Densidad v/s Habitabilidad en las grandes ciudades del mundo
La densidad es un tema urbano que ha generado un fuerte debate entre sus principales exponentes.
Por un lado, un número creciente de economistas urbanos presentan los beneficios de edificar rascacielos como una solución para varios aspectos, desde la innovación y la creación de empleo, hasta el acceso a las viviendas. En 2011, Edward Glaeser – autor del libro “El Triunfo de las Ciudades” – señaló que “los edificios altos generan interacciones humanas que están en el corazón de la innovación económica y del progreso en sí mismo”.
Por otro, los urbanistas Kaid Benfield (miembro del Consejo de Defensa de Recursos Naturales) y Edward McMahon (integrante de Urban Land Institute), postulan que la densidad se puede lograr de un mejor modo, sin la construcción de rascacielos. Tal como McMahon sostuvo el año pasado, “la manzana de un barrio viejo puede incluir un teatro comunitario, una cafetería, una galería de arte, dos restaurantes, una tienda de bicicletas, diez salas de ensayo de música, una iglesia, 20 departamentos y un par de bares, los que generan más actividad e intensidad que un bloque de edificios altos de oficinas”.
A continuación más detalles.
El año pasado, Richard Florida, cofundador y editor del sitio The Atlantic Cities, señaló que la innovación urbana y la creación de alta tecnología no suele ocurrir en los rascacielos, pero sí en barrios mixtos de mediana altura que estimulan la interacción. Ejemplos de esto son los barrios Chelsea y Williamsburg en Nueva York, East End en Londres, Distrito Misión y SoMa en San Francisco, Santa Mónica y Venice en California del Sur y, por supuesto, Silicon Valley. El riesgo al que se exponen los barrios constituidos por torres de edificios, según Florida, radica en que se pueden convertir en suburbios verticales, estériles, que aíslan e inhabilitan la dispersión.
Este fenómeno urbano fue estudiado recientemente por el Urban Land Institute y el Centro para Ciudades Habitables en su investigación “10 principios para la habitabilidad en ciudades altamente densas”.
El gráfico inferior, incluido en el informe, expone los principios de densidad y habitabilidad que están en las grandes ciudades del mundo. La densidad, representada en el eje Y (vertical), mide la cantidad de habitantes por kilómetro cuadrados y su relación con la habitabilidad, presente en el eje X.
Este índice se elaboró según los datos publicados por la Encuesta de Calidad de Vida 2012 de Mercer, el que clasifica a las ciudades, según factores de ambientes políticos y sociales, economías, recreación, servicios públicos y transporte.
El informe clasifica a las ciudades más importantes del mundo en cuatro cuadrantes claves. En el cuadrado superior derecho, identificado como “ganar – ganar”, se sitúan las ciudades que combinan una alta densidad y elevada calidad de vida.
En el sector superior izquierdo se presenta una alta densidad, pero baja calidad de vida. En cambio, en la parte inferior derecha se cruza la baja densidad con una calidad de vida alta, mientras que en el cuadrado inferior izquierdo, denominado “perder – perder”, se sitúan una baja calidad de vida y baja densidad.
En los resultados, que comprendió el análisis de 28 ciudades, sólo dos urbes, Londres y Singapur, se situaron en el cuadrado “ganar – ganar”. Sin embargo, hay dos ciudades más que están muy cerca de este sector: Hong Kong y Tokio. Estas cuatro ciudades tienen en común que figuran entre las ciudades más caras del mundo, lo que refleja que la densidad no tiene que ser la solución para el acceso a una vivienda. En contraste, 10 ciudades se situaron en el cuadrado superior izquierdo con alta densidad y baja calidad de vida.
En el caso de grandes ciudades, como Estocolmo, Los Ángeles, Nueva York, París y Sidney, éstas llenan el cuadrado inferior derecho, en donde se presentan bajos índices de densidad, lo que va de la mano con la habitabilidad en altura. Si bien Boston, San Francisco, Seattle, Vancouver y Washington no ingresan en esta categoría, es probable que en el futuro se ajusten a este segmento. Considerando que estas ciudades también se cuentan entre los líderes mundiales en innovación y creación de alta tecnología, presentan mezclas de usos y densidades, lo que parece tener una ventaja considerable en la creación de nuevos negocios.
Lamentablemente, el mayor número de ciudades llenan el cuadrante “perder – perder”, combinando densidades más bajas y menores niveles de habitabilidad.
El informe que presenta estos resultados contiene una serie de sugerencias y enseñanzas sobre cómo combinar la alta densidad y la alta habitabilidad, a partir de un estudio detallado del caso de Singapur, el que comprende la realización sistemática de una planificación más a largo plazo para el crecimiento y la renovación; inversión en transporte e infraestructura verde; incluyendo naturaleza más cerca de la gente, la diversidad y el fomento de la inclusión y la mejora de la calidad del espacio público en general.
Estos datos son especialmente útiles y oportunos, dada la urbanización masiva que ocurriría en las próximas décadas. Esperemos que las recomendaciones del informe ayuden a estas ciudades en rápido desarrollo, especialmente a las de economías emergentes y el “sur global”, a desarrollar enfoques más eficaces para aumentar la densidad y, al mismo tiempo, estimular mayores índices de desarrollo económico.