Ferrocarriles perdió $5 mil millones por robos en las vías

Junto al hurto de cables de cobre, la empresa ha tenido que asumir la pérdida de rejas de confinación vial, lo que atenta contra la seguridad de los peatones.

por Valentina Pozo El Mercurio

En los últimos tres años, la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE), aparte del robo de cables de cobre, registra un aumento de las sustracciones y destrozos de las rejas de confinación vial, lo que afecta directamente la seguridad de los peatones. De hecho, sólo en 2011 hubo 70 fallecidos por atropellos en los rieles.

Según datos de la Subsecretaría de Vigilancia de EFE, el año pasado hubo 2,5 kilómetros de rejas robadas, parte de las cuales fueron recuperadas de casas particulares donde eran utilizadas como cercos. Es por esto que durante ese período se realizaron más de 400 denuncias, las que terminaron con el allanamiento de varias viviendas.

Para contrarrestar esta situación, la empresa ha desarrollado distintos programas de educación ferroviaria en las comunas colindantes. Además, “durante este primer semestre empezarán a funcionar unas camionetas patrulleras que ayudarán a la vigilancia y seguridad de la infraestructura ferroviaria”, anuncia el gerente de seguridad de EFE, Antonio Dourthé.

Desde la cabina

En los menos de 30 kilómetros que separan Santiago del Buin Zoo, el maquinista toca al menos una decena de veces la bocina, debido a que la falta de rejas de confinación vial, sumada a la imprudencia de los peatones, hace de la ruta un peligro constante y lo obliga a mantener la vista fija en los rieles y sus alrededores.

Claudio Tapia Rojas (37), maquinista desde 2006 en los tramos del recorrido Alameda-Chillán, atribuye el robo de rejas a la “falta de educación y maldad de la gente”; por el riesgo que eso significa para los peatones y lo complejo que es para ellos, como conductores, enfrentar una situación así, ya que muchas veces ni siquiera los alcanzan a ver desde la cabina.

Poco antes de llegar a Linderos, estación con al menos dos casetas de animitas, comienza a tocar la bocina. “Es que aquí están los curaditos de siempre” -dice- mientras indica a un grupo de hombres que descansa a un costado de la vía férrea.

En estos años de labor, Tapia lleva a su haber más de 10 atropellos. “Me tocó -cuenta- la niñita a la que le hacían bullying; apareció de repente… Eso es horrible; atropellar a una persona es lo peor”.

”El robo de rejas es por maldad y falta de educación, ya que los pasos peatonales están claros”.

CARLOS TAPIA
MAQUINISTA