Las tiendas que emigran al barrio Italia

Una galería de arte, una tienda de diseño y una peluquería se mudaron del exclusivo sector de Alonso de Córdova, en Vitacura, para aterrizar en el nuevo y emergente polo de diseño capitalino. Hasta ahora, la apuesta ha dado buenos dividendos.

(La Tercera – 29/08/11)
Por Carlos Palacios Sturiza

Alonso de Córdova es el sector del lujo en la capital. Boutiques internacionales, galerías de arte, tiendas de diseño y restaurantes de primera categoría funcionan en esta avenida, donde el metro cuadrado de arriendo cuesta, en promedio, US $ 52 al mes. Sin embargo, algunos servicios ubicados en sus alrededores armaron maletas y se trasladaron -o bien, abrieron una segunda sucursal- a una de las zonas más pujantes que tiene Santiago, el barrio Italia.

De Vitacura a la frontera entre Providencia y Ñuñoa. Algo así como dejar la pomposa Avenida Alvear, de Buenos Aires, para instalarse en el sector de Palermo Soho. O mudarse de las inmediaciones de la londinense Sloane Square -donde están las grandes marcas- y llegar a las callejuelas de Brick Lane, que tienen un espíritu más juvenil.

En este caso, los dueños de una tienda de muebles, una galería de arte y una peluquería apostaron por aterrizar en el nuevo polo del diseño santiaguino. Ahí, desde hace media década, las antiguas casas de fachada continua del sector se han visto pobladas por esta oleada de negocios, que combinan la exclusividad con un toque alternativo.

La pionera fue la tienda de muebles y antigüedades Mandarino, que hace cuatro años abrió un segundo local en el número 1392 de Av. Italia. La propietaria, María José Tagle, explica que llegó al sector justo cuando comenzaba a despegar. “Durante 25 años, nuestra tienda ha funcionado en Vitacura, primero en el anfiteatro Lo Castillo y ahora en la calle Los Abedules. Cuando llegamos al barrio Italia, casi no había tiendas nuevas y el boom recién partía”, cuenta María José.

Según ella, al principio, no estaba en sus planes abrir un segundo local: “Esta casa la compramos para que funcionara como bodega. Mientras la arreglábamos, comenzaron a llegar otras tiendas de diseño. Apenas estuvo lista me enamoré de los espacios y me decidí a abrir”.

En marzo de 2007 se inauguró Mandarino 2.0. “Le agregamos el número para enfatizar que se trataba de una propuesta nueva y diferente”, explica María José. Según ella, la tienda de Vitacura tiene un aire más femenino y afrancesado, mientras que la del barrio Italia es “más mestiza”. “Ahora la estamos reestructurando y vamos a incluir más piezas de diseño propio. También, un área irá destinada para exhibir colecciones que no están a la venta, como si fuera un pequeño museo”, asegura María José.

Otra que se trasladó a este lugar fue la Galería 13, ubicada actualmente en un terreno al cual se puede acceder por dos calles, Girardi y Tegualda, muy cerca de la esquina con Caupolicán. Antes, entre 2005 y 2009, esta galería de arte funcionaba en Av. Nueva Costanera, a pasos del resto de las salas de exhibición más renombradas de la ciudad. “Con mi hermano quisimos partir en el sector donde se desarrollaba el negocio del arte, donde estaban las galerías más importantes”, recuerda Rodrigo Fernández, uno de los dueños.

La decisión de dejar el barrio de Alonso de Córdova fue un tanto forzada. La propiedad que arrendaba Galería 13 se puso a la venta. “Nos dieron la primera opción de compra, pero el precio era demasiado alto: 1.040 millones de pesos por una casa de 500 metros cuadrados”, explica Rodrigo.

Sin embargo, sus dueños hoy no se arrepienten. “Compramos por 90 millones de pesos el terreno donde antes funcionaba una distribuidora de gas. Invertimos cerca de 200 millones más en construir la galería y, desde que hicimos la inauguración en mayo de este año, las ventas se han multiplicado”, cuenta Rodrigo.

Según él, en el barrio Italia venden hasta cinco veces más que en Alonso de Córdova: “La gente entra con otra disposición, más relajada y menos solemne que en Vitacura. Los clientes preguntan más y se involucran con los artistas. Fue como sacarse la sotana”.

Algo similar ocurrió con la peluquería Berlin Salon & Dealers, que durante dos años atendió en Av. Vitacura con Francisco de Aguirre, en una casa que compartía con otra tienda y un café. El dueño del salón de belleza, Christian Berlin, cuenta que también les pidieron la casa y que arrendarla completa “hubiera sido muy potente”.

Por eso, buscaron un nuevo espacio en un barrio en el que ya tenían algunos contactos. “La mayoría de los muebles de la peluquería los había comprado aquí, en la tienda Mandarino. Además, muchos de los chicos que trabajan conmigo viven por acá, al igual que varios de nuestros clientes”, explica Christian.

Cuando llegó al barrio Italia, hace un par de meses, el salón de belleza fue bautizado como Berlin BSide. “Es el lado B, con un concepto más alternativo”, asegura el dueño. Según él, a pesar de la distancia, han logrado mantener a gran parte de la antigua clientela. “Conservamos a la mayoría y se sumaron nuevos”, dice Christian.

Aunque en sus planes está volver a abrir otra peluquería en Vitacura, Christian destaca lo positivo del barrio Italia. “Entre las tiendas y negocios hay muy buena relación. Aquí se genera vida de barrio”, finaliza.