En enero inaugurarán restaurante y librería en el Castillito del Parque Forestal

por Evelyn Briceño, La Tercera

El primero se llamará La brasserie del Forestal. Tendrá terraza al aire libre y una cava de vinos.

Un paseo por el Parque Forestal o el Museo de Bellas Artes podrá tener otro final -o comienzo- a partir de enero próximo. Durante ese mes se abrirá al público el Castillito de José Miguel de la Barra con Cardenal José María Caro.

Después de un año de arreglos -a cargo de los arquitectos Mathias Klotz y Lillian Allen- reabrirá convertido en un centro gastronómico y turístico con un restaurante, una librería-disquería y una heladería. En su torreón habrá una cava de vinos destinada a difundir mostos de calidad.

La principal atracción será La brasserie del Forestal, un café-restaurante de ambiente más relajado, con acento en la cocina francesa.

Con capacidad para 250 personas, tendrá dos pisos, más una terraza de 200 m2, que como protección del sol considera un parrón en su parte oriente. Ahí se realizarán lanzamientos de libros y otras actividades culturales.

Este local funcionará desde las 7.45 de la mañana hasta las 23 horas, para ofrecer servicio de desayuno, almuerzo, cafetería y cena. Lillian Allen explica que la propuesta gastronómica será “comida de alta calidad a un precio razonable. De hecho, todos los días al almuerzo se ofrecerá un plat du jour (plato del día), sugerencia del chef sacada de la carta”.

En el primer piso del Castillito, además, habrá una librería-disquería. Esta última estará a cargo de la empresa argentina Music Brokers, que cuenta con un catálogo exclusivo con énfasis en el jazz, las bandas sonoras y el rock alternativo. Esta semana se definirá el nombre de la librería.

En el costado sur del edificio, en tanto, abrirá una heladería, para que quienes paseen por el parque puedan refrescarse, especialmente en verano.

La esencia de la historia

A mediados del año pasado, el Castillito del Parque Forestal -construido a principios del siglo XX- fue entregado a los arquitectos Mathias Klotz y Lillian Allen para su restauración, mientras que un consorcio -encabezado por los empresarios Alejandra Cantor y Rodolfo Schulze- se hizo cargo de su administración por 25 años.

Klotz explica que, tanto por dentro como por fuera, la idea fue limpiar el edificio y dejar a la vista sus elementos originales, como ladrillos, refuerzos metálicos y tabiques hechos de pequeños trozos de madera unidos con barro. “Sacamos el sobrante para hacer aparecer la esencia de la historia con visión contemporánea”, explica el arquitecto.

También, se recuperaron los marcos de las ventanas y los postigos de madera, mientras que como iluminación, se optó por sencillas lámparas hechas con ampolletas que cuelgan del techo en grupos de a tres.

Para ampliarlo y posibilitar la terraza de la brasserie, al Castillito se le sumó una nueva construcción en su parte oriente: un pabellón rectangular en vidrio y metal, en tonalidades grises “para no quitar protagonismo a la vegetación y a la estructura original”, resume Allen.

Los trabajos -que costaron $ 660 millones- ya concluyeron. Sólo restan detalles, como la instalación de mesones, sillas y mesas. Estas últimas, hechas en mármol de Carrara.

Según la arquitecta, es probable que en diciembre se haga una breve marcha blanca del restaurante, para abrir al público definitivamente en enero.

Lillian Allen agrega que en los próximos meses seguirán trabajando para lograr un proyecto complementario: reemplazar los actuales juegos infantiles del parque, ubicados muy cerca del Castillito, por otros, hechos en cobre, que recreen historias infantiles clásicas, como las de los hermanos Grimm o de Charles Perrault.