La aldea incompleta de Rapa Nui

En octubre se cumplen 19 años desde la recuperación de Tongariki. Pero aún está pendiente develar la historia detrás de los petroglifos del lugar.

(La Tercera – 12/09/11)
Por María Elízabeth Pérez

La historia de Tongariki mezcla relatos mitológicos, guerras intestinas y ocupaciones de tribus que datan del siglo X. El ahu, en la costa este de Rapa Nui, es el centro ceremonial más grande de la isla, con 15 moais con rostros distintos y situados en medio de una desconocida aldea que guarda, silenciosa, restos de casas-bote, umus (cocinas) y centenares de petroglifos, donde honu (tortugas), ika (peces), tangata manu (hombre pájaro) y Make Make (dios rapanui), yacen como huellas del pasado de la isla.

En octubre próximo se cumplirán 19 años de la recuperación del ahu, que fue arrasado por el tsunami de Valdivia, en 1960. Entonces, olas de 10 metros arrastraron 100 metros tierra adentro a los gigantes.

La recuperación del sitio fue todo un hito en la historial local, con expertos chilenos, extranjeros y con los propios isleños trabajando mano a mano para reconstruir uno de los lugares más importantes para el pueblo, como explica la jefa provincial de Conaf, Ninoska Cuadros.

“Aquí están los restos ancestrales de quienes hace miles de años dieron forma a esta aldea y hay leyendas de niños que dan el nombre al sector de petroglifos: Tatatku Poki (niños en rapanui) es un lugar sagrado para los pascuenses, y si bien es un museo al aire libre, nuestros guardaparques deben lidiar con turistas que a veces no lo respetan. Es un lugar para ver y sentir, no para hacer eventos”, precisa.

Con una plataforma de 100 metros, Tongariki se yergue frente a la bahía de Hanga Nui y al volcán Rano Raraku, y su cantera, con 397 moais en distintas fases de construcción. “El ahu Tongariki refleja una larga historia de construcciones, reciclaje de elementos, fusiones tribales. Probablemente, de unos siete u ocho siglos, dice el isleño Enrique Tucki, quien fue parte de este proceso de restauración como miembro de Conaf.

Los moais comparten terreno con antiguas construcciones de casas tipo bote y de las cocinas ancestrales del pueblo rapanui, con centenares de figuras grabadas en las piedras. “Hay, literalmente, cientos de figuras rupestres, en particular dentro del sitio denominado Papa Tatatku Poki, que es el sitio de arte rupestre más importante de la costa sur de la isla”, señala el isleño. Ahí se aprecian diversas figuras alusivas a criaturas marinas y mitológicas.

“Este sitio está asociado a una aldea de elite de grandes proporciones, la cual, según parece, estaba asociada, a su vez, al ahu Tongariki. Las figuras son muy vulnerables, y están protegidas en un área dentro del perímetro de Tongariki”, precisa.

Para el isleño, interesado en el devenir de este sitio, “reconstruir la evolución histórico-cultural de Tongariki es una tarea pendiente. Sólo se cuenta con informaciones aisladas”, afirma.

Arrasado por el mar, este sitio dio cuenta por décadas ante los ojos de isleños y visitantes de la fuerza destructiva de la naturaleza. Una vez restaurado dejó a la vista la monumentalidad de la arquitectura y estatuaria rapanui y la dinámica historia de su pueblo, con fusiones entre familias, linajes y tribus, explica la jefa provincial de Conaf.

Precisamente, lo que buscan las actividades de conmemoración es volver a llamar la atención sobre los trabajos que aún hay que hacer para develar la verdadera historia que hay detrás del misterio del ahu Tongariki y la aldea que lo rodeó.