Cementerio General estrena 14 cámaras de seguridad

Con el fin de evitar robos de piezas de alto valor patrimonial al interior del camposanto:

Dirección del recinto aumentó medidas de resguardo en vísperas del Día de Todos los Santos.

María José Soler A.

Esculturas, vitrales y hasta una estatua de mármol de tamaño real de más de 100 kilos han sido algunos de los robos en Cementerio General en los últimos años. Uno de los más recientes lo sufrió el mausoleo de Francisco de Borja Valdés y Cuevas, ex diputado y cuñado del presidente Ramón Barros Luco, de donde en menos de un año sustrajeron un valioso Cristo de madera tallada y una puerta con bajorrelieves.

Durante 2011 se han detectado un robo flagrante de una pieza patrimonial y realizado ocho denuncias similares. Para evitar estos delitos es que la dirección del camposanto optó por instalar 14 cámaras de seguridad en los cuatro accesos del recinto y en lugares estratégicos donde se concentra la mayor cantidad de público, como las cajas y los mesones de atención. “La intención es tener una reacción inmediata ante la comisión de cualquier delito y centralizar la seguridad del cementerio”, indicó Tulio Guevara, director del recinto.

El delito más común en este cementerio es el robo de piezas de alto valor patrimonial, el que cometen bandas criminales organizadas que luego comercializan las piezas en el mercado informal. Entre los objetos más “apetecidos” por los delincuentes están las estatuas de mármol y los vitrales que adornan los mausoleos más antiguos del lugar, piezas que los ladrones pueden sacar en vehículos del cementerio. Otras cosas que se han llevado desde tumbas y criptas son manillas de bronce, crucifijos y antiguos jarrones de piedra.

La detección de los robos, indicó Guevara, se dificulta por las escasas atribuciones de control de los aproximadamente cuarenta guardias. “Legalmente, nosotros no podemos no podemos decirle a un visitante que abra la mochila o la maleta del auto. Las cámaras, en cambio, nos permiten detectar situaciones de peligro sin necesidad de controlar a nadie”, explicó el directivo.

Las cámaras son controladas desde una central al interior del cementerio, la que además está en línea con los computadores de la jefatura. Ante cualquier situación sospechosa que se detecte, los guardias cierran los accesos principales para dejar adentro a los posibles delincuentes.

Piezas protegidas

La administración de la necrópolis pretende aumentar a 50 el número de cámaras, esta vez en las calles principales y en los sectores más vulnerables al robo, donde se ubican los mausoleos más antiguos y con menos visitas.

En el casco histórico es donde se producen la mayoría de los robos de piezas patrimoniales. Ahí se ubican los mausoleos más antiguos, algunos de los cuales cuentan con piezas susceptibles de ser sustraídas. Un catastro realizado por la Bidema de la PDI detalla que en el sector hay 237 esculturas, 24 monumentos y memoriales y 10 santuarios populares. Además de este inventario, la dirección del Cementerio General recomienda a las familias llevar el detalle de los objetos y tomar fotografías de los panteones, para, en caso de robo, tener una referencia.

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“Con las cámaras hemos querido replicar lo que se hace en la ciudad. Así inhibiremos potenciales delitos y brindaremos seguridad a los visitantes”

TULIO GUEVARA

DIRECTOR CEMENTERIO GENERAL