Cartas: La Polémica en torno al Puerto de Valparaíso

Hoy comienza el proceso de licitación para el Terminal 2 del Puerto de Valparaíso. La polémica en torno a este proyecto ha llegado hasta las cartas al director de diferentes diarios. Una de las discusiones se ha dado entre Leopoldo Prat, Decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo y Harald Jaeger K., Gerente General Empresa Portuaria Valparaíso. La primera carta enviada por Prat al diario el Mercurio, fue publicada hace un tiempo como carta de la semana en Plataforma Urbana y la pueden encontrar aquí.

Después del salto la respuesta de Harald Jaeger a esta carta y la posterior respuesta de Leopoldo Prat al Gerente de EPV.

Señor Director:

El señor Leopoldo Prat, decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la U. de Chile, en su carta publicada el 3 de febrero, emite su impresión acerca del trabajo realizado sobre la planificación portuaria, particularmente en Valparaíso, calificándola de “apresurada a puerta cerrada”, en un marco de “secretismo” y alarmismo de parte de la Empresa Portuaria de Valparaíso (EPV).

EPV comparte plenamente la necesidad de que el desarrollo de la industria portuaria -que es mucho más que la ingeniería para movilizar contenedores- sea sustentable y armoniosa con el entorno urbano, social y medioambiental. Justamente, eso explica por qué el plan de desarrollo del Puerto Valparaíso ha tardado más de 15 años en plasmarse, y ha sido construido durante nada menos que en 4 gobiernos consecutivos, intérpretes todos de las expectativas de la comunidad.

En dicho largo período de planificación, fue participada una enorme cantidad de actores públicos, comunitarios y privados, a través de las instancias legítimas de nuestra institucionalidad; de modo tal, que los proyectos que hoy deben materializarse responden a un trabajo transparente y de cara a la comunidad porteña. Varios centenares de presentaciones y debates en torno al plan maestro del puerto fueron realizados ante al Concejo Municipal de Valparaíso, autoridades públicas y parlamentarias, Fuerzas Armadas y de Orden, juntas de vecinos, universidades, colegios y gremios, entre otros; espacios que continuaremos promoviendo para la participación de personas e instituciones.

Por otro lado, hubo modificaciones del Plano Regulador Comunal que fueron llevadas a cabo con pleno apego a la normativa y objeto de sendas consultas ciudadanas, e informamos a autoridades de la Unesco en el año 2003, previa nominación de Valparaíso como Patrimonio de la Humanidad, respecto del plan que desarrolla hoy EPV. Toda la planificación del puerto ha sido pública y está disponible a solicitud de cualquier persona.

Valparaíso requiere dar un paso pronto, materializando los proyectos de larga data que le permitirán aprovechar oportunidades irrepetibles, que la llevarán a recuperar el círculo virtuoso del desarrollo portuario, patrimonial, turístico y muchos otros, todos los cuales están interrelacionados. Paralelamente, por cierto, debemos crear un nuevo paradigma de participación y de decisiones descentralizadas, acorde a los nuevos tiempos. En ese campo, las instituciones y la comunidad pueden realizar un gran aporte a la planificación portuaria, y es por ello que EPV siempre estará abierta a conocer nuevas propuestas, porque ahora daremos un gran paso con la licitación de un nuevo terminal portuario y la construcción de Puerto Barón, un centro urbano de gran calidad en el borde costero. Pero a Valparaíso le esperan muchos más.

Harald Jaeger K.
Gerente General Empresa Portuaria Valparaíso

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Sr. Director

En respuesta a la carta del Gerente General de la EPV publicada en su medio el 14 de Febrero pasado, y a pocos días de la presentación formal de propuestas para el Terminal 2 de Valparaíso, expongo a continuación los puntos que han inspirado mi participación en este diálogo aún incipiente, en un intento honesto por lograr condiciones apropiadas para un debate pendiente, que sin ningún interés en limitar la necesaria expansión portuaria, si tiene dos objetivos:

Primero, evitar equivocaciones que resultarán irreparables y segundo, lograr el mejor proyecto posible para la Ciudad-Puerto.

Para comenzar y citando al Plan EPV auto-calificado como “sustentable”, cabe recordar que esa definición “sustentabilidad” implica -al menos- el reconocimiento de tres variables: la factibilidad económico-productiva (1), la minimización de impactos en el medioambiente natural y construido (2) y la inclusión de la ciudadanía en los procesos de diseño, implementación y operación. Con bases de licitación que han establecido un polígono inflexible, ante la ausencia de instancias participativas abiertas y una sorprendente declaración de que un Estudio de Impacto Ambiental solucionará los potenciales problemas del proyecto T2 “después de adjudicado”, ¿Cómo puede plantearse que el Plan EPV “responde a las expectativas de la comunidad”?

A su vez y lamentablemente, un plan de 15 años de desarrollo, que tuvo interesantes lineamientos de apertura en su origen -hoy desdibujados y sin liderazgo político-, no parece una edad propia de madurez auto-validante, más bien señal de obsolescencia, de un proceso que refleja el subdesarrollo de antaño, mono-disciplinar y excluyente, situación desde la cual -tristemente- podemos constatar una preocupación cierta, bien descrita hace unos días por Christian Warnken en este medio, cuando se refería al otro proyecto polémico EPV Mall Puerto Barón: “Estamos llenos de horrores urbanos que no violaron ninguna ley ni reglamento, pero cuyo impacto es brutal”.

Es sobre esto donde se funda la valida exigencia de evitar la construcción de un nuevo arrepentimiento.

Mientras termina de redactarse la nueva Política Nacional de Desarrollo Urbano en el Palacio de La Moneda -en la que he participado por invitación del Presidente Sebastián Piñera- y al tiempo que la OCDE anuncia nuestro triste record mundial en segregación urbana, la ciudad sigue ausente en los argumentos para comprender los impactos del proyecto. Entonces, pese a que EPV manifiesta una “permanente disposición al dialogo” que suponemos bien intencionada, se han cerrado públicamente opciones para otras alternativas, que pese a la preocupación de ciudadanos, de las autoridades UNESCO o del Colegio de Arquitectos local, han sido desconsideradas, sin si quiera pronunciarse las palabras “ciudad” o “impacto urbano”.

En definitiva, tomando la ya citada disposición al debate, hacernos el llamado urgente, para que se conforme cuanto antes un grupo de trabajo que junto a los representantes locales incorpore a los entes internacionales y neutrales de los que nuestro Estado forma parte -OECD y UNESCO- para que sean convocados a una mesa técnica que opere cuanto antes y sin las presiones inmediatistas, con tal de lograr los objetivos ya planteados, hacia el puerto más eficiente, que reconozca verdaderamente y por el próximo siglo la problemática urbana y patrimonial que le da soporte.

Leopoldo Prat Vargas
Decano Facultad de Arquitectura y Urbanismo
Universidad de Chile
Integrante miembro Comisión Asesora Presidencial
Política Nacional de Desarrollo Urbano PNDU