La renovada oferta gastronómica del Parque Bustamante

La Tercera

[ a la carta ] Cinco nuevos locales se han instalado en una misma cuadra de la calle Ramón Carnicer, entre Rancagua y Viña del Mar, y le han cambiado la cara a este tradicional barrio. Comida peruana, un sushi bar, un café gourmet, una heladería artesanal y platos caseros componen la apuesta.

por Loreto Gatica

HELADO artesanal de maracuyá y pizzas de fina masa a la piedra. A pocos metros, cebiche mixto, causa limeña y ají de gallina, clásicos de la cocina peruana. Luego, sushi, un buen café y una casera tortilla de verduras. Una oferta variada e incluso internacional en sólo una cuadra. Desde principios de año, en el Parque Bustamante -entre las calles Rancagua y Viña del Mar- es posible encontrar cinco nuevos restaurantes y cafeterías.

Es un silencioso y discreto polo gastronómico, a pasos de Plaza Italia y la Estación de Metro Bustamante. Este eje culinario viene a complementar uno de los pulmones verdes más importantes de Providencia, donde actualmente hay un café literario, ciclovías, servicio de bicicletas públicas, un skatepark, un anfiteatro al aire libre y un gran espejo de agua donde se puede hacer modelismo naval.

“Desde sus inicios, en 1945, el sector de Bustamante nunca ha estado deprimido. Ahí se hizo por más de 30 años la Feria de Artesanía de la UC. Se trata de un excelente parque urbano al que se le han ido agregando servicios. Lo que sucede es que ha comenzado un cambio generacional, han llegado vecinos más jóvenes. Es una muestra de cómo los centros históricos se están revalorizando”, explica el arquitecto Sebastián Gray.

Los debutantes se unen a la oferta que ya existía en el sector, como los cafés Brixton y Amadeus, el restaurante Quinto Cheers y el bar Junta Nacional, pronto a cumplir cinco años en esta renovada cuadra.

Entre los nuevos espacios que han abierto en el enclave, destaca Original Green Roasters. Gracias a mesas de roble reciclado, ofrece un grato ambiente para tomar café de exótico origen: Guatemala. Los granos se tuestan en la misma cafetería y reposan al menos cinco días para alcanzar el sabor y la textura deseados.

“Viví 11 años en Australia y ahí aprendí a tostar el café. Trabajé como barista con un italiano y un estadounidense que me transfirieron el oficio. El café se importa desde una cooperativa social en Guatemala”, cuenta Claudio Baeza, socio del local.

A su vez, en la heladería Crocanti se preparan para el cambio de estación y la disminución en las ventas de helados que se produce con la llegada del frío. Así, ya comienzan a exhibir en su aparador las primeras pizzas artesanales hechas sin levadura ni aceite. Se venden de lunes a lunes, de 9 a 21 horas.

“Los dueños somos de edades parecidas, hay compañerismo y ofrecemos productos distintos. Además, abrimos y cerramos en horarios diferentes, lo que nos ha permitido generar más movimiento en el barrio”, cuenta Carlos Alberto, gestor de Crocanti.

En Factotum, la apuesta es la comida casera a módicos precios. La carbonada o el pollo arvejado -acompañado de pan con pebre, bebida y ensalada- cuesta $ 3.000. Le sigue Sushi Face, abierto la primera semana de mayo. Remata la esquina el restaurante Mixtura Andina, que ofrece desde octubre de 2011 auténtica comida peruana.

Los locales ocupan el lugar donde hasta unos meses funcionó una tienda de repuestos de autos y sus bodegas. “El espacio lo compró una inmobiliaria que lo dividió en cuatro recintos. Nos quedamos con el más grande”, cuenta Claudio Baeza.

Si bien los restaurantes están a pasos de distancia, sus dueños aseguran que no compiten entre ellos y que juntos se complementan para dar un mayor impulso a un barrio que revive gracias al cambio generacional y la revalorización del centro de Santiago.

Los locatarios, en conjunto con la comunidad de vecinos, apuestan a futuro por un bulevar, con mesas en la acera.