Embajador de México cambió auto de lujo por bicicleta

Evitar la congestión, optimizar el tiempo y cuidar su salud son algunas de las  razones que lo motivaron a dejar el chofer en casa y subirse a su mountain bike .

Valentina Pozo El Mercurio

No soportó más los tacos en Vespucio oriente. El breve tramo entre su  residencia y la embajada de México, ambas ubicadas en esa congestionada  avenida, le tomaba cada mañana 45 minutos, cuando a pie podía tardar 15. Ese fue el cálculo que motivó al embajador mexicano en Chile, Mario Leal (59), a dejar su Audi A6 (con chofer incluido) estacionado y desempolvar la bicicleta.

Al poco tiempo de llegar a Santiago, en julio de 2008, Leal se dio cuenta de que el nivel de atochamiento que se generaba en Vespucio era “terrible” y concluyó que era “criminal estar desperdiciando esta cantidad de tiempo y de recursos”. Agrega que esta medida es su aporte a descongestionar la capital y a mejorar la calidad del aire, ya que consume menos combustible.

Así, con traje y casco -o más formal, si la ocasión lo amerita-, el diplomático se moviliza a su trabajo y a los distintos compromisos a los que el cargo lo obliga: reuniones y citas en la Cepal no quedan ajenas a su pedaleo.

“Hay quienes me felicitan, pues lo consideran una buena medida, y otros que creen que estoy loco”, dice Leal sobre la recepción que ha tenido su iniciativa entre sus pares.

Este ingeniero mecánico y miembro del Partido Acción Nacional (PAN) asegura que “poder trasladarse en bicicleta es una bendición, pues uno no depende de nada más, como sí lo hace en el caso del auto”. Sin embargo, repara en que la calidad de las ciclovías no son siempre las mejores.

De hecho, en una oportunidad trató de llegar al Palacio de la Moneda en bicicleta y se encontró con un sinfín de inconvenientes: “Hay muchos tramos discontinuos de ciclovías e imperfecciones que no sólo obligan a andar con un mayor cuidado, sino que hacen que te tengas que bajar de la bicicleta y cargarla”.

ATENTADO
A menos de dos años de iniciada su gestión, en febrero de 2010, su embajada fue atacada por encapuchados.