultural más grande de Chile; además de los edificios de la Población Obrera La Unión y de la ex sede de Correos.

La expansión del turismo:

Las cifras del Sernatur indican que en la década la actividad turística creció un 450%: pasó de 15 mil a 83 mil el arribo anual de turistas. En comparación, en igual período de tiempo, el turismo en la V región creció un 173% y en el país un 112%.

Este fenómeno ha estimulado inversiones por $9 mil millones en rehabilitar, principalmente hoteles y restaurants, 48 inmuebles de interés patrimonial, apoyados por $1.500 millones de Corfo. Pero el presidente regional del Colegio de Arquitectos, Sótero Apablaza, advierte que este “boom” arriesga a veces la calidad de barrio, al hacer emigrar a los residentes tradicionales.

Recuperación y compra de ascensores:

En 2003, en Valparaíso funcionaban 15 de sus 31centenarios funiculares, construidos a partir de 1883. Pero siguieron saliendo de servicio, al punto que en 2010 solo operaban tres. El PRDUV invirtió $2.370 millones en la restauración integral y puesta en funciones de cuatro de los cinco que son propiedad del municipio. Otros 10 fueron comprados a particulares por el Gobierno en $2.400 millones. Restaurarlos costará años y $15 mil millones, mientras se diseña un modelo de gestión que haga viable su operación.

Intervención en arterias tradicionales:

Se han recuperado fachadas en calles Cumming, Almirante Montt, Urriola, Condell, Aduanilla y Castillo, y espacios públicos en cerros Toro, Santo Domingo, Alegre y Concepción, además del área histórica en el plan.

Avances en planificación territorial:

Valparaíso adoptó la decisión pionera, cuando se preparaba para su reconocimiento mundial, de incorporar a su plan regulador un seccional patrimonial con zonas de conservación histórica y preservación de vistas.