Perú concluye sus alegatos en La Haya poniendo énfasis en el “triángulo exterior”

Por El Mercurio.

País demandante optó por no responder varios de los planteamientos presentados por Chile:

Alain Pellet, litigante “estrella” del equipo peruano, cerró las exposiciones con un discurso de una hora: usó la mayor parte de ese tiempo para defender el derecho que tendría Perú de ejercer soberanía sobre el triángulo de mar de 28 mil km2 que se ubica al sur del paralelo que traza la frontera marítima. El jurista francés reconoció que el acuerdo de 1952 es un tratado, claro que, a su juicio, no de carácter limítrofe.

Poco más de una hora duró el discurso de Alain Pellet que cerró los alegatos de Perú en la fase oral del juicio iniciado por ese país en la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Como era predecible, la defensa peruana se guardó a su mejor exponente para el final. Y su exposición estuvo a la altura de las expectativas. Fue calificada como una gran pieza de oratoria incluso por miembros del equipo chileno.

También hubo consenso en que su mayor énfasis estuvo centrado en la parte de la demanda peruana que se conoce como el “triángulo exterior” y que corresponde a una zona de 28.356 kilómetros cuadrados de mar ubicados al sur del paralelo que hoy sirve de frontera marítima entre ambos países, fuera de las 200 millas marinas de soberanía chilena, y que Chile considera “alta mar”.

Casi el 70% del alegato de Pellet estuvo dedicado al “triángulo exterior”. Entregó ejemplos de cómo en muchos países del mundo existe este tipo de territorios y que han sido asignados por la propia Corte de La Haya en juicios similares, del mismo modo en que lo solicita Perú para sí. También explicó por qué a ese país le resultaría importante que se le concediera soberanía y jurisdicción en esa extensa porción de mar, ya que, en su opinión, la situación desmedrada que reclaman con respecto a Chile, se vería compensada.

Hubo tres momentos de su exposición sobre este tema que llamaron especialmente la atención en miembros del equipo chileno.

Una de ellas fue cuando Pellet dijo que “en realidad se equilibraría en una parte ínfima la índole increíblemente inequitativa de la línea defendida por Chile. En el caso, si bien poco probable, que la Corte rechazara la primera conclusión peruana”.

Otra fue cuando sostuvo: “Suponiendo que la Declaración de 1952 hubiera establecido la frontera a lo largo del paralelo; algo que evidentemente no es el caso, pero lo tomo como supuesto para dar este ejemplo. Suponiendo esto, por tanto, está claro que aunque esta supuesta frontera se hubiera podido prolongar más allá de las 200 millas, hay que constatar que no se ha prolongado y que hoy no se podría prolongar”.

Esa declaración estaba en consonancia con esta otra: “Así que el supuesto acuerdo de delimitación que habrían concluido las partes en 1952, no podía, de todos modos, producir ningún efecto más allá de las 200 millas; 200 millas, distancia a la cual el derecho internacional actual o en el que el derecho internacional actual puede y debe producir efectos”.

Es decir, Alain Pellet se puso, hipotéticamente, en el escenario de que la Corte reconozca el límite marítimo basado en el paralelo acordado por ambos países y Ecuador en 1952. Pero, de inmediato hizo la salvedad de que aun en ese caso Chile no puede aspirar a que el paralelo limite más allá de sus 200 millas marítimas, con lo cual Perú podría exigir para sí el “triángulo exterior”.

No pocas personas dentro del auditorio interpretaron que Pellet dejaba puesta ante los jueces la que se ha denominado “petición subsidiaria” de Perú. En palabras simples, el “premio de consuelo” en caso de que su demanda por una nueva frontera dibujada utilizando una línea equidistante -que reemplace al paralelo- no sea acogida por la Corte.

La declaración de 1952 sí es un tratado, pero…

Otro segmento que sorprendió del alegato de Pellet fue su reconocimiento de que la declaración o acuerdo de 1952 sí es un tratado, claro que, precisó, no fue un tratado de límites.

“Para que queden muy claras las cosas, señor presidente, lo repito, no cuestionamos el que la declaración hoy deba ser consideraba como un tratado. El profesor Dupuy, otro opositor y amigo, se ha esmerado en vano para demostrarlo, porque en realidad estamos de acuerdo, pero sí sigo pensando que sus autores no estaban convencidos de que esto iba a ser un tratado”, dijo.

Luego agregó: “La declaración es un tratado, lo vuelvo decir, de esta manera le quito a Pierre Marie Dupuy otro alegato inútil. Es tratado, pero lo que no es, es un acuerdo de delimitación. Uno no espera 21 años para registrar un acuerdo de fronteras ante Naciones Unidas y cuando uno quiere delimitar una frontera marítima o terrestre a través de un tratado, no se dice en el preámbulo de un instrumento una serie de objetivos que nada tienen que ver con la delimitación en cuestión. Uno utiliza mapas”.

Pese a que en un principio en parte del equipo chileno se celebró este reconocimiento como un pequeño triunfo, otras voces llamaron a la cautela, porque podía tratarse de una jugada táctica peruana para evitar que un eventual reconocimiento de la Corte del acuerdo de 1952 como un tratado válido les significara el completo desplome de todo su caso.

Ecuador y un cierre polémico

Uno de los capítulos de la jornada que generó más controversia entre la delegación chilena fue cuando el abogado Rodman Bundy intentó interpretar a favor de Perú la conducta que ha tenido Ecuador desde la firma del acuerdo de 1952 hasta la fecha. Sin mencionar los diversos reconocimientos que ha hecho ese país al carácter limítrofe de esa declaración, además del complemento que significó la de 1954, y el respeto que ha mantenido durante 60 años de esos instrumentos, el litigante estadounidense exhibió la declaración conjunta emitida por los presidentes de Ecuador y Perú sólo un par de semanas antes del comienzo del juicio. La defensa peruana sostiene que dicho documento valida que el acuerdo de límite marítimo entre las dos naciones se selló sólo en 2011.

Para el equipo chileno, esa declaración fue “construida” especialmente para el juicio y que podría resultar contraproducente haberla presentado a la Corte, celosa de que se le intente sorprender con jugadas de última hora.

En la delegación encabezada por los agentes Alberto van Klaveren, María Teresa Infante y Juan Martabit, también se comentó que muchas de las evidencias planteadas por Chile durante la semana pasada no fueron refutadas o siquiera abordadas por Perú en su última oportunidad de hablar ante la Corte. Las comisiones mixtas de 1968 y 1969, el libro que el propio Bundy publicó con un mapa reconociendo el paralelo como frontera y el decreto supremo peruano de 1955 que sustentaba la frontera marítima fueron tocados tangencialmente o ignoradas.

Por último, la frase final de Alain Pellet, que fue el último “disparo” de los litigantes internacionales peruanos, quedó resonando con extrañeza entre los presentes. Dijo summum ius summa iniuria , aforismo latino que se puedo traducir como “sumo derecho, suma injusticia”, o “a mayor justicia, mayor daño”, o “suma justicia, suma injusticia”.

La interrogante es si quiso decir que la aplicación de la ley al pie de la letra puede terminar siendo una gran injusticia. O si aplicar un tratado puede terminar siendo injusto.

El viernes se verá cómo la defensa interpretó la frase y qué tiene Chile que decir al respecto.

PETICIÓN SUBSIDIARIA

No pocos en el auditorio estimaron que Perú dejó instalado su “premio de consuelo” al enfatizar largamente ante la Corte su aspiración en el triángulo exterior.

RECONOCIMIENTO DEL TRATADO

Parte del equipo de Chile lo leyó como una jugada táctica peruana para evitar que un eventual pronunciamiento de la Corte sobre el acuerdo de 1952 como un tratado válido les significara el completo desplome de todo su caso.

EL ROL DE ECUADOR

Controversia generó entre la delegación chilena que Rodman Bundy intentara interpretar a favorde Perú la conducta de Ecuador desde la firma del acuerdo de 1952 hasta la fecha.

Las claves de la postura final de la defensa peruana

Deconstruyendo el acuerdo de 1952

Al igual como sucedió en la primera ronda, Perú centró gran parte de sus esfuerzos en negar la existencia de tratados de límites marítimos, en específico de lo que estipula la declaración de Santiago de 1952. Sobre este tema, Alan Vaughan Lowe, repitió que se trataba de una comisión ballenera, analizó los puntos dos y cuatro de la declaración de Santiago, descartando que puedan dar forma a un tratado de límites.

El Tratado entre Perú y Ecuador

Fue uno de los últimos temas agregados por la defensa peruana a los documentos entregados a la Corte: la relación de Ecuador con los acuerdos de 1952 y 1954 y su tratado de límites con Perú . El encargado de abordar el punto fue Rodman Bundy, quien expresó que el tratado que, en 2011 firmaron Perú y Ecuador, no tiene relación con los acuerdos de 1952 y 1954. Dijo que “se trata de una delimitación que nunca había existido antes”. “Los instrumentos del 52 y del 54 no se mencionan en el acuerdo de 2011 y los términos del acuerdo, no dicen que la línea de demarcación creada por los instrumentos anteriores, sea ratificada de una forma u otra”, agregó.

Equidad, el concepto base de la demanda

“Les corresponde a ustedes determinar dicha frontera para conseguir una solución equitativa”. Como en la primera ronda, el concepto equidad se repitió varias veces, como una de las principales ideas-fuerza de la demanda. “El paralelo es inequitativo y le corresponde a la corte solucionarlo”. Sin embargo, esta vez, hubo un matiz. Ante los alegatos de Chile, Perú reconoció que la supuesta inequidad no es condición para revocar los tratados y se centró en la inexistencia de éstos.

La defensa del Punto Concordia

Debido al gran espacio que este tema tiene en la Réplica peruana, se suponía que iba a ser uno de los puntos fuertes de Perú ayer. Y si bien por tiempo no estuvo en un lugar preponderante, el alegato de Rodman Bundy fue uno de los más agresivos de la tarde.

El litigante aludió a la presentación del jueves de James Crawford, diciendo que Chile también presionó el botón “delete”, pero que además usó el botón “insertar” del computador, acusando nuevamente al equipo chileno de modificar mapas originales. “Aún no tenemos explicación de este torpe intento”, dijo.

No es un acuerdo de límites

“No cuestionamos el que la declaración hoy deba ser consideraba como un tratado”. El argumento de Pellet, casi al finalizar su intervención sorprendió a la delegación chilena.

Si bien el abogado francés aclaró casi al instante que “lo que no es, es un acuerdo de delimitación”, el alegato constituyó el primer reconocimiento de Perú de que los acuerdos de 1952 puedan considerarse como tratados.

El cierre: el triángulo exterior

Aunque pocos en el auditorio lo esperaban, los argumentos sobre la segunda petición de Perú, los derechos soberanos sobre el triángulo exterior, resultaron ser el punto más fuerte del cierre de las presentaciones peruanas. De hecho, el tema le fue entregado al abogado más reputado, y coordinador del equipo jurídico, Alain Pellet, quien le dedicó la mayoría de su tiempo, aun por sobre las consideraciones finales del caso.

Van Klaveren: “La verdad es que no hemos escuchado argumentos nuevos”

El agente chileno Alberto van Klaveren se refirió ayer a los argumentos finales que entregó la defensa peruana al concluir su participación en la fase oral del juicio.

Luego de escuchar con atención las intervenciones ante la Corte de los litigantes que representan a Perú, Van Klaveren aseguró que “hemos visto con gran respeto y atención los argumentos de Perú, cuando concluye su intervención. Y la verdad es que no hemos escuchado argumentos nuevos, pues ya estaban en los documentos peruanos y en sus intervenciones de la semana pasada”.

El agente chileno destacó el hecho de que el país vecino haya utilizado en sus alocuciones finales el término “Tratados”. “Nos interesó mucho la referencia que hizo Perú al derecho de los tratados, que es especialmente relevante para poder entender este caso. Chile siempre lo ha creído, porque tenemos a nuestro favor tratados suscritos en 1952, 1954 y acuerdos, actas y actos de 1968 y 1969, y una práctica verdadera impresionante que avala nuestra posición”, aseguró.

Y, a continuación, profundizó sobre este punto: “Una práctica que los abogados de la parte peruana que no consideraron demasiado relevante por decirlo suavemente, pero que está ahí y que se puede demostrar como lo ha hecho y seguirá haciendo Chile”.

Respecto de las presentaciones con las que Chile el viernes cerrará la fase de alegatos, Van Klaveren se mostró tranquilo y confiado en la fuerza de los argumentos que ha presentado el país desde la semana pasada. “Nos estamos preparando con tranquilidad para la jornada del viernes. Tenemos trabajo adelantado que no es necesario de modificar, porque no ha habido sorpresas ni hechos nuevos en la posición peruana. Estamos muy confiados en que podremos reiterarle a la Corte cómo se estableció el límite marítimo, cómo se ha observado y cómo ha sido un hecho permanente en nuestra relación con Perú”, explicó.

Para finalizar, dijo que “no adelantaremos nuestros argumentos del viernes” y que la posición de Chile “no ha variado nunca desde que se estableció el límite marítimo”.