Parte plan de restauración de tradicional iglesia de San Pedro de Atacama
El MOP activó la licitación pública del proyecto de $411 millones que será financiado con recursos del Banco Interamericano de Desarrollo, y que buscará estabilizar los muros y el techo del templo.
(El Mercurio – 16/08/11)
Por Mario Alejandro Rojas
A las 12:47 horas del miércoles 14 de noviembre de 2007, un terremoto 7,7° Richter sacudió a la Región de Antofagasta. Tocopilla fue la provincia más afectada con dos muertos, miles de damnificados y más de siete mil viviendas dañadas.
Sin embargo, más de 250 kilómetros al este, en la turística localidad precordillerana de San Pedro de Atacama, el sismo también dejó importantes daños, concentrados en en su iglesia, una de las más antiguas de Chile y monumento nacional desde 1951.
A casi cuatro años del terremoto, el Ministerio de Obras Públicas (MOP) comenzó el proceso de restauración del inmueble. Para ello activó la licitación pública del proyecto, que es parte del programa Puesta en Valor Patrimonial, financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y administrado por la Subdere. El presupuesto para reparar los daños es de $411.370.771.
El sacerdote Oscar Gallego, vicario de la iglesia, explicó que el templo quedó con daños en su altar, la sacristía y el piso de pino oregón, cuyas tablas se levantaron y sus maderas fueron corroídas. Además, los muros de adobe resultaron agrietados y hasta ahora sólo habían sido recubiertos con estucos y pinturas. Los vidrios se rompieron y las puertas se descuadraron.
Asimismo, el techo quedó con serio riesgo de derrumbe por el exceso de peso generado por capas de barro aplicadas durante décadas para mantener el interior aislado de las lluvias.
Por ello se reforzarán los muros y una estructura de madera de cactus y algarrobos, amarrados con cueros de vacunos, que lo sostienen.
Además, el proyecto instalará una red de tensores que liberen el exceso de carga y se normalizarán instalaciones sanitarias y eléctricas. También un sistema de mallas y de refuerzos de las fundaciones de madera, aumentarán la resistencia de las paredes.
“Intervenciones inapropiadas”
El MOP contrató a una consultora para que hiciera un estudio sobre el estado de la iglesia. Ésta detectó “intervenciones inapropiadas” que ponían en riesgo la preservación del inmueble. Uno de los trabajos más polémicos fue la demolición de un muro exterior hace dos años, que provocó la intervención del Consejo de Defensa del Estado por el eventual daño patrimonial.
Respecto a las intervenciones, el padre Gallego dijo que hay que habilitar instalaciones para conservar y exhibir reliquias como una antigua campana de oro y bronce. Sin embargo, advierte sobre “el miedo de la comuna de perder el diseño arquitectónico tradicional”.
Comunidades indígenas y vecinos piden ser escuchados
La historia de San Pedro Atacama tiene al menos unos once mil años, época en que se asentaron los primeros pueblos indígenas que desarrollaron ahí su vida. Por esto, la comunidad atacameña (o Likan antay) exige hoy que el proyecto de las obras sea aprobado primero por su consejo. Ellos invocan el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo -al que está suscrito Chile- que exige consultar a las comunidades indígenas en materia que puedan afectarlas.
Guadalupe Selti, integrante del comité pastoral de la iglesia, afirma que “si se construye una iglesia, que sea en otro lugar del pueblo. Que este recinto, aunque se caiga, lo que dejen como está porque es sagrado para la comunidad”.
En tanto, la artesana Virginia Cruz comentó que los vecinos se encuentran vigilantes: “queremos que se respete a nuestros antepasados, porque en los terrenos donde está la iglesia (frente a la plaza) descansan sus restos enterrados por siglos”.
En siglos pasados, los habitantes de San Pedro de Atacama eran enterrados en los terrenos que rodean a la iglesia. Incluso en partidas de defunción del siglo XVIII, que aún se conservan, se puede leer: “Vecino sepultado en la parroquia”.
La alcaldesa Sandra Berna, que también pertenece a la etnia, señaló que “el terremoto dañó el campanario y un comité a cargo de la iglesia lo restauró”. Y agregó que el templo es un patrimonio que tiene un fuerte componente de identificación para la comunidad indígena de la zona.
“No hay turista que no se saque una foto con ella, pero debe ser una restauración participativa, debe haber diálogo y que la gente vea lo que se hace”, comentó la edil.
En general, lo que buscan los habitantes del lugar, es que la intervención de muros y campanarios se realice, pero sin dejar modificaciones visibles.
“Más que la plata, nos interesa que la iglesia se fortalezca, perdure muchos años y quede tal como es”, concluyó la alcaldesa Berna.