Bibliotecas libres: el retiro gratuito de libros llega a cafés y tiendas de ropa

Por Diego Villegas C., La Tercera.

A las plazas y paraderos -donde se dejan libros para que otros los recojan- ahora se suman tiendas.

El jueves pasado, Eliana Rojas se sentó a tomar un café en una de las mesas del Centro Arte Alameda. Cuando terminó de beberlo, agarró un libro que tenía un logo en la portada y lo echó en su cartera.

En ese distintivo estaba la clave. Ese le indicó a Eliana que se trataba del libro que, tal como lo había visto en www.librolibrechile.cl, un anónimo “liberaría” en ese preciso lugar y a esa hora.

Siguiendo los pasos del bookcrossing -que funciona hace años en EEUU y que consiste en dejar un libro en un espacio público para que cualquier otra persona lo recoja-, Libro Libre empezó a funcionar hace tres años en Santiago.

Creado por la periodista Raquel Azócar, ella adaptó el sistema a la realidad local, y en 2009 lanzó el sitio web que servía para este intercambio gratuito de libros. Partió con 40 títulos y hoy ya cuenta con 5.000, todos recaudados a través de donaciones.

De los 10 usuarios que agrupaba el primer año en que partió, pasaron actualmente a ser más de 2.000. Y para perfeccionar el sistema, hace cerca de un año que sumó otros puntos “liberación” y retiro, como una tienda de confecciones en Av. Nueva Los Leones, el café del Centro Arte Alameda, el café Soull -en el barrio Yungay- y stands de estaciones como U. de Chile, Plaza de Armas y Cumming del Metro. En éste antes sólo se dejaban en los asientos de los carros y almacenes, pero hoy ya existen módulos con el logo de Libro Libre repartidos en los hall de acceso.

“Como este sistema funciona sobre la base de la confianza, en que depende sólo de la honestidad de cada uno si devuelve o no un libro, existe un 10% de pérdidas anuales en textos. El que ahora se produzca el intercambio de textos dentro de tiendas, lo hace más seguro”, dice Raquel Azócar.

Camila Cubillos es estudiante de Nutrición y llegó hace seis meses a la tienda de confecciones “Oriana”, en Av. Nueva Los Leones. Después de probarse un vestido, se enteró de esta iniciativa. De los 60 títulos, eligió Los amantes de Estocolmo, de Roberto Ampuero. “Después me volví adicta”, cuenta entre risas.

La encargada de Libro Libre eligió esta pequeña tienda de ropa por era tranquila. La dueña del local, Oriana Araya, tiene en su poder un catálogo de 60 libros. “No pocas veces se llevan La Araucana, el poema épico de Alonso de Ercilla. Son cerca de 10 ejemplares los que se retiran al mes”, cuenta.

Otro local que se presta para esta práctica es el café del Centro Arte Alameda, que se adhirió a la iniciativa en la última Feria del Libro, hace unos dos meses. Actualmente disponen de 50 libros dentro de su colección y, en promedio, circulan 20 de estos. “La mayoría son de literatura. Yo aporté la mayoría de mi biblioteca personal”, afirma Penélope Vera, administradora del café que está en ese recinto. “Son cerca de dos o tres semanas lo que permanece un libro en las manos de nuestros lectores de acá”, asegura.

Intercambio digital

El que se hayan sumado tiendas y lugares más cerrados, no quita que continúe vigentes la “liberación” en espacios públicos como parques o paraderos de micro.

En ambos casos funciona de la siguiente manera: quien llega al lugar y ve un texto, lo puede tomar y llevar a casa, eso sí, con la obligación de ingresar el código que está en la contraportada en la web de Libro Libre (lo traen todos los libros “ISBN:1234-5678-91011”). De esa manera, queda registrado en manos de quién está. Es este mismo lector quien se encargará de avisar por el mismo sitio www.librolibre.cl cuándo lo dejará en un lugar determinado.

Lo que más le gusta a los usuarios es que sea una iniciativa que responda a la confianza. Eso, y que es gratis. “El IVA al libro es tan alto en nuestro país, que esto se convirtió en una alternativa para fomentar la lectura. Yo a veces libero libros en paraderos o bibliotecas y la gente se empapa con este comportamiento”, afirma Raquel Azócar.